Tres años con Maduro: Oportunidades perdidas
Nicolás Maduro Moros cumple, oficialmente, tres años en la Presidencia de la República. Si algo ha caracterizado a este periodo, ha sido la duda. Desde un principio, comenzando con aquellas turbias noticias de la salud de Hugo Chávez. Entre el 9 de diciembre de 2012 y el 5 de marzo de 2013, no existieron partes médicos, solo consignas, discursos de poca imaginación que se anulaban unos con otros. Mientras tanto, el perfecto desconocido ungido en el Palacio de Miraflores, hacía su presentación en sociedad. Con el anuncio de la muerte de Chávez llegó la campaña y con ella de perfecto desconocido pasó a fantoche. La falta de personalidad lo ha llevado a crear todo un subgénero del discurso político dedicado a la redundancia y a la triste tarea de querer ser algo que no se es. Así llegó a las elecciones de abril y así dilapidó un capital político todavía robusto en 2012. Allí nació una nueva duda sobre si realmente ganó las elecciones y desde ese entonces, también se ha dudado de su nacionalidad. Pero la duda transversal que lo ha acompañado en estos tres años de presidencia, es si realmente es el dueño del poder.
Si para algunos llegar a presidir la Asamblea Nacional ha sido una labor de toda una vida, Maduro logró en una década pasar de diputado a Presidente de la República con una larga etapa como Canciller y una vicepresidencia casi ficticia. Un ascenso meteórico sin mayor mérito que su adhesión incondicional al jefe. Se puede hablar de lo afortunado que ha sido, pero también de las oportunidades perdidas y de cómo tanta ventura se puede tornar en maldición. A pesar de las múltiples dudas que se tenían de Maduro para abril de 2013, los primeros meses de alguien en un cargo son siempre de expectativa. Más allá de las protestas por el resultado electoral, Maduro pudo haber aprendido alguna lección de nuestra historia y dar un viraje e iniciar la apertura a una nueva etapa política y económica para Venezuela. Pero no fue así, prefirió recurrir a los mismos errores y agravarlos, a la nomenklatura cada vez más corrupta y desastrosa. A estar al borde del precipicio y dar un paso al frente.
También tuvo la oportunidad del diálogo, de un verdadero diálogo, de llegar a acuerdos con los venezolanos que a comienzos de 2014 decidieron salir a las calles a protestar. De entender que los problemas son reales y que necesitan soluciones efectivas. Que desconocer a una parte del país, cada vez más grande e insatisfecha, impide potenciar al máximo las posibilidades de una nación. Tuvo la oportunidad de aceptar, en diciembre de 2015, que Venezuela en pleno anhela un cambio de todos los órdenes y que lo que él representa no da para más. Pero más ha podido la crueldad, la corrupción, la mafia de un grupo que solo se ha nutrido de un país rico en recursos pero de pobres gobernantes, que nos han sumergido, a todos nosotros, en una crisis que ya es humanitaria.
En datos del periodista Franz von Bergen, el legado de Maduro a tres años de su toma de posesión, es el de 27.875 venezolanos asesinados en 2015 (con un acumulado de 77.618 entre 2013 y 2015); 125 días de viajes por el extranjero; 1.200 horas en las pantallas de nuestros televisores y más de 3.000 protestas que exigen un compromiso del gobierno que dice representar al pueblo. Ni hablar de los hechos de corrupción, el egoísmo y la burla, la escasez y una inflación incesante que, mientras escribo estas líneas, sigue aumentando el costo de la vida de los venezolanos.
A tres años de Nicolás Maduro Moros como Presidente de la República, las dudas no cesan, pero sí la falta de decisiones. Así como la cordura de quienes detentan el poder para reconocer que se les pasó el tiempo y es momento de una profunda transformación de Venezuela.Guillermo Ramos Flamerich – 22 de abril de 2016
Nicolás Maduro Moros cumple, oficialmente, tres años en la Presidencia de la República. Si algo ha caracterizado a este periodo, ha sido la duda. Desde un principio, comenzando con aquellas turbias noticias de la salud de Hugo Chávez. Entre el 9 de diciembre de 2012 y el 5 de marzo d
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