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miércoles, 13 de abril de 2016

Chuo Torrealba : Repensando la MUD

Chúo Torrealba: La dirección política de la unidad está severamente aquejada

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Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 12 abr 2016.- Jesús “Chúo” Torrealba reveló que desde el 3 de enero, momento en que la MUD no logró un acuerdo para elegir por consenso al presidente de la Asamblea Nacional, “la dirección política de la unidad democrática está severamente aquejada por falta de coherencia y organicidad”..
“Ese impacto fue que nuestros compañeros de Primero Justicia, mis hermanos, dijeron: ya va, el G-4 es una estructura que funciona sobre la base de la confianza, y esta confianza ha sido resquebrajada. Esto ya no es un G-4, sino que es un 3 contra 1”, dijo en referencia al funcionamiento del llamado G-4, grupo conformado por los cuatro partidos con más alta votación y utilizado para tomar decisiones ejecutivas.
El señalamiento lo hizo en el foro que organizó la Fundación Espacio Abierto, que dirige Luis Manuel Esculpi en el que precisó que existen conversaciones para restaurar el funcionamiento pleno del G-4 y que se esperan anuncios en los próximos días.
Comenzó su intervención reconociendo que le había tocado en suerte tener el testigo en la mano, en el momento en que se obtuvo la victoria más importante de los últimos 17 años; una victoria que reconoció que formaba parte de un largo proceso de aprendizaje que había significado un gran sacrificio para muchas personas, algunas de ellas pagando precios altísimos.
“Aquí hubo un tramo de la lucha muy arduo, muy duro; cuando estábamos enfrentando a un liderazgo carismático en el cual los venezolanos confiaban, que lo creían un santo. Ese sujeto además tenía todo el dinero del mundo. La picaresca venezolana dice que “chequera mata galán”. Nosotros enfrentamos durante mucho tiempo a la mejor de las criaturas: a un galán con chequera”.
Agregó que ese proceso fue afrontado con valor y estoicismo por una gran cantidad de venezolanos y en ese sentido, agradeció a aquellos que ya en 1999 comenzaron a expresar las primeras consignas: “Con mis hijos no te metas”, hasta los que ahora el pasado 6D amanecieron abrazados de las máquinas de votación para que no se robaran las actas.
Al preguntarse que dónde está la oposición hoy en día, respondió que se encontraba administrando el éxito y no sólo el éxito electoral, sobre todo, si se compara con lo que era la conseja mayoritaria que provenía, según Torrealba, de unos “sabios” que predecían que aquí no iba a haber elecciones; que si las había, el gobierno las iba a ganar, porque la trampa ya estaba montada; que si por alguna casualidad la ganábamos, nos la iban a robar.
“Frente a esa conseja nosotros tuvimos que actuar como debíamos hacerlo; con humildad, con constancia, con perseverancia, y, en ese sentido nosotros estamos inventariando nuestro éxito electoral. Pero también fue un éxito programático. Nosotros durante mucho tiempo constituimos un grupo de gente que se unió, y se unió para luchar contra el proyecto totalitario”.
Torrealba reconoció que en la campaña electoral del año pasado, la MUD presentó otras cosas; por ejemplo, se le dijo al país que esta pelea pasaba por sacar a Diosdado Cabello de la presidencia de la AN; como sacar a Maduro de la presidencia de la República; pero que su objetivo iba mucho más allá; construir una Venezuela libre y productiva en unión de todos los venezolanos.
Todo ello en el marco, según Torrealba, de una democracia funcional, eficiente; con instituciones, pero con instituciones llenas de pueblo, y que eso introduce un cambio cualitativo muy importante; porque pasamos de ser una unidad reactiva, a ser propositiva.
El otro aspecto que enumeró Torrealba fue el hecho de que, a su juicio, pasamos de ser una unidad carismática a ser una unidad política, en el entendido de que la victoria del pasado 6D fue el resultado de un esfuerzo sostenido por una dirección colectiva, y donde no había “estrellas de rock”, sino gente de talante modesto que se puso a hacer el trabajo, y lo hizo bien, y explicó que decía eso porque en otra época, por la debilidad de los partidos, esa dirección fue sustituida por el brillo de las personalidades; lo que terminó por intoxicarnos.
Según Torrealba, fue la época de la “hoguera de las vanidades”; donde las coincidencias y las diferencias entre las figuras se transformaban en fortunas o tragedias como resultado de las luchas, y que ese fue otro factor que logramos superar con el esfuerzo de 2015, y que fue eso lo que permitió que esta dirección política fuese efectiva, en ese sentido.
