Libertad!

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jueves, 13 de mayo de 2010

Carlos Raúl Hernández // Gallina pestosa

Eso que llaman capitalismo sólo existe en los libros de historia y en la imaginación de algunos
Difícilmente se halle una mejor antología de lugares comunes e izquierdismos económicos polvorientos, que Malestar en la Globalización de Stiglitz, quien suena como un militante del MEP o la versión alfabetizada de Matos Azócar. Nadie desbarró con tal contundencia del Consenso de Washington, agónicas reformas de la economía latinoamericana en los ochenta, para enfrentar la devastación creada por los familiares intelectuales y políticos de Stiglitz, quien dijo: "perdedores: los... que aplicaron políticas neoliberales. No sólo perdieron la apuesta del crecimiento sino que, además, cuando sí crecieron, los beneficios fueron a parar... a... la cumbre de la sociedad".
Luego del apogeo de la crisis financiera (2008) economistas, observadores y organismos internacionales coinciden que Brasil, Chile, Uruguay, Perú, enderezaron sus economías, redujeron dramáticamente la pobreza y pasaron indemnes por la escabechina. De la "lucha contra el neoliberalismo", el balance del mariscal Stiglitz está en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina. Stiglitz fue autor intelectual de las huestes que asumieron tal cruzada, pero ahora no se digna a explicarnos nada (hay algo apetecido en Dinamarca). Razones de peso tienen Sean Penn, Danny Glover y la carísima Naomi para haber apoyado a Fidelito, pero... ¡todo un premio Nobel de Economía!

Eso que llaman capitalismo sólo existe en los libros de historia y en la imaginación de algunos. Ni Hayek ni Popper aceptan el término -usan sociedad extensa o sociedad abierta- porque es un spot propagandístico. Lo creó Marx para descalificar la sociedad occidental, hacerla lucir gobernada por los ricos, mientras en el socialismo lo haría el proletariado. La funambulesca confrontación capitalismo-socialismo. Pero donde menos podría haber "capitalismo" es en Europa. Gigantescas maquinarias de empleados públicos, sistemas de seguridad social impagables, grandes movimientos sindicales, son producto del socialismo europeo. Economías improductivas y no competitivas basadas en el pitcheo alemán, son insostenibles. Resulta que los que rodaron con la crisis financiera no fueron los "neoliberales, sino los "socialistas". A griegos, españoles, irlandeses y portugueses les ha llegado el momento de alargarse los pantalones y salir a trabajar. Si no, a mediano plazo naufragará el euro y la Unión Europea, volverán a ser pequeños países que gringos y chinos comprarán a precio de gallina pestosa (o peseta). "Nápoles canta, Roma duerme y Milán trabaja" o "Cataluña trabaja para que Andalucía cante y Madrid duerma siesta" tienen los días contados. Todo eso en las narices de don Stiglitz, ocupado anunciando que la fatalidad de crisis financiera norteamericana y quién sabe si "el capitalismo iniciaba su fin".

@carlosraulher

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