Que no falte la esperanza del pronto restablecimiento del respeto y la convivencia
EL UNIVERSAL
viernes 24 de diciembre de 2010 12:00 AM
Pese a la gravedad del asalto que hoy experimenta Venezuela, un hecho es rescatable como positivo en estos infortunados días de diciembre. El implacable golpe de Estado que está en ejecución, ha estimulado una coincidencia de gran utilidad dentro del complejo campo opositor: la certeza consensual de que en Venezuela sí existe ya una dictadura en pleno desarrollo.
No se trata de un asunto irrelevante. Si tenemos presente que la naturaleza de Chávez exige una bien cuidada estrategia de resistencia, sabremos que ésta sólo puede diseñarse a partir de una "definición compartida" del fenómeno. Es indudable que la fragmentación crónica de la disidencia venezolana posee múltiples orígenes, y que uno de ellos ha sido las agrias diferencias entre sus factores, alrededor del vital tema de la "definición del régimen".
Visto así, no es un detalle inferior la aproximación entre quienes rechazaban mencionar al Gobierno como una dictadura, y aquellos que reconocieron temprano la imprudencia de dejarse engañar por las calculadas ambigüedades del comandante. Saldada esta discrepancia clave, cabe ahora esperar que los sectores democráticos del país puedan encaminarse hacia la solución de otro de sus tantos desarreglos internos: el referido al esquema táctico de organización para la lucha por el regreso del Estado de Derecho y de las garantías ciudadanas.
El éxito en esta batalla contra el autoritarismo obliga a la fabricación de un modelo de unidad distinto del existente. Si bien los desafíos electorales explican la aspiración protagónica de los partidos políticos, las particularidades de la dictadura chavista exigen un esfuerzo unitario más ambicioso que el que ellos, de buena fe, se han planteado. Hoy, como nunca, es precisa la conformación de una plataforma de lucha que valore los roles de todos los factores de la sociedad, y cuya amplitud y cohesión estimulen la suma y la cohesión de nuevas voluntades, provengan de donde provengan.
Como nunca, los venezolanos necesitan saberse y sentirse acompañados. La nueva coyuntura política sólo acepta la creación de un poderoso movimiento de resistencia, capaz de inspirar a los ciudadanos de a pie el ánimo y el coraje necesarios para vencer a la opresión chavista. El momento reclama un giro drástico en la oposición: una renovación decidida, que procure sacudirle al país el desgano y la apatía que el Gobierno le ha infundido con sus ultrajes.
La celebración del nacimiento del Niño Dios es un buen día para implorarle a nuestro Señor el renacimiento de las formas de lucha contra la dictadura y de nuestro ímpetu para encarar los atropellos... Que no falte en esta Navidad la oración por Venezuela. Y que no falte la esperanza de presenciar pronto el restablecimiento del respeto y la convivencia democrática.
argelia.rios@gmail.com
witter @ argeliarios
No hay comentarios:
Publicar un comentario