Hay unas cuantas ficciones económicas, relacionadas con el tipo de cambio, con las cuales trata de alimentarnos el gobierno venezolano. La primera tiene que ver con el tamaño de nuestra economía. Si tomamos como referencia el tipo de cambio oficial, nuestro producto total se ubica en el orden de los 330 millardos de dólares. Eso nos coloca en la posición número 30 dentro de una lista de más de 180 países que publica el Banco Mundial. En América Latina estaríamos en el cuarto lugar, muy cerca de Argentina, detrás de México y Brasil. En cambio si utilizamos un tipo de cambio más realista de, digamos, 4,50 por dólar, caemos a la posición 50 en el mundo, y nos vamos al séptimo lugar en la región, detrás de Chile y Colombia, y más cerca de Perú.
Otra ficción tiene que ver con el tamaño de nuestra deuda externa. La deuda externa venezolana que se proyecta para finales de este año en unos 65 millardos de dólares, representaría alrededor de un 20 % de nuestro producto, si se usa la tasa oficial para estimar el tamaño del producto. Pero, de nuevo, si utilizamos por ejemplo, una tasa de 4,50 la deuda representaría alrededor de la mitad del producto. Preocupante.
Salario La tercera ficción la representa el salario mínimo. Al gobierno le gusta decir que tenemos el salario mínimo más alto de la región. Eso es así, a la tasa de cambio oficial. A una tasa de cambio de 4,50, el salario mínimo actual se convierte en 195 dólares, quedando en el sexto lugar en la región, detrás de Argentina, Chile, Brasil, Colombia y Paraguay.
Todas estas ficciones, construidas alrededor de un tipo de cambio de 2,15 bolívares por dólar, que es cada vez menos real, son las que hacen que el presidente persista en mantenerlo aunque sea para la importación de alguna única mercancía, de manera de poder seguir hablando de ese tipo de cambio, como el tipo de cambio oficial. Mientras tanto, el país vive la realidad de una moneda que se desintegra.
Autor: Econ. Gerver Torres (gerver@liderazgoyvision.org).
Fuente: El Universal.
Fecha: 09/08/2009
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