Seguidamente, pasó a referirse a tres hechos que, a su juicio, reflejan muy bien la situación en la que nos hallamos; en primer lugar las declaraciones, que calificó de golpistas, del general Padrino López, porque consideró que no era de su incumbencia el tema que abordó; que él no era jefe del “Partido Militar”, ya que ese partido no existe; como tampoco vocero político de la fuerza armada, ya que para eso estaba el comandante en Jefe.
“No solamente es una declaración contra la AN, sino que también se trata de una declaración que desafía al jefe político de la FAN, que es desgraciadamente Nicolás Maduro”.
El segundo hecho, a juicio de Torrealba, lo constituyó la situación que se dio en el Consejo Nacional Electoral, a partir del momento en el cual Tibisay Lucena obligó a la oposición a recoger firmas, para que se le permita a la oposición recoger firmas, a los fines de convocar a un referéndum. Quitó prestado un concepto a la teoría económica: la ley de los rendimientos decrecientes, e ilustró el asunto diciendo que así como Corpoelec está para anunciar apagones, y no para producir energía; así como Hidrocapital está para explicar por qué no llega agua a las casas, en lugar de suministrarla; ahora tenemos un CNE que está tirado en el suelo para que no haya elecciones”.
El tercer hecho tiene que ver con las declaraciones de Hermann Escarrá, y las que, a juicio de Torrealba, convierten a este abogado en vocero y operador político de Nicolás Maduro, resaltando con ello la soledad en la que se encuentra el susodicho; pues a su modo de ver, Escarrá vino a decir lo mismo que dijo Padrino López, sólo que 24 horas después; por lo que concluyó que Maduro carece de iniciativa política.
“La agenda golpista lamentablemente está ganando terreno dentro del ámbito oficialista. Eso es lo que está ocurriendo, y esto porque no hay orden. Hasta entonces el oficialismo era una suerte de cadena alimenticia; donde el orden lo establecía una figura carismática que decidía de todo. Ese sujeto desapareció, y desde entonces el oficialismo se transformó en una guerra de facciones, compitiendo todos por la renta petrolera. En esto se han pasado tres años y medio; hasta que se han dado cuenta de que el desorden está conspirando contra ellos mismos”.
En estas condiciones, a su modo de ver, el oficialismo tuvo que apelar al militarismo, un fenómeno que calificó de excrecencia, como morbo; tomando en cuenta que ante la inminente derrota absoluta, hay la búsqueda de un orden que les permita sobrevivir, y como ningún liderazgo lo garantiza, entonces cobra una importancia nueva dicho fenómeno del militarismo.
Ilustró esta situación hablando de tres casos: el pronunciamiento de los gobernadores militares, donde no estuvieron incluidos los identificados con Maduro; la conducta que ha adoptado Rodríguez Torres y las citadas declaraciones de Padrino López, y que dada la gravedad de la situación a que daban lugar, la oposición tenía que actuar con mucha mesura, pero con eficiencia; con sobriedad, pero con asertividad.
“Nosotros no podemos olvidar que somos los que somos; es decir, que no somos las víctimas de antes, sino que somos la nueva mayoría nacional, lo cual implica una responsabilidad”.
Se valió de una frase el animador de TV, Carlos Fraga, para quien las percepciones marchan mucho más lentas que las realidades, para hacer ver que Maduro parecía vivir en el 2006; pues se sigue comportando como si fuese jefe de algo, y que en el caso de la oposición también sucedía lo mismo; la realidad había cambiado, pero la percepción no se ha cambiado; que fue lo que lo llevó a definir esta situación como la mayoría democrática de este país, y, a ese respecto, recordó que la MUD había sacado el 64% de los votos, y que hoy en día el 84% del país quiere a Maduro fuera del poder.
Hizo ver que todavía hay gente en la oposición que se vuelve pesimista, a propósito de la conducta dilatoria de Tibisay Lucena con respecto al referéndum o la del TSJ; no entendiendo que la oposición es hoy la mayoría, y esto porque todavía se tiene la percepción del pasado, y que eso aplicada también a la dirigencia política.
Redundó en el tema de la gravedad de la crisis que hoy confronta Venezuela, y, aun cuando confesó que durante toda su trayectoria política siempre había recomendado hacer las cosas poco a poco; en este instante él creía que había que hacerlas lo más pronto posible, antes de que las cosas se agraven más, y que a lo primero que había que llegar era a un acuerdo político, y que si era posible llevarlo a cabo, incluso, peleando; como se venía de demostrar en las puertas del CNE.
