Libertad!

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viernes, 21 de mayo de 2010

Gerardo Blyde // Estado federal y descentralizado

El centralismo era impuesto, pero la federación existió desde nuestra fundación como república
En nuestra intervención en el programa Entre Periodistas (Televen) expusimos como idea central que el Consejo Federal de Gobierno no es para discutir si el país debe o no encaminarse hacia el socialismo, como lo expresara el presidente Chávez en esa instancia.
Posteriormente, esa misma noche del martes, en VTV, en el programa La Hojilla, el invitado de su conductor fue el diputado Carlos Escarrá, quien realizó largas intervenciones sobre el tema. Como el derecho a réplica está vedado en el canal del Estado, apelo a esta sencilla columna semanal.

Aun cuando ambos iniciaron sus intervenciones con comentarios necios sobre mi cada vez más canoso cabello, celebro que cuanto menos una voz del chavismo haya entrado en la discusión de fondo. Lo común hasta ahora ha sido que a cada crítica se responde con insultos en contra del emisor y nada se dice sobre sus argumentos.

El preámbulo de la Constitución señala que somos un Estado de justicia, federal y descentralizado (Carlos, allí esta la conjunción que varias veces criticaste). El propio Escarrá, tal como lo apuntó varias veces en el programa, siendo mi profesor hace varias décadas, me enseñó que el preámbulo es parte de la Constitución y pieza fundamental para su interpretación. El constituyente señala que somos las dos cosas. Aun cuando son dos procesos aparentemente antagónicos, de perfeccionarse ambos deberían converger a un punto medio que dé, con ligeras diferencias, el mismo resultado. La federación une a las partes para conformar un todo; cada parte va cediendo competencias que creía exclusivas para la conformación de la unidad. La descentralización parte de una unidad que se descompone y alimenta de competencias inicialmente retenidas en la cúpula hacia las partes que componen la unidad. En ello estamos de acuerdo.

¿Por qué el constituyente repite el binomio "federal y descentralizado"? Escarrá realizó una interpretación histórica que pretende hacer ver que otras federaciones, como la norteamericana, fueron reales pues tenían idiomas distintos y costó mucho su integración porque eran completamente distintos sus pobladores en cada región. Entonces, ¿cómo se explica que Brasil sea una república federal, si todas sus partes hablaban el mismo idioma? La Constitución en nuestro criterio expresa que somos ambas cosas; nuestra historia señala que vivimos ambos procesos, aun hablando todos el mismo idioma. La historia fundacional de los pueblos hispanoamericanos, magistralmente narrada por Jorge Olavarría en dos de sus libros históricos, señala cómo la conquista española fundaba pueblos que nada tenían que ver los unos con los otros y su única regla común era su sumisión a la corona española representada por un Capitán General que, militarmente, tenía la misión de mantener unido el territorio. Por ejemplo, para llegar de Maracaibo a Caracas había que hacerlo por vía marítima; no había comunicación terrestre. Las partes no se interrelacionaban y su conexión era impuesta. Unidad impuesta versus autonomía de las partes siempre en conflicto. El movimiento independentista se inició el 19 de abril de 1810 con el desconocimiento de la autoridad real en el Ayuntamiento de Caracas. Tal acción no la realizaron todas las provincias.

Tardó más de un año en firmarse el Acta de Independencia (5 de julio de 1811). Sólo la suscribieron los representantes de las Provincias Unidas de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, que forman la Confederación Americana de Venezuela. Otras se adhirieron luego. El centralismo era impuesto, pero la federación existió desde nuestra fundación como república. Así lo expresa nuestra Acta de Independencia. Por ello nuestro constituyente ha venido repitiendo una fórmula que, antagónica en los procesos (federación y descentralización), tiene su explicación histórica.

Al dársele constitucionalmente a los estados mayores competencias en la Constitución de 1999, se creó el Consejo Federal de Gobierno para, como lo establece el 185, planificar y coordinar políticas y acciones para el desarrollo del proceso de descentralización. El nombre del Consejo es Federal, para descentralizar. Además debe corregir, mediante la justa distribución del Fondo de Compensación Interterritorial, los desniveles en asignación de recursos del situado (que esgrimía Escarrá como justificación de la ley), compensando a los estados más despoblados y pobres. Eso dice la Constitución. Para eso es el CFG. No para discutir sobre si el socialismo-comunista y el Estado central es lo que nos debe regir. Para ello sólo hay una vía: modificar la Constitución. Ese planteamiento medular nunca lo tocó el diputado Escarrá.

gblyde@gmail.com

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