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domingo, 8 de mayo de 2016

Rivalidades entre socios fundadores


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Rivalidades entre socios fundadores

Quizás algunos recuerden lo sucedido en 1998 cuando la crisis económica-financiera originada en Asia el año anterior, afectó el crecimiento de la demanda de petróleo en 400 mil barriles diarios y secombinó con el invierno más benigno de los últimos 60 años. En ese entonces existían “cuotas de producción” en los países miembros de la OPEP mientras el que escribe se encontraba ejerciendo sus funciones deEmbajador en Canadá, algo alejado de los asuntos petroleros. Cuando comencé a “conectarme” (en una reunión en Calgary, en 1996) me enteré (según la frase de un conferencista canadiense) que “Venezuela prácticamente no pertenecía a la OPEP” puesto que estaba superando su cuota en 700 mil barriles diarios (el año siguiente el “excedente” llego a 1 millón). En noviembre de 1997, sin embargo, Arabia Saudita respondió con un aumento en su cuota de 761 mil barriles diarios. Los precios (tipo WTI) bajaron de 20,4 dólares por barril en 1996 a 18,6 (1997) y 11,9 (1998), casi un 50%. De regreso a Caracas me enteré que desde Miraflores había sido “desmentida” la noticia “extra-oficial” del retiro de Venezuela de la OPEP.



Una violación de cuotas desde luego que nunca ha sido un “pecado mortal” en la OPEP y ha ocurrido varias veces. Pero en forma discreta y sin tanto ruido. En nuestro caso fue hecha con mucha publicidad y hasta con insolencia: nuestro ministro de turno llamó a la OPEP “club de pinochos” (“Wall Street Journal”, 14/8/97). Para que se reconciliaran los protagonistas (dos socios fundadores) se necesitaron algo así como un año de diplomacia secreta, conversaciones privadas, la intervención repetida de México y de otros miembros de la OPEP, una reducción de 525 mil barriles diarios en la producción de Venezuela y… un cambio de gobierno.

Dieciséis años después, en octubre de 2014. Arabia Saudita vio su mercado de 1 millón de barriles diarios otra vez en peligro, esta vez debido a los propios productores norteamericanos de esquistos que aumentaron la producción de este país en casi tres millones de barriles diarios en el periodo 2012-2015. El aumento “combinado” en la producción de Arabia Saudita, Kuwait e Irak fue casi 1,9 millones de barriles diarios en el periodo 2014-2016, creando una sobre oferta que derrumbó los precios (WTI) en 62% desde 109 (2014) hasta 40 dólares por barril en abril (2016).



Ahora bien, la caída en los precios ha afectado a todos los países productores. Pero los más afectados han resultado los productores de esquistos que están viendo su producción desaparecer: la propia fuente oficial (EIA) ha estimado una reducción de 1 millón de barriles diarios para el año 2017, lo que significaría una tercera parte del aumento iniciado en 2012. La gran pregunta es hasta donde se propone llegar Arabia Saudita. Su ministro desde hace unos 20 años, Ali Alnaimi, pareció implacable cuando se dirigió a estos productores en una conferencia en Houston (“The Economist”, 12/3/16): “reduzcan sus costos; si no pueden pidan prestado; si tampoco pueden, liquiden su negocio”. El ministro sabe muy bien que un 90% de este petróleo no es rentable mientras el precio permanezca por debajo de 40 dólares por barril. Y para que el nivel de producción se mantenga estable, se necesita un precio superior a 50 dólares. Ali Alnaimi agregó que una sobre oferta de 1-2 millones de barriles diarios ha ocasionado almacenamientos records (los más altos en los últimos 80 años en Estados Unidos) que podrían permanecer hasta fines del 2017. “Estos, solo podrán reducirse si todos los grandes productores están de acuerdo en no aumentar la producción” dijo.



Pero esto último parece imposible. El ministro de Petróleo de Irán, Bijan Zanganeh, anunció (“El Universal”,7/4/16) que “estima incrementar la producción a 4 millones de barriles diarios para marzo del 2017”. Irán está produciendo unos 3 millones actualmente luego de haber experimentado una baja de hasta 2,5 millones en el 2014 debido a las sanciones económicas que fueron eliminadas a fines del 2015. Sin embargo, el precio actual perjudica a todos, aunque no en la misma proporción. La propia Arabia Saudita depende del petróleo en un 90% y ha observado que sus reservas de divisas (estimadas en más de 700 mil millones de dólares) están reduciéndose a una tasa de 10 mil millones mensuales, no obstante fuertes bajas en su gasto público (“New York Times”,1/4/16). Lo mismo está sucediendo con otros productores OPEP y NO OPEP, aunque el más perjudicado parece ser Venezuela, el único país que ignoró la posibilidad de una baja en los precios y, además, se endeudó. No debe sorprender, por lo tanto, que un número de países hayan decidido reunirse para “mejorar” la situación actual. Las posibilidades, sin embargo, son escasas y su impacto en el mercado limitado, por lo menos a corto y mediano plazo por tres razones, a saber:


Los países árabes no han terminado su tarea. Se requieren uno o dos años más para que el petróleo de los esquistos continúe retrocediendo, lo que se logra manteniendo los precios por debajo de 50 dólares por barril.
La inmensa acumulación de inventarios impedirá una recuperación sostenida en los precios, por lo menos hasta 2018.
Los aumentos en la producción de Irán son inevitables y posiblemente absorban gran parte de los aumentos en la demanda mundial durante los próximos años.
Es posible, no obstante, que un acuerdo para “congelar” la producción al nivel de enero/febrero pasado (que excluya Irán) sea suficiente parainfundir cierto optimismo en el mercado petrolero que se traduzca en un ligero y temporal aumento en los precios. Quizás Arabia Saudita y otros países árabes podrían apoyar este aumento en los precios temporalmente, así como Rusia que, en realidad, ya no puede aumentar su producción por razones técnicas.
Más a largo plazo, la situación puede cambiar: la Exxon-Mobil ha estimado una demanda mundial de petróleo hasta 112 millones de barriles diarios para el año 2040, un aumento desde 93 millones en 2014, o 20%; pero solamente un 60% del aumento total de 19 millones será de “petróleconvencional”. La diferencia procederá de los esquistos, productos líquidos del gas natural, petróleo de aguas profundas y petróleo desde las “arenas”. Este último aumentará hasta 7 millones de barriles diarios para 2040, o dos veces y media la producción existente en el 2014. “Este suministro procederá, al comienzo, desde Canadá, pero a más largo plazo será proporcionado por Venezuela”. La compañía no estima cual será el precio en el 2040.

*Fue Gobernador de Venezuela ante la OPEP entre 1984 y 1989

Félix Rossi Guerrero*

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