Libertad!
domingo, 2 de mayo de 2010
"Lo que le viene es candanga"
Este Gobierno no es más que una minoría incontrolable, que actúa al margen de la Constitución para destruir, violentar y patear los derechos sagrados de todos los venezolanos
La desintegración y la violencia nos atacan, niegan y pulverizan el perfil democrático y moderno de la sociedad venezolana. El pesimismo y el desaliento impregnan el alma de un pueblo mil veces engañado y humillado.
Los poderosos y privilegiados del Gobierno andan extraviados entre los más descarados delitos y abusos proporcionales al desprecio que sienten por la gente. Son una minoría incontrolable y por lo tanto, actúan al margen de la Constitución y de la Ley para destruir, violentar y patear los derechos sagrados de todos los venezolanos
El grupo de vivos sólo habla de violencia, ejércitos para la guerra, revolución y amenazas en contra de los sectores y de las personas que opinan distinto a ellos, pero el verdadero ejército es el de gente irritada por los graves problemas de inseguridad, desempleo, alto costo de la vida, malos servicios de electricidad, agua y gas doméstico.
El verdadero ejército es el de un pueblo sin vivienda o de los que viven en ranchos o casas que se han deteriorado aceleradamente porque los ingresos no alcanzan para cubrir los gastos mínimos.
Un pueblo que se deteriora o muere por la falta de un verdadero sistema de salud que le brinde atención de calidad, medicamentos y que sea sustentable.
La coronación y el derroche en los actos de celebración por el Bicentenario frente a la pobreza y las necesidades que padece el pueblo, manchan el nombre y la obra del Libertador, son la levadura que aumenta el desencanto que se incuba en el alma del venezolano y que en silencio lo moviliza y organiza para el golpe cívico y democrático que le daremos el 26 de septiembre al elegir una Asamblea Nacional que controle, supervise y sea garante de la autonomía de poderes en el país.
El tiempo apremia y las fuerzas progresistas y democráticas marchamos hacia el cambio que permita la incorporación de los marginados a los sectores de la producción, a sus centros educativos y culturales, a un verdadero sistema de salud y de seguridad social, como oportunidad para salir de abajo y vivir con dignidad.
En la medida en que el personalismo y la ostentación de privilegios cierra su ciclo lamentable y violento, se percibe la sensación de cambio. Un cambio real, un cambio verdadero, donde exista paz, amor, progreso, justicia y oportunidades para que los pobres dejen de ser pobres y la clase media recupere los espacios perdidos.
Se sienten los vientos que anuncian la victoria del bien frente al mal. A este gobierno malo y pirata lo que le viene es candanga.
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