Antes de que resultara electo por primera vez el presidente Hugo
Chávez, actor representativo de una nueva generación política
venezolana, en aquel diciembre de 1998, dentro del marco de la
Constitución de 1961 y bajo las reglas de la democracia representativa,
observamos que el sistema político venezolano enfrentaba una crisis
estructural y de relevo en el liderazgo generacional, bajo un evidente
vacío de personalidades capaces y aceptables por los intereses en pugna y
por las mayorías políticamente activas, situación que se hizo presente
inmanejable y dominante entre 1989 y 1998. Todo ello implicó el retorno
al primer plano de la política nacional de figuras que ya habían
cumplido su papel específico y habían salido de sus respectivas
gestiones presidenciales con méritos significativos, pero también con
peligrosas señales de desgaste y vulnerabilidad política. Por tanto
vimos como desde la reelección de Carlos Andrés Pérez en 1988 y la de
Rafael Caldera en 1993, se expresó esa incapacidad relativa de las
generaciones dirigentes de relevo, mediatizadas en buena medida por las
ambiciones reeleccionistas de ambas figuras, de sus círculos de
intereses y por un electorado extremadamente filo-populista también
mediatizado por intereses instrumentales de corto alcance político. El
antipartidismo y el mesianismo político radicados en la vida civil
venezolana, manteniéndose desde entonces abiertas las opciones
favorables al personalismo y al autoritarismo, en detrimento de los
logros democráticos que ya se habían alcanzado y los que se esperaban
alcanzar.
En este contexto se elevó la figura política del Dr.
Ramón J. Velásquez, quien sin ser miembro de la llamada Generación de
1928 ni tampoco de la del renacimiento de la democracia en 1958, si
convivió con el liderazgo político de ambos parámetros, como ucevista,
abogado, periodista, historiador y político, consolidándose desde la
década de 1960, como parlamentario y académico, en una figura de
permanente consenso, consulta y entendimiento, reconocido por todos los
factores políticos como un consejero fundamental a la hora de abordar
los grandes temas y problemas de Venezuela. Por todo ello el Congreso
de la República le escogió para elegirle Presidente Constitucional de la
República de Venezuela entre el 5 de junio de 1993 y el 1 de febrero
de 1994, para llenar la vacante absoluta dejada por el Presidente
Carlos Andrés Pérez suspendido de su cargo y sometido a Juicio por la
Corte Suprema de Justicia por el tristemente célebre caso del manejo
administrativo de la Partida Secreta de la presidencia. Por ocho meses
el Dr. Ramón J. Velásquez se condujo entre terribles presiones sociales,
políticas, militares y financieras, logrando arribar exitosamente a las
elecciones presidenciales de diciembre de 1993 y entregarle el poder al
“nuevo” Presidente constitucional Dr. Rafael Caldera aquel 1 de
febrero de 1994.
Conforme a la Partida de Nacimiento que corre
inserta en su expediente universitario (*), Ramón José Velásquez Mujica
nació en el pueblo de San Juan de Colón, Municipio Colón, Distrito
Ayacucho en el Estado Táchira, en una entidad de frontera andina de
Venezuela con Colombia, el 28 de noviembre de 1916 a las 6:00 am. Era su
padre Ramón Velásquez Ordoñez, natural de Colombia e Institutor
(Maestro) y de doña Regina Mujica de Velásquez, venezolana y también
Institutora (Maestra). La primera educación la recibió de sus padres
como maestros que eran y en la Escuela “Villafañe” de la Ciudad de San
Cristóbal, capital del Estado Táchira. Comenzó a estudiar la Secundaria
en el Liceo “Simón Bolívar”, también en San Cristóbal, pero en el año
1935 viajó a Caracas para culminar sus estudios en el Liceo “Andrés
Bello” (antiguo Liceo “Caracas”) donde entró en contacto con el ambiente
político y con generaciones siguientes a la de 1928 pero en el mismo
camino de las primeras luchas democráticas.
