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domingo, 25 de julio de 2010

Se ejecuta plan destructivo de la producción agrícola y pecuaria del país

La Mesa Agroalimentaria y de Desarrollo Rural de la Unidad Democrática
relaciona el decrecimiento de la actividad de distintos rubros agroalimentarios con el ascenso “desmedido” de las importaciones. Adonay Ochoa, coordinador de este equipo, considera que se trata de una “estrategia bien planificada” que sólo favorece a los países afectos al llamado “socialismo del siglo XXI” y algunos “funcionarios corruptos”.
UNIDAD VENEZUELA.- Para la Mesa Agroalimentaria de la Unidad Democrática, se está ejecutando una estrategia bien planificada para destruir la agricultura venezolana y hacernos dependientes de los alimentos importados, provenientes de los países ideológicamente afines al socialismo del siglo XXI.
Esta conclusión surge tras revisar las recientes cifras de producción agrícola, pecuaria y pesquera, que describen un pronunciado descenso, mientras crecen desmedidamente las compras en el exterior. Adonay Ochoa, coordinador de esta instancia unitaria, señala que “el producto interno bruto agrícola tuvo un crecimiento de 10% en el año 2003; para el primer trimestre de 2010 el decrecimiento es de 4,5%, lo que significa una caída de 14.5 puntos porcentuales”.
Para el también Secretario Agrario Nacional de Acción Democrática y sus colaboradores “el caso mas dramático es el del sector de la pesca y la acuicultura que tuvo una reducción de un 54% del valor de su producción”, a raíz de la aprobación de la Ley de Pesca y Acuicultura en 2008, la cual es para la Unidad otra de las “tácticas destructivas del aparato productivo nacional”. La producción de azúcar, café, maíz y arroz también vieron reducidos sus inventarios entre 30% y 50% en los últimos tres años. Las hectáreas de terreno para el cultivo también se vieron menguadas.
En el caso por ejemplo del café pasaron, en el trienio 2004-2007, de 210.000 a 180.000. En lo que respecta a la ganadería, la cantidad de animales beneficiados se redujo en 15% entre 2009 y 2010, mientras el porcentaje de lácteos venezolanos que consume la población apenas alcanza el 36%.
La coordinación agroalimentaria de la Unidad observa en este comportamiento un “plan destructor del aparato productivo agrícola” que el Gobierno Nacional ejecuta con la colaboración de funcionarios extranjeros. “El Instituto Nacional de Tierras, adscrito al Ministerio de Agricultura y Tierras, con la ‘asesoría’ de ciudadanos españoles, ‘expertos en seguridad’, comenzaron con la ocupación y posterior expropiación de unidades de producción emblemáticas, pertenecientes a empresarios venezolanos y extranjeros, para luego darle continuidad a este procedimiento con la intervención y confiscación de los pequeños fundos propiedad de los medianos productores y ganaderos”, constata Ochoa. Importaciones desmedidas
Para el equipo de la Unidad encargado de estudiar los asuntos agroalimentarios, el correlato de estas acciones desestimulantes de la producción interna es la masiva operación de compra de alimentos, cuya planificación recayó en el Centro Nacional de Balance de Alimentos (CENBAL), creado con la jerarquía de una Comisión Presidencial y bajo responsabilidad de funcionarios del gobierno cubano.
“En el 2008 se decretó la emergencia alimentaria y se creó la red comercializadora PDVAL. Esto permitió hacer compras de ‘emergencia’ sin cumplir con los trámites normales para este tipo de operaciones comerciales”, destacó Ochoa, quien apunta que gracias a esto, se han podido solventar situaciones críticas de desabastecimiento de productos básicos, generados precisamente por la merma de la productividad agropecuaria nacional descrita anteriormente.
Ochoa apunta: “Con los dólares provenientes de la importación petrolera se financian las compras, necesarias para garantizar la soberanía agroalimentaria de nuestro país, en las repúblicas de Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, todas ellas solidarias con el llamado “socialismo del siglo XXI” que propugna el presidente Chávez”.
Concluye la Mesa Agroalimentaria y de Desarrollo Rural de la Unidad, que todas estas acciones terminarán convirtiendo a Venezuela en un país importador de alimentos, lo cual sólo favorece a “una camarilla corrupta, con ramificaciones internacionales, enquistada en las altas esferas del régimen y dirigida por quien la sabiduría popular ha denominado el pimentón rojo rojito, porque esta presente en todos los guisos”.

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