Libertad!

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viernes, 8 de octubre de 2010

¿Cuál victoria contundente?

Los resultados de los comicios del pasado 26S muestran de una manera inequívoca quién ha sido el ganador y el perdedor de la contienda. La oposición obtuvo 5.877.646 votos (51,88%), mientras que el oficialismo sólo alcanzó 5.451.422 votos (48,12%). La impopularidad del iletrado de Miraflores y su proyecto han quedado en evidencia

Por: José Rafael López Padrino

Los resultados de los comicios del pasado 26S muestran de una manera inequívoca quién ha sido el ganador y el perdedor de la contienda. La oposición obtuvo 5.877.646 votos (51,88%), mientras que el oficialismo sólo alcanzó 5.451.422 votos (48,12%). La impopularidad del iletrado de Miraflores y su proyecto han quedado en evidencia.

Su caudal electoral ha mermado en 1.857.658 votos con respecto a las elecciones presidenciales del 2006 y en 889.060 votos en relación a la Enmienda Constitucional del 2009. Además, estos resultados echan por tierra los mitos de la invencibilidad del hiper-líder, al igual de que los sectores populares eran rojo-rojitos. Si hay un derrotado es el propio tte coronel por el carácter plebiscitario que le imprimió a la campaña.

Este proceso evidencia igualmente la grotesca manipulación del voto popular, al lograr la disidencia política sólo 65 diputados a la Asamblea Nacional (AN), a pesar de haber obtenido un 51,88% de los votos. El fondo del problema obedeció a la reforma de la Ley Electoral realizada por las focas de la Asamblea Nacional. Con la reforma de esta Ley se modificó la representación proporcional del sufragio, por un sistema mayoritario, violando de esta manera el artículo 63 de la Constitución Nacional (1999).

Con esta modificación el sistema electoral venezolano se ha transformado en el más desproporcional de la América Latina, comparable al perverso sistema anglosajón. Además, se manipularon los circuitos electorales para adaptarlos a los intereses del oficialismo. Esta estrategia ventajista le permitió al gorilato despótico construir circuitos electorales a fin de garantizarse el mayor número de curules nominales en cada estado del país.

Otro factor que perjudicó a la disidencia política fue la sobre-representación de los estados más desplobados del país en la AN. Este hecho no está relacionado con la reciente modificación de la Ley Electoral, sino con la Constitución de 1999. Ello surgió en compensación a la eliminación del Senado, en el cual estaban igualmente representados todos los estados del país. La Carta Magna de 1999 establece que cada estado tendría 3 diputados independientemente de la población que posean. Es por ello que Delta Amacuro tiene 4 diputados con apenas 100.000 electores, mientras que el estado Miranda sólo tiene 12 con más de un 1.700.000 electores. Todo este desaguisado le permitió al facho-chavismo obtener más representantes al Parlamento, a pesar de no haber contado con la mayoría del voto popular.

A pesar de todas estas adversidades de carácter jurídico, de la nauseabunda complacencia de las 4 damas del Consejo Nacional Electoral con el tte coronel, del uso de los recursos del Estado para la campaña electoral, del terror y el miedo impuesto por sus grupos paramilitares, el populismo mesiánico resultó derrotado, ya no es mayoría y por ende no pudo alcanzar las dos terceras partes de los curules de la AN. Este es el gran valor táctico de la victoria del pasado 26S.

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