Hizo un resumen de todo lo que se realizó durante el 2015 a los fines, por una parte, de que se realizaran las elecciones; por la otra, tratar de ganar esas elecciones; pero que ahora el 2016 le parecía aún más cuesta arriaba para la oposición; ya que afrontaba el reto de construir una salida pacífica a una crisis política, en el marco de una crisis económica pavorosa, que genera unas tensiones sociales inenarrables.
“No basta con decir: yo quiero construir la Venezuela unida, y yo tengo una estrategia para llegar a ese objetivo; que es la estrategia que hemos definido como democrática, pacífica, constitucional, electoral, y que es todo un logro. Pero, además, tenemos una hoja de ruta, en la cual esa estrategia se concreta en práctica social y en discurso político cotidiano”.
Recordó que él había llegado a esa “silla eléctrica”, que ocupa hoy en día, un 24 de septiembre de 2014, y que al hacerlo lo primero que había dicho era: vámonos para la calle; pero no la calle de las marchas, a las que llamó reuniones de los ya convencidos o de las barricadas, que a su juicio son acciones de vanguardia, sino la calle de los barrios y de todos los sectores sociales de Venezuela; por lo que afirmó que había que construir una nueva gramática de la calle, que creara un lenguaje hacia ese pueblo por convencer.
Sacó a relucir el papel de Nicolás Maduro en esas circunstancias, a partir del momento en que él le impide a la oposición ocupar espacios en los medios de comunicación – en relación a la compra de medios – ; que fue lo que dio lugar al “casa por casa”, y de allí a sacar casi ocho millones de votos estaba a la vuelta de la esquina; sólo que le pareció que ahora ya la estrategia del “casa por casa” no basta; porque ahora de lo que se trata es de la organización, de la construcción de músculo y cultura democrática ahí, en aquellos sectores de Venezuela donde está la gente sufriendo.
“Esto yo digo que es contranatural porque nuestros partidos están diseñados para ganar elecciones”.
Seguidamente, entró en consideraciones en torno al tema de la unidad. “Yo debo decir que desde el 3 de enero de este año la dirección política de la unidad democrática está severamente aquejada por falta de coherencia y organicidad”.
Torrealba se remontó al momento en que se logró el acuerdo de la tarjeta única en agosto de 2015; muy condicionado por la presión de Voluntad Popular, habida cuenta de los reclamos que hacía a partir de su condición de fenómeno electoral reciente y acelerado, y que fue lo que dio pie a su incorporación dentro del llamado G-4; el grupo de los cuatro partidos más representatovos, en este caso, Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular.
Lo definió como el corazón del comando de campaña, al que se le agrega la figura del Secretario ejecutivo de la MUD, de modo que vino a ser el G-5, y que las cosas marcharon en armonía allí hasta el día 3 de enero cuando no se obtuvo un acuerdo para elegir al presidente de la AN, y que, por tanto, se tuvo que ir a una elección; que fue lo que produjo un impacto interno.
“Ese impacto fue que nuestros compañeros de Primero Justicia, mis hermanos, dijeron: ya va, el G-4 es una estructura que funciona sobre la base de la confianza, y esta confianza ha sido resquebrajada. Esto ya no es un G-4, sino que es un 3 contra 1”.
Añadió que a partir de ese momento el grupo ejecutivo tampoco ha podido funcionar; porque no tiene normas acerca de cómo tomar decisiones, y que en esta situación hemos atravesado un trimestre completo, y un trimestre, a su juicio, donde ha pasado de todo, y argumentó que estas cosas se permitía decirlas públicamente en su carácter de dirigente político independiente, porque hay la necesidad urgente de remediar esta situación; ya que la unidad no se trata de una conquista que le pertenece a los partidos políticos, sino a todos los venezolanos.
“Pero tiene que dejar de ser una unidad para resistirse y oponerse, y debe pasar a ser una unidad para legislar y gobernar. Ese es un cambio muy importante, y tiene que generar este tipo de tensiones, y por eso es que creo que esto es normal. Pero es que tenemos que apresurarnos, porque tenemos el tiempo en contra. La crisis del país es demasiado profunda, y tenemos que decidir”.
Propuso que la MUD se transforme un gran movimiento de masas, que integre distintos sectores de la sociedad venezolana, y que sea nombrado un comando de campaña, donde los partidos políticos jueguen un papel de conducción; pero que antes la MUD debe prepararse para explicarle al país lo que se va a hacer, tan pronto se establezca un gobierno de transición.

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