Libertad!

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lunes, 2 de junio de 2008

El tirano Castro con un pie en cada infierno...



El que fue creado por él en la Isla-cárcel y el que le espera por todos los crímenes cometidos.

Por si sola, la muerte del sanguinario Tirano del Caribe, no traerá consigo el fin de la tiranía. Hace unas pocas horas, un amigo cubano, que padeció durante muchos años los peores tormentos en las cárceles castristas, me dijo: "muerto el perro, se terminó la rabia".
Infelizmente, no lo creo aplicable a este caso porque el contagio de la rabia ya afecta a muchos otros perros. Una jauría se dispone a continuar la nefasta tarea liberticida al tiempo que intentará evitar responder por tantos crímenes cometidos. La periferia más cercana al déspota vitalicio procurará mantener sus privilegios y no querrá arriesgarse a ver rodar sus cabezas. Antes y ahora, así obra la nomenklatura.


Para que caiga el régimen oprobioso que esclaviza a toda Cuba será necesario aniquilar el aparato criminal que lo sustenta y restringir fuertemente al Estado que allí es escandalosamente omnipresente y omnipotente. Tal lo que sostengo desde hace años y pude desarrollar a propósito de la publicación de mi libro titulado "En las puertas del infierno cubano. Un régimen de opresión y miseria, modelo de la izquierda".

Esto es así porque -entre otras razones- hay una nomenclatura que, lejos de renunciar a sus privilegios, querrá perpetuarse para que sus cabezas no rueden. En efecto, además de la perversión ideológica instalada en la nomenklatura cubana, mantener el régimen comunista es una cuestión de vida o muerte para cada uno de los que integran la cúpula gubernamental.

Relacionado con esto, hay una cuestión importante para seguir de cerca: es ver como juegan los tibios o "dialogueros", siempre listos para componendas que pongan a salvo lo que habría que aniquilar.
De todos modos, con Castro enfermo o con Castro habitando ya el infierno que lo albergará por siempre, la lucha ideológica seguirá. Por ahí están sus fieles discípulos dentro y fuera de la Isla-prisión. Chávez es un ejemplo de ello; la metástasis ya es un hecho.

En el reportaje que me hiciera "Crónicas Económicas", bajo el título "Torres Mega canta las 40", respondo a una de las preguntas, (la Nº 29, ¿Dónde le gustaría ver a Fidel Castro?), del siguiente modo: "En el fondo del infierno... fue demasiado espontánea la respuesta, pero... es el lugar donde él ha hecho todos los méritos para ir a parar".

Hoy, ante los últimos acontecimientos, y sin el menor indicio de arrepentimiento por parte del dictador vitalicio, es claro que, luego de cometer los peores crímenes a lo largo de medio siglo, el infierno se convertirá en su residencia eterna.

Es comprensible que los cubanos -que tanto han sufrido por culpa de Castro-, se sientan aliviados e, inclusive, festejen porque el déspota sale de circulación y ya no podrá provocar tanto daño. Esto es así por la identificación de Castro con la causa de los peores crímenes cometidos. El sanguinario dictador es visto como el símbolo de todo lo brutal, lo perverso, lo inescrupuloso y de la mayor crueldad.
Pero ojo con las decepciones y frustraciones que suelen traducirse en inmovilismo.
Será inadmisible que el poder totalitario en Cuba pase de manos sin cambios de fondo. Por más cosméticos y anestésicos que utilicen los "dialogueros", lo cierto es que debe rechazarse toda sucesión entre los mismos que tienen sus manos manchadas de sangre inocente.


VERDADERA CAÍDA DE LA TIRANÍA
Síntomas de verdaderos cambios en la isla-cárcel, que supongan en fin de la tiranía, serían -entre otros- los siguientes:


· libertad incondicional para todos los presos;

· reparación moral y material a las víctimas;

· juicio y severa condena a los autores, coautores y cómplices de los crímenes del régimen;

· asegurar la vigencia del derecho de propiedad y la libre iniciativa;

· garantías para el ejercicio de los derechos de reunión y asociación;

· surgimiento libre de medios de comunicación y

· libre organización y funcionamiento de instituciones educativas privadas

Debe terminarse el monopolio estatal en las diversas áreas. Es antinatural e injusto que el Estado sea el único comunicador, el único propietario, el único empresario, el único empleador, el único educador, etc.

Mientras no se produzcan estos cambios sustanciales, seguirá habiendo totalitarismo castrocomunista, aunque Castro, en vez de estar en la otrora Perla de las Antillas, esté retorciéndose en el infierno tan merecido.-

Prof. Alexander TORRES MEGA
Flashes@adinet.com.uy



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