Consta también en su
expediente universitario que rindió el Examen Integral de Instrucción
Secundaria en la ciudad de Los Teques el 1 de febrero de 1936,
obteniendo la calificación de 18 puntos Distinguido, recibiendo el
Certificado de Suficiencia en Instrucción Secundaria por el Consejo de
Instrucción correspondiente. Se inscribió en la Facultad de Ciencias
Políticas de la Universidad Central de Venezuela y obtuvo el Grado de
Bachiller en Filosofía el 24 de noviembre de 1937 de manos del rector
Dr. Antonio José Castillo, para tales efectos había consignado en la
Secretaría de la Universidad Central 25 ejemplares de su Tesis de
Bachiller titulada: “El Táchira y su proceso evolutivo” la cual había
sido aprobada por un Jurado integrado por los doctores. Manuel
Maldonado, J. J. González G. y Numa Quevedo.
Además de cursar las
asignaturas correspondientes a los estudios de Derecho en la Universidad
Central de Venezuela, Ramón J. Velásquez cursó y aprobó entre 1941 y
1942, según consta en certificaciones anexas al expediente, algunas
asignaturas en la “Escuela de Ciencias Políticas del Estado Táchira” en
San Cristóbal. Además trabajó e hizo práctica jurídica como amanuense en
el Tribunal de 1ª Instancia en lo Penal de Caracas y en la Sala
Federal de la Corte Federal y de Casación de Caracas durante el año
1937. Todos estos estudios y prácticas fueron reconocidos por la UCV a
los efectos de admitirlo para el Grado de Doctor en Ciencias Políticas,
para lo cual el bachiller Velásquez consignó los ejemplares
correspondientes de su Tesis Doctoral, titulada: “De la responsabilidad
ministerial. De la responsabilidad política de los Ministros y el Voto
de Censura”, de la cual consta un ejemplar mecanografiado anexo al
expediente respectivo. Cumplidas las aprobaciones correspondientes se
procedió a conferirle el grado de Doctor, conforme al Decreto Rectoral
que transcribimos:
“Universidad Central de Venezuela.-Rectorado,. Caracas 2 de octubre de 1942, Año 133 de la Independencia y 84 de la Federación.-
Por
cuanto el ciudadano Bachiller Ramón José Velásquez aspirante al Título
de Doctor en Ciencias Políticas, ha sido debidamente examinado y
aprobado en su Tesis reglamentaria y Examen Integral; y por cuanto en
concepto de este Rectorado se han cumplido todas las demás formalidades
requeridas para el caso por la Ley de la materia, se fija el día de hoy a
las 6 pm. Para conferirle con la solemnidad de estilo el mencionado
Título al que aspira. El Rector
Dr. Antonio José Castillo]
Como
abogado, periodista y preso político de la dictadura perezjimenista
Ramón J. Velásquez se forja entre las décadas de 1940 y 1950. Su obra
académica crece desde 1958, como Director Fundador del Instituto de
Investigaciones Históricas del Periodismo Venezolano en la Facultad de
Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela. Luego
desde 1961 como Director Fundador del Archivo Histórico de Miraflores y
del Boletín del mismo, llegando a publicar 138 números. Ese mismo año se
inicia como Director de la Colección del “Pensamiento Político
Venezolano del siglo XIX” (1830-1900) que alcanzó 15 volúmenes. Por si
fuera poco para ese momento también se inició como Director de la
Colección “Venezuela Peregrina”, dedicada a libros publicados por
venezolanos en el exterior alcanzando 9 volúmenes. Dicho prodigioso año
de 1961 en adelante lo encuentra como Fundador de la “Biblioteca de
Autores y Temas Tachirenses” que alcanzó la publicación de 122 volúmenes
hasta 1992.
Desde 1962 fue Profesor Fundador de la Cátedra de
Historia del Periodismo en la Escuela de Comunicación Social de la
Universidad Católica “Andrés Bello” Desde 1964 fue Individuo de Número
en la Academia Nacional de la Historia de Caracas y desde 1974
Presidente de la Fundación Para el Rescate del Acervo Documental
Venezolano. Autor de innumerables artículos de prensa y de más de 29
libros fundamentales para la comprensión de la historia de Venezuela
republicana editados desde 1940 hasta la fecha presente, entre los que
se destacan: “La Caída del Liberalismo Amarillo” en 1972 y
“Confidencias Imaginarias de Juan Vicente Gómez” en 1978, todos ellos de
consulta especial para nuestros estudiantes de Historia de pregrado y
postgrado. ¿Puede la vida de un historiador ser más completa?
