RE-Cadivi: Mal comienzo de año
El viernes 8 de enero, Hugo Chávez anunció al país, desde el Consejo de Ministros y por el canal del Gobierno, la devaluación del bolívar y la instauración de un cambio diferencial múltiple de la moneda.
La medida cambiaria que entró en vigencia este lunes 11 de enero, contempla tres tipos de cambio: el primer nivel, lleva la paridad oficial de Bs.F.2,15:$ a Bs.F.2,60:$, aplicable a los sectores de salud, alimentación, maquinarias y equipos, ciencia y tecnología, libros, remesas familiares y para estudiantes, jubilados y pensionados que se encuentran en el exterior y misiones diplomáticas.
El segundo nivel, el llamado el "dólar petrolero", quedó en Bs.F.4,30:$. (Se devalúa en un 50% y se duplica el precio.) Éste aplica a los sectores automotriz, comercio, telecomunicaciones, químico, metalúrgico, informático, entre otros aún por especificar. Y en el tercer nivel, quedaría el tipo de cambio permuta.
Aduce el Gobierno que el objetivo de la medida cambiara es la de "frenar la importaciones no necesarias, sustituir las importaciones e impulsar y estimular la producción para la exportación".
Sin embargo, la razón dicta que lo resultante será todo lo contrario, pues la reactivación de todo el sector productivo, dedíquese o no a la exportación, pasa no sólo por la competitividad de la moneda en los mercados internacionales, sino también requiere de respeto a los derechos de propiedad, de libertad para emprender e invertir, de seguridad jurídica y de la existencia de un Estado de Derecho. Y como es bien sabido, si de algo carece el Gobierno de Chávez es de estas indispensables cualidades.
En circunstancias normales, la devaluación es una respuesta a una crisis de Balanza de Pagos. Pero éste no es el caso de la Venezuela de hoy: el BCV terminó el año con $35.83 millardos de reservas y los precios del petróleo en sus niveles más altos desde hace año y medio. ¡Aquí se ha devaluado por razones fiscales!
El deterioro al galope de la capacidad productiva de PDVSA ha hecho imposible que ésta pudiera satisfacer la necesidad de mantener el gasto público en este crucial año de comicios parlamentarios. El punto es que PDVSA ahora recibe el doble por cada dólar de exportación, lo cual, conservadoramente podría representar unos Bs.F.100 millardos, un monto suficiente para aumentar el presupuesto en más de 50%.
Claro, la contraparte es que el sector privado y el consumidor de a pie, tendrán que enfrentar precios significativamente mayores que los de hoy.
La ironía de esta convulsiva medida, es que aún cuando la devaluación de la moneda es del 50% y desatará una desmedida inflación, la paridad cambiaria fijada está todavía subvaluada. Según los analistas, la paridad competitiva de la moneda está estimada en Bs.F.5,00:$. Si se supone que el 40% de las importaciones es a Bs.F.2,60:$, 40% a Bs.F.4.30:$ y 20% a dólar permuta, el promedio sería de Bs.4,00:$, versus una paridad competida estimada en Bs.F.5,00:$, o más.
En el corto plazo, lo peor de las medidas está en su impacto en el sector importador. El que importó - y vendió - en base al cambio Bs.F.2.15:$ sufrirá un terrible golpe, por cuanto ahora sus solicitudes de divisas ante Cadivi serán liquidadas a Bs.F.2.60:$ y Bs.F.4.30:$. Muchos de ellos, ni siquiera podrán cargar la pérdida a sus impuestos de 2009 porque la devaluación ocurre en enero. Suponiendo que el atraso de Cadivi para estos sectores anda por los $10 millardos, se estaría hablando de pérdidas que podrían andar entre los Bs.F.26 millardos y Bs.F.43 millardos.
En definitiva, éste es un mal comienzo de año para los venezolanos, pues de nuevo el Gobierno toma una medida económica, que a pesar de ser necesaria, llega tarde (por lo menos con cuatro años de retraso), está mal implementada, además de que es incompleta, confusa y aislada de otras indispensables medidas económicas complementarias. En fin, una medida que se traducirá en una catástrofe para el país: Mayor deterioro del sector productivo y empresarial y mayor pobreza y desempleo para los venezolanos.
Veneconomía
El país del nunca jamás
Termina la "década de plata", literalmente hablando, o sea, llegamos a 2010 sin plata
Dos platos de espagueti, con ídem refrescos, dos cafés y un postrecito para compartir, cuestan 100 dólares en un restaurante caraqueño. El carrito de mis tormentos de clase media sale por 80 mil verdes, como si fuera un Jaguar o un Mercedes; eso, si se consigue.
Pero un café de panadería, 50 gramos, cuesta 2.50 bolívares, lo que significa que es 10 mil veces más caro que la gasolina. Con dos cafés se llena un tanque de 50 litros; es más costoso pagarle a un indigente en la calle para que le vigile a uno el carro que meterlo en un estacionamiento, que lo tiene que cuidar, pagarle a su personal e incluso cancelar impuestos. Es más caro alquilar un apartamento que comprarlo, es más costoso comprar un
apartamento en Caracas que en cualquier ciudad latinoamericana, y este Gobierno ha construido menos viviendas que ningún otro, pero dice que es el que más ha hecho por la vivienda en este país (?); es mucho más barato importar que producir, y el Gobierno le dispara a cualquier iniciativa que genere empleo.
Con la devaluación, la gente (entrenada en estos menesteres: 25 años de crisis económica no pasan en vano) salió corriendo a comprar electrodomésticos, con lo cual, imagina uno, se va al diablo el plan de ahorro energético. No hay luz, ni agua, por el fenómeno de El Niño, explica el Gobierno; no explica, sin embargo, porque escasea también la gasolina. Debe ser que la falta de lluvia incide en Amuay y El Palito. Falta el papel de baño (¿por el calentamiento global?) y el café, y el azúcar, y tantas
cosas más a las que nos hemos venido acostumbrando, pero el presidente inaugura una arepera que está cerrada un día sí y otro también.
Por cierto, el mismo presidente que arma una cadena por cualquier cosa anunció la devaluación solo a través de VTV, calladito, y en sus "Líneas de Chávez" de ayer, ni siquiera hace mención del tema. Debe ser que la escribió antes de enterarse: Lo tienen engañado.
Termina la década de plata (así denominada por el presidente en 2000), literalmente hablando, o sea, sin plata. Hugo Chávez recibió el dólar a 600 bolívares por dólar y por ahora lo lleva a más de 4 mil, y eso siendo benévolos y no nombrando al innombrable. Pero el petróleo estaba a $8 y ahora a $80. El que tenga ojos, que vea.
Mientras en todo el resto del continente y el mundo el problema es cómo hacer para que el dólar no siga cayendo, en Venezuela es cómo lograr que no suba más. El país padece la segunda inflación más alta del mundo -que no es solo económica, sino de palabras, porque el presidente le dedica varias horas a hacer eso en vez de gobernar como se debe-; Caracas es la tercera ciudad más peligrosa del hemisferio, es más fácil morir a bala de que de
cáncer, y tras una larguísima década, el culpable de todo sigue siendo el pasado.
Y es que el socialismo, definitivamente, avanza. A paso de vencedores.
Pedro Gracía Otero potero@eluniversal. com
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