Atenágoras González Papadopoulos
Interesante artículo de un amigo de Juan Pueblito
Hasta ahora, los análisis del Presupuesto de la Nación para 2009 se han enfocado en los importantes recortes aplicados a los programas de inversión y en las contradicciones manifiestas entre las supuestas prioridades del Gobierno y la asignación de recursos. Sin embargo, no se ha escudriñado uno de los aspectos más importantes del mismo: La imposibilidad de financiar el déficit. Para comenzar a comentar este aspecto cabe mencionar que tal como está formulado el Presupuesto 2009, que entró a primera discusión de la Asamblea Nacional, se ha estimado un déficit de Bs.F.7,3 millardos. Si a esto se le suma una deuda de Bs.F.5,0 millardos, que vence el próximo año, se tiene que el Gobierno requerirá de un crédito total de Bs.F.12,3 millardos en 2009.Esto hace pensar que el Ejecutivo Nacional no se ha dado cuenta de que le será algo menos que imposible refinanciar esa deuda próxima a vencerse. Mucho menos parece entender que será una quimera el contraer nueva deuda a fin de cubrir el déficit previsto. Y lo más importante, tampoco se estaría percatando que mucho menos podrá financiar un hueco mayor que no ha calculado en el presupuesto.Para dar una aproximación de lo imposible que será contraer nueva deuda en 2009, basta ver que los bonos de la República Bolivariana de Venezuela se están negociando hoy día para rendir entre 18% y 23% hasta su vencimiento. Esto se traduce en que, en el supuesto de que existiese alguien en el mundo dispuesto a dar un préstamo a Venezuela, lo otorgaría a tasas leoninas y con condiciones draconianas, que serían inaceptables para ningún Gobierno con raciocinio.Así las cosas, el Gobierno de Chávez se encontraría frente a una encrucijada, con dos alternativas:La primera, sería esconder la cabeza como el avestruz, y sacar las garras para ponérselas encima otra vez a las reservas internacionales depositadas en el Banco Central. La diferencia, esta vez, sería que en vez de asaltar al BCV para que el Fonden pueda financiar inversiones en el exterior, sustentar a gobiernos amigos de su proyecto político y/o comprar armas, ahora los tendría que agotar en el pago de deuda y para mantener la fiesta del gasto interno. Esto mientras le duren las reservas.Con esta 'solución' Chávez sólo postergaría la crisis por un tiempo corto de un año, o poco más. Al igual como ocurrió en 1987-88, durante el Gobierno de Lusinchi, está 'política' inevitablemente llevaría al colapso, la maxi-devaluación, la inflación de tres dígitos y una economía en plena contracción.La otra alternativa del Gobierno sería recorrer el mismo camino de CAP en 1989. Es decir, aplicar un programa ortodoxo del Fondo Monetario Internacional, que incluye: devaluación, renegociación de la deuda de forma transparente y sincera, y con la humildad de quien está al borde de la quiebra, tal como se encuentra Venezuela hoy. Así como en 1989, esta salida no evitaría los golpes de la inflación y la devaluación, pero los amortiguaría y pondría al país en el camino de la recuperación.En cualquiera de los caminos que escoja Chávez, la 'Revolución bonita' verá inevitablemente llegar su fin. La diferencia entre ir por uno u otro estaría en cuán difícil se lo hará a los venezolanos.
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