Como
primer Director del Diario “El Mundo” de Caracas y luego Director del
diario “El Nacional” de Caracas en dos oportunidades , su vida dio hacia
la alta política nacional como Diputado y Senador ante el Congreso de
la República en diversas oportunidades como un independiente en las
planchas del partido Acción Democrática, Secretario de la Presidencia de
la República de Rómulo Betancourt, Ministro de Comunicaciones del
Presidente Rafael Caldera, Presidente de la Comisión para la Reforma del
Estado COPRE creada por el Presidente Jaime Lusinchi entre 1984 y 1986,
promotor en la creación de CORPOANDES, Presidente de la Comisión
Nacional para Asuntos Fronterizos Colombo Venezolanos entre 1989 y 1993,
y finalmente Presidente Constitucional de la República de Venezuela
entre el 5 de junio de 1993 y el 1 de febrero de 1994, para cubrir, como
ya lo indicamos el faltante de tiempo correspondiente al periodo
constitucional del suspendido presidente Carlos Andrés Pérez.
El
Presidente Ramón José Velásquez Mujica asumió en el caótico año de 1993 y
a los 77 años de edad, con entereza y prudencia un reto político que no
esperaba ni buscaba, logrando llenar provisionalmente el vacío que
habían provocado las viejas generaciones de líderes en su empeño de no
permitir relevos ni rivales, así como por la comodidad y falta de empuje
de las nuevas generaciones que no pudieron superarse a sí mismas ni a
las anteriores para encabezar el reto histórico que les estaba
reclamando un protagonismo efectivo desde la década de 1980. Se trata,
por ello, de un caso para estudio mucho más profundo de lo que le
podemos dedicar en estas líneas. El breve pero significativo gobierno
del Dr. Velásquez contó con duras limitaciones políticas y económicas,
además de la crisis general que le contextualizaba, también por serias
ausencias operativas que le ayudasen a moverse en el marco de la
complicada política nacional y regional. En primer lugar la no selección
por el Congreso del Dr. Octavio Lepage para presidir la transición le
dejaba sin el buen ánimo de una fracción parlamentaria que no parecía
ver la magnitud de la crisis existente. En segundo lugar, Acción
Democrática y COPEI respaldaron la elección del Dr. Velásquez con sus
votos en el Congreso pero se eximieron de aportar candidatos de entre su
militancia para el gabinete ministerial, lo que si bien era una
relativa ventaja en materia de opinión nacional, por otra parte
debilitaba al académico Presidente en la capacidad y alcance político de
sus posibles decisiones. Pudo contar con una Ley Habilitante
restringida aprobada por el Congreso, que le permitió tomar algunas
medidas impopulares para enfrentar la crisis fiscal y bancaria que
agobiaba al país, por ello la aplicación del IVA a los ciudadanos
(Impuesto al Valor Agregado) y la quiebra del Banco Latino, aunque no
deterioraron su imagen personal sí opacaron su popularidad frente una
sociedad agobiada por la situación económica de creciente incertidumbre y
que no había renunciado a las salidas mesiánicas y populistas, la
honestidad y equilibrio del Dr. Velásquez le fueron favorables en el
corto plazo, pero igualmente le impedían tomar medidas me mayor alcance.
Entre 1994 y 2004 el Dr. Ramón Velásquez se fue retirando
paulatinamente de la vida pública, recibiendo el reconocimiento de los
sectores académicos y políticos por su dilatada obra en favor del país,
especialmente en 2006 al cumplir los 90 años. Fue consejero político y
amigo conversador de primera calidad en desayunos y reuniones de las que
pudimos disfrutar hasta que el deterioro de su salud agravado por la
muerte de sus familiares más cercanos lo terminó de alejar del entorno.
Falleció en su casa de Altamira en Caracas en la madrugada del 24 de
junio de 2014 cercano a cumplir los 98 años de edad. Este próximo mes de
noviembre de 2016 Ramón J. cumplirá 100 años de su nacimiento, siendo
hoy el último de los 24 Ucevistas que han ocupado la silla presidencial
de Miraflores.
(*) Archivo Histórico de la Universidad Central de
Venezuela, Caracas, Libro de Grados de Doctor en Ciencias Políticas,
1942, S-V, Volumen Nº 114, Expediente Nº 74.
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