Teódulo López Meléndez
Los resultados de las primarias efectuadas por los dos extremos de este dañino fenómeno llamado polarización han mostrado el deterioro del gobierno, por una parte, y la incapacidad de superar, por la otra, las viejas prácticas de acuerdos propios de las alianzas de partido. La convocatoria del gobierno mostró una reducción notable de porcentajes de participantes, mientras la segunda implicó apenas una pequeña concesión a los ciudadanos que, por cierto, se lanzaron hambrientos a mostrar sus inmensos deseos de participación.
El PSUV se mostró en toda su realidad, esto es, un partido formado desde el gobierno para el sostenimiento de un régimen. Esto es historia repetida en este país, donde hemos visto a lo largo de los tiempos como los gobernantes de turno proceden a organizar sus cuadros militantes y como, cuando el gobierno que los ha creado desaparece, el partido que es su hijo va espirando algunas veces con lentitud, otras con una prontitud sorprendente. La MUD, a lo largo de toda la conformación de sus acuerdos, dejó a la vista de todos los viejos procedimientos que los partidos tradicionales han puesto en práctica a lo largo de su historia. Se nos ha remarcado la dificultad de poner de acuerdo a tanta gente, cuando en verdad se trataba de acordar a tantas siglas. Y se nos ha puesto el tema “dificultad” para presentarnos como un hecho memorable lo obtenido. En verdad lo destacable es como la población ávida, aún limitada a las clases medias y alta, se lanzó a aprovechar el menudo intersticio que se le otorgó para complacer aquello de la participación.
Ambos polos mostraron todas sus debilidades y todas sus posibilidades. El cuadro electoral de septiembre quedó remarcado por el futuro inmediato, esto es, el uso abusivo, en todas sus formas, del poder para obtener unos resultados favorables. Todos los antecedentes y todas las condiciones previas que se establecieron para septiembre alcanzarán ahora su mayor grado de perversidad. Veremos los resultados que no son tan difíciles de prever como si de una quiniela se tratase.
La visión de estos dos procesos electorales internos, a mi entender, pone sobre el tapete en toda su magnitud la posibilidad real de construcción de una tercera opción que escapa a los resultados de septiembre. Es obvio que esos resultados tendrán una importancia grande, pero la simple obtención por parte de la MUD y del PPT de un número estimable de diputados podría bastar para considerar un sustento suficiente para el gobierno que eventualmente sustituiría al presente. Lo que quiero decir es que para la concepción eventual de la tercera opción esos resultados no son vitales, pero implican una necesidad de un mínimo, al menos, de obtención de curules. Pero más allá, lo que creo, de lo que estoy convencido, es que esos resultados harán estallar la burbuja de la decepción y del convencimiento de que se ha seguido un camino engañoso, por lo que será el momento oportuno de presentarle al país una tercera opción que rompa la polarización entre dos minorías.
Hay que hacer algunas observaciones pertinentes sobre los brotes que hemos visto últimamente. Durante la celebración del proceso del PSUV vimos al gobernador Henri Falcón en actitud celebratoria de los magros resultados obtenido por el oficialismo en su estado, pero limitado a la alcaldesa de Barquisimeto, pequeña pelea en la que parece encerrarse dado que la dama en cuestión es algo así como la comisionada para enfrentarlo. Hay que agregar el encierro de Falcón en el estado Lara. Podría argumentarse que el PPT y su nuevo aliado esperan los resultados de septiembre para salir al desarrollo de su estrategia, lo que puede ser cierto, pero hay otro elemento que desfigura a Falcón como la posibilidad de ser la tercera opción. Es su planteamiento constante de permanecer en el “socialismo”. Podemos admitir que su tono se aproxima más a la socialdemocracia, pero el asunto no radica allí. Radica en que la tercera opción no puede tener un manto ideológico, que necesariamente tiene que partir del centro para agrupar a su alrededor tanto a la centroizquierda como a la centroderecha. Para decirlo más precisamente, la tercera opción, si quiere tener posibilidades de éxito, debe estar desideologizada. El llamado grupo “De frente con Venezuela” se plantea la conformación de una tercera opción, pero lo hace desde un lenguaje abiertamente de izquierda, incluso un tanto del pasado, y allí se conforma como una alternativa de la vieja izquierda y no como la posibilidad de un gran frente que parta del centro.
