EL UNIVERSAL
jueves 20 de enero de 2011 03:06 PM
¿Se imaginan ustedes a Lula, a Putin o a Castro, sentados en un inodoro con la foto del Padre de la Patria atrás siendo objeto de burla en un programa cómico en el horario estelar televisivo de otro país? ¿Visualizan a Bachelet o a Merkel en un avioncito de carrusel de feria, sobremaquilladas patéticamente hablando de compras de armamento? Pues esas imágenes son transmitidas a diario en programas televisivos en casi toda Latinoamérica y España por evitar hablar de Estados Unidos.
Los perros no ladran pues a nuestro paso, el drama es que se ríen y cuando 100 millones de extranjeros se carcajean diariamente la cosa cambia, porque en la psiquis de esos millones queda impresa nuestra propia desgracia como pueblo. Y es que existe una confusión desde que Cervantes escribiera El Quijote, de que en política "que hablen bien o que hablen mal, lo importante es que hablen", nada menos cierto en política. La tragedia es que hasta este momento muchos creíamos que había liderazgo o que se percibía a Venezuela como una futura potencia (mala, pero al menos potencia), pero wikileaks no solo desnudó el poder norteamericano, sino la verdadera y espantosa opinión que tienen sobre nosotros.
Sabíamos ya que nuestro líder era el peor valorado por los españoles, colombianos, chilenos, peruanos, mexicanos y brasileños, pero puertas adentro es más grave. Para la Comunidad Europea somos unos fracasados, de acuerdo a wikileaks; para Francia nos maneja un loco y vamos rumbo a un Estado fallido, para la Canciller española el líder es un payaso y tanto Zapatero como Rajoy coinciden en que: "somos un desastre de País". Colombia, México y los militares brasileños nos consideran un peligro y el presidente de Costa Rica admitió que en lo que daba la vuelta, los otros líderes hacían mofa del nuestro a sus costillas. Pero el "amigo" Canciller de Brasil dejó entrever cuatro aspectos aún más graves pues se trata de un perro que "late mais do que morde", puede ser un peligro para la región pero no para Brasil, se desmarco y la "solución" al problema de Chávez no comienza con aislarlo. Para el Brasil pues, la "solución al problema" es otra.
12 años después de aquella "hermosa oportunidad de cambio", donde muchos apostaban por reformas que condujeran a Venezuela nada menos que al G20, la Revolución Cubana se derrumba en una Perestroika tropical y a días del 23 de enero nuestra imagen mundial termina siendo no la de una potencia, sino la de una dictadura patética de esas de "película del domingo", por eso en programas de humor se burlan de nosotros y en películas taquilleras vistas por mil millones de personas se alude a Venezuela como una zona de guerra, mientras millones de niños en el mundo disparan a mansalva en sus juegos de video a soldados vestidos con boina roja en un lugar tropical y cuyo objetivo es liquidar al dictador.
Como diría don Quijote a Sancho: "Hízolo así el poeta, y púsola cual no digan dueñas, y ella quedó satisfecha por verse con fama, aunque infame". Dícese pues de un Gobierno que no solo dilapida una fortuna histórica, sino la imagen de toda una nación.
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