Libertad!

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miércoles, 27 de octubre de 2010

Para qué sirven los votos

Para qué sirven los votos

Desafiar lo que los votos imponen, bien podría ser el más tonto suicidio...
ANTONIO COVA MADURO | EL UNIVERSAL
miércoles 27 de octubre de 2010 12:00 AM

Pues ¡para echar pestes!, según hemos venido observando. Pestes desde el chavismo que no se termina de conformar con que esa hubiese sido la vía que la historia les impuso deberían transcurrir; y pestes desde quienes no le ven fin a esta pesadilla: cada vez que Chávez se descarrila -cosa más usual de lo necesario- la creciente población que no le soporta se vuelve airada contra la oposición por no hacer quién-sabe-qué, y rápido aparece con sorna la magullada propuesta: "están dedicados a los votos, porque están creyendo que Chávez sale con votos... ".

Pero aunque muchos no lo crean, los constantes descarrilamientos de Chávez también tienen una conexión con los votos. Con sus votos. Según transmiten las encuestas, el apoyo que le dan sus votantes cae cuando les asusta. En efecto, la estrategia de sembrar miedo no sólo cumple su cometido entre muchos de los que le enfrentan; también se asienta en sus costas...

Pero dejando de lado este extraño comportamiento de los votos, es evidente que ellos cumplen otras funciones por las que muchas veces ni nos paseamos. La primera de ellas es su carácter radiográfico. Cada elección, en efecto, nos dice lo que la población piensa y opina de Chávez y su gobierno. Y lo hace con una fidelidad tan grande que no hay encuesta que les iguale.

Más aún: los votos, cuando son analizados históricamente marcan una pauta que es fundamental tener en cuenta. El chavismo sube y baja -sin que nunca haya siquiera vuelto a su máximo histórico del triunfo del 2006- mientras que la oposición sube lenta pero segura en cada certamen electoral, hasta el más reciente donde supera al régimen. ¿Quiénes son ahora los escuálidos?

Los votos son la fotografía más realista que tenemos. Con ellos no hay "ni- ni" que se sostenga, ni modo de mantener en pie el mito del "carisma" inquebrantable de Chávez; con ellos no hay angustia que se justifique, ni temor que se salga de su justa medida.

Los votos dicen el justo punto en el que los venezolanos tienen a este régimen y le quitan a quienes se oponen al proyecto demencial que el régimen aún suspira conseguir, la angustia por una supuesta certeza de que serán apabullados. Los votos, finalmente, le dicen a los expoliados que se acerca el tiempo en que recibirán de vuelta lo que es suyo.

Los votos son preciosistas y hasta miniaturistas porque nos dicen cómo están las mesas electorales por los caminos y veredas de Venezuela, porque son sensacionales retratistas de miles y miles de circuitos, y nos echan el cuento de cómo ha venido siendo liberado cada rincón de Venezuela y cómo el chavismo se encuentra cada vez más acorralado, quedando para "el monte y sus culebras". Para quien sepa buscar, los votos nos narran el desamor que Chávez ha logrado asegurarse entre quienes hasta ayer no más esperaban sus besos.

Los votos son los grandes maestros. Ellos nos han enseñado que si el movimiento democrático quería lograr una gran cosecha, debía desechar las veleidades del 2008 y ser hasta duros con quienes pretendieran salirse del gran cauce que podía garantizar una cosecha como la del 26S. La gran enseñanza de los votos del 2010 es que la unidad perfecta sí rinde. Los votos, además, nos han enseñado a quererlos y defenderlos, a mimarlos. Pero más importante aún, los votos son maestros del futuro.

Y son maestros del futuro porque desde ya les dicen a quienes pegaron la frente al piso que apuntaron mal; a quienes no esperaron que Chávez concretara su exigencia de "un solo partido" para abandonar al PPT y otras formaciones políticas, y correr a inscribirse a esa entelequia que se llama PSUV, que pifiaron; y le están gritando a los 400 sordos que han hecho cola para inscribirse en ese circo que quiere ser el Tribunal Supremo que sus sillas pudiesen terminar siendo eléctricas.

Pero a no dudarlo son maestros del futuro porque con fuerza le hacen saber al movimiento democrático que, si se esmeran y mantienen la Unidad a toda prueba, no sólo Chávez podría verse acorralado en el 2012 por severas pérdidas en su tinglado inútil, sino que podría desaparecer de nuestras vidas.

Y le dicen a quienes insisten en que "Chávez jamás saldrá del poder por votos", que bien pudiere hacerlo por tratar de "contrariar los votos". Es decir, por no caer en la cuenta de que los votos no son otra cosa que la expresión de que él ya nos colmó el gorro y agotó la larga paciencia con que le aguantamos, y que, desafiar lo que los votos imponen, bien podría ser el más tonto suicidio que haya visto la historia política de Venezuela.

antave38@yahoo.com

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