Rafael Muci-Mendoza
El maestro Félix Pifano (1912-2003) nos dio los instrumentos epidemiológicos y clínicos para entender la medicina tropical de la cual fue nuestro padre venezolano. No hubo un bondadoso Pifano en Cuba, hoy día trasfondo de piratería, negociado y chanchullos. El rancho, según él, “el mínimo esfuerzo del hombre para no vivir a la intemperie”, se ha multiplicado con la fementida revolución, con sus acepciones de atraso, ignorancia y entrega a los dictados cubanos, pues conocido es, que la misión cubana aposentada en el ministerio de salud -en minúsculas- es la que conduce los desatinos sanitarios del país y para quien no existe vigilancia epidemiológica. Por ello medidas como fumigación son extemporáneas y poco productivas pero efectistas.
El problema de la enfermedad de Chagas es uno complejo. La epidemia de Antímano en la Caracas rural-marginal, mordió de nuevo la integridad de 15 niños en el más absoluto abandono revolucionario. Su eclosión actual depende de numerosos factores; no hay que buscar en el calentamiento global sus causas. Las nuestras son el desmantelamiento de las redes epidemiológicas, un ministro militar y sus adjuntos perdidos en la tupida selva de la ignorancia, que corren de aquí para allá mintiendo sin dirección ni tino. Nuestra salud está en manos indiferentes e ignorantes prestas a buscar un culpable fuera de sus turbias conciencias; algunos niñitos curarán, otros quedarán con el corazón hendido para siempre por la furia del tripanosoma.
Nada de las meteóricas cifras de dengue y mucho menos de la malaria, hijas de la pobreza, la exclusión y el festín millonario de la boliburguesía. Sí, Maestro esto fue lo que quedó de su ejemplo y sus enseñanzas... ¡patria, socialismo y el que venga atrás que arree!
rafael@muci.com, rafaelmuci@gmail.com
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