Es obvio que lo que señalo no los inhabilita en absoluto para formar parte de la tercera opción, lo que los inhabilita es para encabezarla, pues una simple alternativa de izquierda con planteamiento ideológico no tendría la menor oportunidad de insurgir con éxito. Como también es bastante probable que algunos sectores de la oposición tradicional puedan venir ante un avance arrollador del nuevo formato. Como será necesario que la disidencia del oficialismo, léase PPT y personalidades sin compromisos, puedan venir, independientemente de lo que el PPT pueda corroer al oficialismo en votos y en diputados durante la contienda de septiembre. El encuentro tiene que ser en el centro sobre dos pragmatismos: derrotar al gobierno y hacer un gobierno de excepción para lo cual se ha producido un acuerdo previo.
La capacidad unitaria está en el centro. Y el planteamiento central debe ser el de una profunda reforma política, la de la construcción de una democracia de estos tiempos. De allí, derivar la oferta en materia económica y, obviamente, lo que podríamos denominar con propiedad “Plan de gobierno”, lo que se traduce como soluciones concretas y específicas a los grandes problemas que atraviesa la nación. En tal sentido, para conformidad de los sectores de centroizquierda, y creo que de todos, debe anunciarse que se salvará lo que haya de salvable en el gobierno saliente, fundamentalmente sus preocupaciones sociales. Todo dentro del respeto a la Constitución y a las leyes, todo dentro del Estado de Derecho, pero uno que deberá hacerse social, con todas las implicaciones de justicia que porta.
Lo que se exige es una mirada por encima de la miseria política en que hemos estado sumidos. Un planteamiento pragmático para enfrentar la situación de deterioro lamentable en que nos encontraremos, pero uno cargado de ideas de transformación y de construcción del futuro. La tercera opción debe tener una amplia provisión de ideas que permita delinear una salida real, eficiente y eficaz.
Es obvio que debemos tener delante los resultados del 26 de septiembre para tener con perfecta claridad el análisis de los elementos. Por ejemplo: en cuánto la disidencia oficialista logró erosionar al oficialismo o cuáles fueron los resultados finales de la alianza de partidos tradicionales. No sin observar, que esos resultados son apenas motivo de mirada sin que se constituyan en elemento fundamental para la construcción de la tercera opción, sin negar la importancia de que la MUD y el PPT logren lo que podremos denominar una aceptable votación retribuida en un aceptable número de asambleistas, pues ello puede constituir una base parlamentaria para la conformación de gobierno, si es que ello es el caso y arribamos al 2012.
Ahora bien, la experiencia de todos los países donde ha aparecido una tercera opción indica la necesidad de un líder insurgente que desafía. Ese desafío generalmente comienza con un bajo porcentaje y de su consistencia depende un crecimiento instantáneo y veloz, como lo demuestra el caso de Antanas Mockus en Colombia, en realidad una alianza de los cuatro mejores alcaldes que ha tenido ese país y que fueron capaces de transformar radicalmente las ciudades que gobernaron, a lo que hay que agregar un cansancio total de la polarización. Es menester el líder desafiante del status quo, uno del que forma parte el gobierno, pero también la oposición tradicional.
¿Dónde está ese líder? Nick Clegg pasó en tres semanas de absoluto desconocido a personaje central de la vida política. No somos británicos, es cierto, pero lo que considero es que puede ser un personaje hasta ahora no predilecto en la cobertura de los medios. Ciertamente, después del 26 de septiembre estará todo listo para el desafío de la tercera opción. Estará listo el escenario para quien encarne colectivamente un nuevo liderazgo.
teodulolopezm@yahoo.com
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