Las alternativas que se disputan el voto popular no representan el mismo proyecto
Según los encuestadores, los temas que estimulan la división y el odio entre venezolanos no garantizan votos. La premisa -junto a otras tantas sobre las cuales se han basado las acciones políticas en los últimos tiempos- estará puesta bajo la lupa este domingo 23, cuando el país asista a las urnas para dirimir, no sólo el tipo de gobierno regional y local que los ciudadanos desean darse, sino también la conducta que prefiere observar en quienes conducen las riendas de la nación.
Ambas decisiones involucran claramente la escogencia de un modelo de desarrollo y de relacionamiento social, cuyas características ya habían sido definidas en la fracasada reforma de la Constitución, y que ahora, en la oportunidad de la campaña, volvieron a filtrarse de los discursos electorales.
El debate permitió revelar las diferencias entre los contendores y, sobretodo, sus modales y compromisos democráticos. Aunque la disputa sirvió poco para contrastar la calidad de las ofertas -en vista del tono escabroso que adquirió la contienda-, los votantes tienen sin embargo a la mano un buen parámetro para calificar a los competidores, a partir de la voluntad que éstos mostraron, bien para abordar los problemas cercanos a la gente, o bien para eludirlos deliberadamente en busca de mejores réditos.
Tanto las omisiones como los esfuerzos por discutirlos -aún cuando la ferocidad de la campaña los haya opacado-, constituyen datos reveladores de la idea que cada cual posee acerca del poder y de la utilidad que a éste se le pretende dar, en el caso de alzarse con la victoria. Nunca como ahora, los electores tuvieron la posibilidad de observar con tanta nitidez la conducta de las opciones dispuestas: los estilos y lenguajes usados en estos dos meses demostraron que la del domingo no es una simple elección de gobernadores y alcaldes, sino una escogencia que tendrá efectos dramáticos en la vida del país.
Las alternativas que se disputan el voto popular no representan el mismo proyecto: durante la campaña fue ostensible la presencia de contenidos vinculados a la reforma constitucional que dominó la agenda del 2007 y que, dependiendo de los resultados de este domingo, volverán ocupar la del año entrante. Si el 2D tuvo una relevancia decisiva para Venezuela, este 23N la tendrá aún más.
Los modelos que se confrontaron el año pasado, se enfrentan ahora en este segundo round, donde también los ciudadanos -junto a los aspirantes- están a prueba. Su comportamiento electoral será una cruda evaluación de la consistencia de sus preocupaciones y expectativas. Los problemas de hoy son el producto de años de desinterés por la política. Votar constituye un derecho extraordinario, pero en especial un gesto de responsabilidad con el futuro de las generaciones próximas, cuyo destino también está involucrado en el evento del domingo.
Los mejores ciudadanos no eluden este tipo de compromiso. Para ellos es la convocatoria. Argelia.rios@gmail.com
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