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viernes, 3 de junio de 2016

Las contradicciones de la diplomacia argentina

Las ambiciones contradictorias de la diplomacia argentina

Publicado en: ActualidadInternacionales
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Ilustración: Andrea Phillips
Ilustración: Andrea Phillips

Estuvo a cargo de la logística en la Organización de Naciones Unidas (ONU), un departamento con poder y recursos, responsable por el despliegue de alimentos, asistencia a refugiados y tropas de paz, elementos claves en la mediación de conflictos internacionales, publica verticenews.com.
Por Casto Ocando | @cocando
Su gran ambición es conocida en la organización, particularmente su deseo de llegar a la cima. Pero uno de los puntos débiles de Susana Malcorra, actual canciller de Argentina, era la falta de trayectoria y experiencia política, de acuerdo a varias personas familiarizadas con su carrera consultadas por Vértice.
Ingeniera que trabajó por más de una década en la subsidiaria argentina de la transnacional tecnológica IBM, Malcorra llegó a las Naciones Unidas como tecnócrata sin haber ejercido cargos políticos. “Pero estaba decidida a remontar la cuesta”, dijo una de las personas que conoció su desempeño desde el principio en la ONU.
Usó los recursos de la división de logística para ascender en la compleja burocracia de la organización, hasta llegar a la jefatura de gabinete del secretario general Ban Ki Moon.
“Donde iba Ban Ki Moon iba Malcorra. Tejió relaciones externas, con la libreta de teléfonos del Secretario General en mano”, indicó la fuente. También aprovechó su ascendencia sobre el Secretario General para hacerse de aliados dentro de la ONU.
Su gran oportunidad de saltar a la arena política, y de ahí a la competencia por el puesto de Secretario General de la ONU, fue el ofrecimiento del presidente argentino Mauricio Macri para que se hiciera cargo de la Cancillería de su país, a pesar de la escasa afinidad política entre ambos.
Pero incluso antes de la llegada de Macri, ya Malcorra había comenzado a mover sus piezas en su ambicioso ajedrez para llegar al máximo cargo de la ONU.
“Los arreglos de Malcorra, entre ellos con Venezuela, son antes de la llegada de Macri. El incentivo de atar acuerdos con Venezuela tiene que ver con la presencia de ese país como miembro del Consejo de Seguridad ampliado de la ONU. Y las conversaciones de pasillo en la ONU dicen que Malcoma ya cuenta personalmente con el apoyo de Venezuela para ser candidato al organismo”, indicó la fuente diplomática.
De hecho, la televisora estatal Venezolana de Televisión (VTV) difundió un comunicado de felicitación a Malcorra tras su nombramiento como Canciller del gobierno de Macri, y mostró imágenes de Malcorra al lado de la canciller venezolana Delsy Rodríguez durante un encuentro en Nueva York, cuando la argentina era todavía la jefe de gabinete de Ban Ki Moon.
Conflicto de interés
Macri llegó al poder utilizando sus sonoras denuncias sobre las violaciones del gobierno de Venezuela a las libertades políticas como uno de sus ejes de campaña. En reiteradas ocasiones se pronunció respecto a la situación de los Derechos Humanos y los presos políticos en el país.
Por ejemplo, en Febrero de 2014, le dirigió una carta a Nicolás Maduro titulada “Donde usted ve al enemigo, yo veo venezolanos”. Entre otras cosas, Macri le exigió a Maduro con dureza la liberación de presos políticos y que controlara “las fuerzas parapoliciales que esparcen el miedo y la muerte a balazos”. También lamentó que los venezolanos “ya casi se quedaron sin medios de comunicación porque usted los cerró, los ahogó, los persiguió, y hasta los echó del país”.
Sin embargo, desde su nombramiento como canciller de Argentina, las declaraciones del presidente Macri se han visto aplacadas y en algunos casos contrastadas por las opiniones de Malcorra, con respecto al tema venezolano, dejando en el camino serias interrogantes sobre quién establece la política exterior de Argentina.
Una semana antes de ser electo como nuevo presidente, el 15 de Noviembre de 2015, Macri difundió un mensaje por la red Twitter asegurando que se comprometería “a suspender a Venezuela del Mercosur por sus abusos con la democracia”.
El 23 de Noviembre de 2015, un mes antes de la cumbre anual de Mercosur, Macri ratificó que exigiría aplicar la cláusula democrática a Venezuela, de acuerdo a los reglamentos del bloque económico.
“Lo vamos hacer como lo dijimos en la campaña. Vamos a invocar la cláusula democrática contra Venezuela, le corresponde por los abusos y por la persecución a los opositores”, declaró entonces el mandatario argentino.
Cuando la oposición venezolana ganó el control absoluto de la Asamblea Nacional tras las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre de 2015, Malcorra se apresuró a decir que ya no había condiciones para aplicar la cláusula democrática del Mercosur contra Maduro, como lo había prometido Macri.
“La cláusula democrática se aplica sobre hechos y el hecho eran las elecciones del día de ayer. Creo que hoy podemos decir que las elecciones han funcionado dentro de lo que el marco democrático establece y todo indica que los resultados han sido reconocidos por Maduro”, indicó Malcorra, sin mencionar la persistencia de “los abusos” y “la persecusión a los opositores” denunciada por Macri dos semanas antes.
Macri no cumplió con su promesa de solicitar la aplicación de la cláusula democrática a Venezuela, pero en la cumbre de Mercosur en Paraguay, el 21 de Diciembre de 2015, cuestionó la democracia propugnada por Maduro afirmando que en el bloque económico suramericano “no puede haber lugar a persecuciones ideológicas”. También insistió en la liberación de presos políticos, entre ellos el candidato presidencial Leopoldo López y el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, amigo personal de Macri.
“Pido expresamente a todos los presidentes la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela”, dijo el presidente argentino en la apertura de la cumbre de Mercosur. “En los estados parte de Mercosur no puede haber lugar a persecuciones ideológicas. Mi visión de la democracia va mucho más allá que acudir a las urnas cada cierta cantidad de tiempo.
La democracia es una forma de vida, un pacto de convivencia”, acotó, en contraposición a las afirmaciones de Malcorra pocos días antes.
El siguiente episodio que confirmó la bipolaridad de la diplomacia argentina se produjo durante la sesión extraordinaria en la Organización de Estados Americanos (OEA) a principios de Mayo pasado, para discutir la crisis venezolana, y una posible aplicación de la Carta Democrática del organismo multilateral.
A diferencia de la posición radical que había mostrado Macri meses antes, la canciller Malcorra suavizó la postura argentina ante el caso Venezuela, en abierta discrepancia con la línea presidencial.
“Me parece que la discusión de la Carta Democrática es apresurada. Antes es importante elaborar una oportunidad de mediación y diálogo”, declaró Malcorra.
Horas después de ese debate en la OEA, el presidente Macri propuso una salida más radical a la crisis venezolana, en un encuentro con un grupo de corresponsables extranjeros en Buenos Aires. Macri le pidió a Maduro que abriera “la puerta al diálogo para que se dé un proceso de transición porque así Venezuela no puede continuar”.
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