Esperanza Del Valle*
Cierro los ojos y me encuentro recostada en tu regazo, escucho latir tu corazón acompasadamente, imagino el parpadear de las luciérnagas en las noches sin luna, el tictac interminable del reloj de mi abuela, el canto de la chicharra en los largos días de verano, el sonido lejano de una locomotora que nunca escuché; abro los ojos y me doy cuenta que es un sueño, los cierro nuevamente y tus ojos me arrastran a remotas galaxias y tus tiernas palabras me conducen a caminos desconocidos, pero en vano espero que esas palabras me digan amor y en vano espero que esos ojos me quieran mirar.
Camino en la playa presurosa y mis huellas seguirme apenas pueden, coqueto el mar reclama mi atención que se entretiene en el rítmico vaivén de los sonidos silenciosos de tu amor, quiero llegar hasta la propia morada de Júpiter para así contarle mis desvelos, contarle que ya sufrir no quiero, el mar se me antoja ahora misterioso y como a Alfonsina me llama a su fantasía de corales, de algas, de sirenas, de delfines y ballenas, pero sé que engañarme quiere para así llevarme a sus entrañas, postergo por un tiempo mi encuentro con el Rey del los mares, en otro tiempo y en otro lugar le contaré porque quiero unir mis pasos con los tuyos.
Cierro mis ojos y me encuentro en la insondable galaxia de los tuyos, me detengo un segundo o una eternidad no lo sé, me encuentro ahora en tus pensamientos y me doy cuenta que yo también estoy en ellos, tomados de la mano iniciamos el camino de la vida, de la esperanza y de la ilusión de un nuevo día. Es una metáfora de la patria, que quiere emprender un nuevo camino hacia la paz, la serenidad, la solidaridad y la reconciliación, el futuro le espera prometedor, ha de liberarse del yugo opresor, los hombres volverán a ser hermanos, juntos y unidos en una sola huella conducirán el país hacia la libertad, ¡la ilusión se hará realidad!
*Médico poetisa.
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