Atenágoras González Papadopoulos
Altos conocimientos pragmáticos de economía
Es agosto de principio de los sesenta en una pequeña población del Llano venezolano, mentada Sabaneta, en plena temporada; cae una lluvia torrencial y hace varios días que la ciudad parece desierta. Todos tienen deudas y viven a base de créditos. Por fortuna, existe un hato llamado Venezuela, que es el único que produce suficiente para mantener a la población y así evitar que todos se mueran de hambre.
Vivía allí un adolescente mafioso, izquierdita, acomplejado; de nombre Tribilin. Uno de sus "cualidades" eran y aún son: la verborrea; la capacidad de encantador de serpientes, tanto al inculto pueblo, a su familia, como a los más notables, e incluso a las autoridades, principalmente a los militares .
Un día se le ocurrió cojerse Bs 500 del hato Venezuela donde trabajaba en las vacaciones-trabajaba no por su propia decisión,sino por castigo, por lo mal estudiante.
Luego de esto, entra en el único pequeño hotel del lugar; quería saber cómo era, pues ya estaba cansado de estar enmogotado con María su novia. Al llegar al hotel pide una habitación para inspeccionarla, a una nueva recepcionista. Pone el billete de Bs 500 en la mesa de la recepcion, sobre todo para presumir con la recepcionista que esta buchón, y se va a ver las habitaciones.
El dueño del hotel que llega en ese momento agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.
Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.
Este sale corriendo a pagar al único almacen.
A su turno éste sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.
El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, ella ofrece servicios a crédito.
La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel. El dueño impavido con el pago de María, y que ya le había entrado otro billete de 500, deja el billete en la recepción.
Luego que María se va, baja Tribilin, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, y ve que es "mucho camizón para Petra", toma el billete y se va.
Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deuda y mira el futuro con confianza. Excepto el hato Venezuela.
Moraleja:
¡Si el dinero circula, se acaba la crisis! excepto en el hato Venezuela, que sigue hundiendose,
Esta experiencia le sirvió a Tribilin como fundamento para más adelante manejar la economía del hato Venezuela, el cual con toda clase inimaginables de artimaña se había apoderado de él, y que nada le había costado, sólo su verborrea y la cuerda de incredulos focoides que la dirigían.
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