Libertad!

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domingo, 2 de enero de 2011

No será sencillo Por Gerardo Blyde

No será sencillo


La acumulación de poder sin controles es una enfermedad que nunca termina bien

Entre lluvias, derrumbes, inundaciones, damnificados y emergencias se va este año. Mientras tales desgracias ocurrían, la agenda parlamentaria arreció. Ya perdimos la cuenta del número de leyes aprobadas sin reflexión, sin estudio, con intervenciones parlamentarias que denotaron en su gran mayoría absoluto desconocimiento de los textos que masivamente aprobaban. Se hizo evidente lo obvio: el desmembramiento del orden constitucional existente. No creo que haya en nuestra historia republicana un parlamento que se retire de sus funciones con los negativos récords marcados por el aún existente.

El único orgullo que pueden exhibir, si acaso puede ser motivo de orgullo, es haber sido absolutamente leales al Presidente. Unos por convicción, otros por simple sobreviviencia política. Durante todos estos cinco años no hubo petición presidencial que no fuera de inmediato cumplida. Con monótono discurso descalificador de los adversarios, repetido en los mismos términos durante cinco años en todos los debates y en todas las sesiones, no se produjo investigación seria alguna que diera con el establecimiento de responsabilidades por actos de corrupción, no se produjo ni siquiera un debate interesante de contraposición de ideas.

Hubo sí un bajísimo nivel de rendimiento legislativo y en especial de leyes que beneficiaran o mejoraran los niveles de calidad de vida del pueblo venezolano. Por el contrario, la producción legislativa aprobada en este quinquenio estuvo casi en su totalidad dirigida a otorgarle al Presidente una completa concentración de poder, en desconocimiento de los principios y normas que conforman la Constitución. El uso abusivo de la mayoría que detentan y la complacencia al Presidente llegaron a niveles exorbitantes durante el último mes. El paquetazo legislativo que dejan aprobado se hará sentir en todos los órdenes de la vida de los venezolanos.

Aún su impacto parece ser simplemente teórico, pero lo será muy pronto en la práctica. El desmantelamiento de la división del poder, de la división político territorial y de la evolución de la descentralización será palpable en todo el país. El establecimiento de gobiernos locales asamblearios, conformando comunas inconstitucionales, irá destruyendo la municipalidad y luego la regionalidad, para dar paso a instancias controladas en competencias y recursos por el poder central. Todo ello terminará en la implantación de un Estado unitario al mejor estilo comunista.

En este Estado unitario, centralista y unipersonal, el ciudadano será pisado por la conocida bota represiva cada vez que pretenda hacer valer sus derechos como individuo. Esa represión será justificada por el supuesto "bien colectivo", usando al pueblo en su conjunto como una masa a la cual debe el gobernante único proteger de los inmensos peligros que corre cada individuo separado de ese colectivo. Mas esto no es determinismo ni toda esta historia está contada.

La acumulación de poder sin controles es una enfermedad que, una vez que comienza, nunca termina bien. Quien ejerce el poder sin límites se acostumbra a ello y cada vez querrá acumular más y más poder, hasta controlarlo todo y a todos. Ese proceso sólo puede avanzar usando a la represión de cualquier disidencia como la herramienta más efectiva del dominio. Pero la ecuación siempre es la misma: la represión genera más rebeldía, lo que genera más represión, hasta que ese espiral termina destruyéndose.

El fracaso de este tipo de regímenes, de derecha o de izquierda, siempre está cantado. La naturaleza del ser humano es libertaria. Su propia dignidad lo impulsa siempre a buscar y a terminar encontrado una ruta a la Libertad. No se puede vivir eternamente desconociendo la existencia del otro, asxifiándolo y tratando de sepultarlo. No se puede esperar que ese otro se resigne, se pliegue y no reaccione. Los pueblos a veces tardan en reaccionar. Múltiples factores contribuyen a ello.

Quizás el más preponderante lo sea la esperanza de un cambio a futuro de las cosas, que todo mejorará. Muchos piensan que cuando se habla del pueblo se señala a un grupo de terceros del cual no se forma parte. Cada uno de nosotros, no importa donde se esté y lo que se haga, es parte del pueblo venezolano.

Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de no aceptar la opresión ni el desconocimiento de nuestros derechos y de nuestra propia existencia. El próximo año será duro. Hay que transitarlo indefectiblemente, con fuerza y coraje, para llegar al proceso electoral que nos dará la victoria definitiva a la reconciliación nacional, al progreso y la modernidad que durante estos doce años hemos venido perdiendo de manera acelerada. Hay que caminarlo y avanzar en la consolidación de una esperanza cierta, de un cambio que con seguridad se producirá para mejor. En 2011 la lucha democrática debe continuar y fortalecerse.


gblyde@gmail.com

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