Tiempo de Palabra
EL UNIVERSAL
domingo 24 de octubre de 2010 12:00 AM
Lo diferente de lo mismo
El objetivo confesado del régimen es acabar con las funciones de la Asamblea Nacional. Los instrumentos son varios. El primero es la modificación del Reglamento Interior y de Debates, lo que han hecho múltiples veces, con la idea de enmudecer la tribuna que puede representar para los 67 diputados del antichavismo. El segundo es crear ese mamarracho de poder popular, con las comunas y toda la fantasía anexa, como mecanismo de generar un centro de legislación, esta vez no representativo sino "participativo" y rigurosamente controlado por el Presidente. El tercero es la liquidación del papel institucional de gobernadores y alcaldes para facilitar la acción impune del sedicente "poder popular". El cuarto instrumento es el del uso de las bandas armadas para dificultar el acceso físico de los parlamentarios opositores al recinto de la Asamblea.
¡Cómo Duele! . El Gobierno no ha terminado de asimilar la derrota. Después de negar la realidad como con frecuencia hacen los desquiciados, la protesta dentro del PSUV ha terminado por imponer su aceptación: hubo una severa derrota. No es un tema de porcentajes que, apenas, constituyen un símbolo; sino del hecho de que todo el poder del Estado, incluidos militares y civiles, altos y bajos funcionarios, millones y millones de dólares y bolívares, fue empleado para doblegar al país y no pudieron. Cabe imaginar qué pasaría en Venezuela si hubiese elecciones libres y limpias...
La derrota más importante la lleva el chavismo en el alma. Se les ve, tanto en la argumentación pirata de sus dirigentes, como en la extendida rabia de sus militantes. Aunque no se expresa abiertamente, el descontento se dirige hacia Chávez. Fue él quien cambió las listas, quien impidió la expresión democrática, quien mangoneó a los que creía suyos, quien ha pensado que sus ocurrencias producto del insomnio son tesis políticas, quien ha intentado provocar con sus arrejuntamientos con Bielorrusia e Irán pero sólo logra que lo vigilen más. Ya Washington no cae en su juego; en su travesía reciente sólo ha logrado arruinar el imperio de mil años que, como el otro chalado, soñó.
Cambiar las Reglas y el Juego. Tenía razón Chávez: en las elecciones recientes se jugaba el destino de lo que llama la revolución. Y perdió. Hoy tiene menos de lo que tenía la mañana del 26-S y sus adversarios tienen mucho más de lo que tenían para el mismo momento. En las relaciones de poder se producen desplazamientos sucesivos cuando el centro de gravedad cambia y eso es lo que ha ocurrido.
Ante este panorama se les ha prendido el bombillo con un grave riesgo: su resplandor les puede terminar de achicharrar las neuronas. Quieren construir en tres meses, antes de que se encargue la nueva Asamblea, el poder popular, participativo, protagónico, controlado y necio. Poder disfrazado de comunas y consejos comunales, junto a todo el tinglado legal aprobado o en proceso. La idea es que los militantes o adherentes del PSUV junto a otras cataplasmas parecidas se disfracen de asambleas populares, de 10, 20 o 50 personas, y comiencen a legislar por la libre, en melodía participativa y con ritmo cubano. De esta manera bordean la AN y crean la legalidad de las trompadas, cuando no de las pistolas desenfundadas. Véase si no lo que ocurrió el martes en la UCV cuando los facinerosos arremetieron con bombas contra una reunión universitaria porque no la controlaban.
Dentro de este esfuerzo por crear un centro paralelo de decisión parlamentaria resulta indispensable también llevarse en los cachos a los polos de poder representados por gobernaciones y alcaldías, al tenerlos como rezagos institucionales del viejo orden.
De esta manera el objetivo no es que mande el pueblo, ese que salta en la boca de los que lo pronuncian como si fuera una pelota de goma que se infla: el puueeeblooo; el objetivo es que manden las pandillas organizadas capaces de violentar las instituciones cuando éstas quieren o aspiran funcionar. Bastará una bandada de motocicletas participativas y protagónicas -piensan- para acabar con la deliberación genuina de las instituciones sobrevivientes como las alcaldías, gobernaciones y AN.
El Peligro. En el chavismo hay desencanto y ya no se oculta. Algunos de sus más conspicuos dirigentes se han dedicado a cuadrar las cuentas para un retiro boyante; otros viven el drama de haber conducido un sueño transformado en horror como el caso del antiguo compañero de quien esto escribe, Jorge Giordani, que contra sus deseos ahora descubre que su obra de 11 años ha producido una catajarria de ladrones, aprovechadores, codiciosos y cuatreros. Jorge, no eres inocente sino directo responsable: el romanticismo en política ( también en el amor) conduce al crimen. Creías que te estabas comiendo al mundo y lo que te comías eran los hígados de tus adversarios, y los tuyos también.
El régimen creyó construir una prisión para sus enemigos y ha terminado de construir una cárcel para los suyos. Nadie se sale sin costos. Baste ver a los más recientes para saber hasta dónde puede la venganza. Sin embargo, el descontento llega a un volumen crítico y ya no puede ser contenido en las galeras bolivarianas. Está presente en el chavismo, tanto el que se va como en el que viene en la Asamblea.
El cuadro que tiene la disidencia democrática por delante no es fácil. Hay quienes piensan que el próximo paso es seleccionar al candidato presidencial para 2012 y meten su mano desde ya a ver si los astros los favorecen. Es posible que ese paso venga con unas primarias hacia fines del año próximo, pero ahora las tareas parecieran enderezarse a impedir que Chávez haga lo que habitualmente hace que es vaciar de contenido las victorias opositoras. Recuérdese que cuando se ganó el referéndum constitucional luego lo impuso a la brava, hasta inventar un referéndum para lograr la reelección indefinida; del mismo modo hizo que alcaldes y gobernadores electos fuesen despojados de sus atribuciones; ahora quiere hacer otro tanto con los diputados al tratar de convertirlos en convidados de piedra en unas deliberaciones controladas y posiblemente desinfladas de poder decisorio.
Tal vez ahora sea inevitable que para vencer el propósito oficial las masas conducidas políticamente, sin dejarse seducir por la anarquía, tomen la calle. No hay solución en cónclaves con chavistas que han perdido el favor del jefe y éste, como ha dicho, no está dispuesto a dialogar. Lo que queda es la presión popular para defender lo que la multitud decidió a través de las elecciones y eso significa defender la representación popular en todos sus niveles: AN, gobernaciones, alcaldías, autoridades universitarias, sindicatos y gremios, y en cualquier forma de expresión democrática en la sociedad.
www.tiempodepalabra.com
twitter @carlosblancog
No hay comentarios:
Publicar un comentario