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jueves, 4 de noviembre de 2010

Romántico ante pragmáticos Por: Demetrio Boersner

Romántico ante pragmáticos
En su reciente gira por países de Europa y el Cercano Oriente, el presidente Chávez ha jugado el papel de un romántico de la política internacional, iluso e ingenuo frente a estadistas pragmáticos y calculadores que aprovecharon su visita para hacer buenos negocios a expensas de Venezuela. El Presidente vendió poco pero compró mucho
Por: Demetrio Boersner




En su reciente gira por países de Europa y el Cercano Oriente, el presidente Chávez ha jugado el papel de un romántico de la política internacional, iluso e ingenuo frente a estadistas pragmáticos y calculadores que aprovecharon su visita para hacer buenos negocios a expensas de Venezuela.

El Presidente vendió poco pero compró mucho, incluido un nuevo gran lote de armamentos, una central nuclear sobre cuya calidad pesarán las dudas derivadas del recuerdo de Chernobil, y un programa de viviendas excesivamente costosas. Más grave que ello es el hecho de que insistió en desplegar una vez más ante sus anfitriones y la prensa mundial un intolerable desconocimiento de la realidad internacional, lanzando llamados a favor de una utópica solidaridad antiimperialista y hasta anticapitalista (cuando todos los países que visitó son capitalistas y satisfechos con ello).

En la actualidad las potencias pequeñas y grandes, de cualquier tendencia política, se preocupan ante todo por superar la crisis económica mundial que afecta a todas, y adoptan conductas realistas y pragmáticas. Es probable que hasta Irán, aunque esgrime el arma ideológica del islamismo militante y usa tácticas riesgosas, conserve algo de la racionalidad que caracterizó a los persas desde los tiempos de Ciro.

Los demás países que Chávez visitó, todos están en proceso de desideologización. Pese a ello, nuestro mandatario insistió en expresar su nostalgia de la época soviética en una Rusia que, bajo el liderazgo de Putin, sigue privatizando sus empresas y actúa sobre la base de un egoísmo nacional exento de cualquier contenido mesiánico, ya sea cristiano ortodoxo como en la época de los zares, o revolucionario como bajo el régimen comunista.

Lo mismo sucede en Bielorrusia y en Ucrania (China ni siquiera ha querido recibir al gobernante venezolano por temor de que ataque al imperio o elogie la represión de disidentes). En Siria alBashir, que encabeza un régimen laico, maneja el antisionismo y el antiyanquismo como medios de presión nacionalista y no como fines en sí. El otrora temible Muamar al-Gadafi se ha moderado y ha abierto Libia a la inversión privada transnacional.

En Portugal ­única democracia occidental incluida en el periplo , los moderados socialistas de Mario Soares y José Sócrates sólo aspiran a administrar satisfactoriamente su economía social de mercado, a defender los intereses de las comunidades lusas en Sudamérica y a propiciar buenos negocios para sus sectores público y privado.

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