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miércoles, 9 de marzo de 2016

Motores socialistas

¿Para qué los 14 motores socialistas?
Miguel Bahachile        EL UNIVERSAL
Se ha hecho práctica común del Gobierno presentar planes o ejecutorias (cuando las hay) mediante uso de parábolas ciertamente rimbombantes pero huérfanas de desempeños. Usar dictados descollantes como "Motores" para dar respuesta a los progresivos malestares de la población, irritada por la escasez e inseguridad, luego de 17 años de "socialismo", es otro ensayo de maniobra de los tantos que a diario se anuncian por medios oficialistas tratando de ocultar realidades claramente inocultables.

El presidente de la República en cadena nacional de radio y TV, durante casi 5 horas, reunido con todos sus colaboradores y algunos invitados, esgrimió la ruta de 14 motores seleccionados para impulsar el desarrollo económico y social del país. Señaló que esos motores trabajarían en el marco del "Consejo Nacional de Economía Productiva" para convertirlos en "máquinas productoras". Veamos:

Agricultura Urbana; Sistema Farmacéutico; Sector Industria; Exportaciones; Economía Comunal, social y socialista; Hidrocarburos; Petroquímica, Minería; Turismo; Sector Construcción; Sector Forestal; Telecomunicaciones e Informática; Banca Pública y Privada; son los 14 motores promovidos por el Presidente como si se tratara de una creación inédita en la vida republicana de Venezuela para ejecutar tareas que serían normales en cualquier democracia liberal. ¿No es función de cada Ministro rendir cuentas de sus débitos sin tanta alharaca, con o sin motores?

Al vecino poco le importa que los motores, turbinas, o plantas termonucleares sean socialistas o no, si ello contribuye a eliminar las colas, adquirir leche y harina en cualquier abasto, lograr que salga agua del grifo de su vivienda, obtener luz al pulsar el suiche, transitar por las vías sin caer en algún hueco, tener seguridad personal y económica para él y su grupo familiar, obtener respuesta médica oportuna en hospitales públicos, adquirir medicinas para sus dolencias y, en fin, recurrir ante cualquier entidad pública o privada con la seguridad de ser atendido dignamente.

En este gobierno que se hace llamar socialista no ha habido innovación de ideas durante tres quinquenios. En razón de ello se siente forzado a omitir o distorsionar la dura realidad del país pues el itinerario de los burócratas con cargos de dirección sigue siendo el mismo. A medida que persista una marcada resistencia, o temor, a discutir con claridad y pudor el fondo de la crisis, en esa misma proporción se acrecentará el desencanto colectivo. La renuencia a admitir, explicar y canalizar la situación social más conflictiva de los últimos 80 años, somete al ciudadano a una inédita orfandad.

Ya su antecesor, el presidente Chávez, había esgrimido cinco motores con otras denominaciones cargadas de un ideologismo claramente fallido: Vía al Socialismo, Estado de Derecho socialista, Educación con valores socialista, Reordenamiento socialista de la geopolítica de la nación, y Explosión del Poder Comunal. Es evidente que la inserción del término "socialismo" en todos los ámbitos del Estado sólo ha servido para reforzar una "concepción romántica" que, por decir lo menos, ha hundido al país en la inactividad y corrupción.

La población entendería que ciertamente se requieren motores especiales para activar la explotación de la mayor reserva petrolera del mundo, pero, ¿cómo encaja alguna de esas máquinas en la producción de pan, alimento básico evidenciado en gráficas durante el reinado de Ramses III de Egipto (1153 AC), pasando por las 328 panaderías contabilizadas en Roma 30 años AC? ¿Motores?

Es inservible pues seguir anteponiendo términos gloriados a tareas institucionales propias de cada gestión administrativa. Conferir por decreto instrumentos casi esotéricos (motor) solo contribuye a ocultar la realidad y ofrecer al burócrata un refugio que justifique su ineptitud. Los caminos de la democracia son claros; no a través de laberintos. Eficiencia, honestidad y, sobre todo, cuentas claras. Todo lo demás es dramatismo teatral por demás inútil.

miguelbmer@gmal.com
@MiguelBM29

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