Largo tiempo tendrán que pasar purgando sus delitos por la malversación de fondos públicos
RAFAEL BELLO | EL UNIVERSAL
sábado 30 de octubre de 2010 12:00 AM
Los tiempos cambian y las realidades también. El país avanza hacia la recuperación del Estado de Derecho. De eso no cabe duda por cuanto se preserva en el venezolano la conquista de las libertades públicas y eso surte sus efectos más temprano que tarde. Eso es demostrativo por lo que ya toma cuerpo en todos los sectores de la vida venezolana. Y es compromiso general ponerle punto final al baboseo totalitario, maldición que destruye y arruina. Pero ya el pueblo avanza hacia la recuperación del sistema democrático con la fuerza de la conciencia cívica que desafía la intolerancia cuartelaria.
Es asombroso lo que durante estos años ha tenido lugar en el país, producto de la capacidad destructiva del primitivismo aventurero asido al poder en una de esas desventuras que viven los pueblos en sus procesos históricos sociales. Desventuras que dejan lecciones por la dimensión destructiva de sus ejecutorias.
Destrucción y atraso es el resultado de lo que nunca debió ser en Venezuela: un régimen totalmente desvinculado de las realidades en las exigencias de las sociedades civilizadas. Por esas contradicciones que están perfectamente delineadas en cuanto a su esencia, objetivos y consecuencias. Se trata del desarrollo y el atraso, el saber y la ignorancia, la patanería y la prestancia en la conducción pública. Un régimen fundamentado en razón de la exacerbación trivial que los envanece y los condena al desprecio colectivo y a las decisiones inapelables de la vindicta pública. Este régimen agoniza.
Largo tiempo tendrán que pasar purgando sus delitos por la malversación de fondos públicos que sobrepasan los 970.000 millones de dólares tan solo en ingresos petroleros, sin contar con la renta interna y el endeudamiento perverso. Tenemos un gran país, una Venezuela que nació para ser libre y hacer historia.
bello.rafael@yahoo.es
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