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El firmazo fue un triunfo del pueblo. La gente, más cuidadosa a la hora de ir a movilizaciones, salió a darle su apoyo al revocatorio. Fue apenas una muestra, la punta del descontento, y sería inconveniente que los poderes subordinados al Ejecutivo y en particular el CNE, sigan obstruyendo toda la demanda de cambio sumergida.
El firmazo fue un triunfo del pueblo. La gente, más cuidadosa a la hora de ir a movilizaciones, salió a darle su apoyo al revocatorio. Fue apenas una muestra, la punta del descontento, y sería inconveniente que los poderes subordinados al Ejecutivo y en particular el CNE, sigan obstruyendo toda la demanda de cambio sumergida.
Fue un éxito de la MUD. Y no sólo de los 4 partidos y los tres gobernadores que la dirigen, sino de muchos ciudadanos que la expresan. Actores anónimos en los virajes que cuentan para que una sociedad avance.
Las vanguardias, aún si necesitan competir con legitimidad por su particular fortalecimiento, deben asumir esa victoria como una señal para desarrollar sus aportes al fortalecimiento de la unidad. Leopoldo López, Henry Ramos y Enrique Márquez reconocieron con hidalguía el papel de PJ en la campaña previa e inmediatamente pasaron, junto con sus partidos, a convertir el firmazo en un objetivo compartido. Ahora el revocatorio debe ser el norte.
Puede decirse, sin repetir la frasecita de autoestima organizacional, que ganaron todos: la MUD restablece su posición unitaria y se vincula a la diversidad de motivos que anima a la gente para superar la crisis y la ingobernabilidad. El éxito depende de mantener esa unión y de su capacidad para orientar la movilización popular. En torno a sus temas, a su relación con los fines de cambio y desde los lugares donde ella actúa.
El carácter masivo y pacífico del firmazo, que en contra de su misión el CNE obstaculizó, desbarató el plan de la cúpula gubernamental para presentar la actividad como una guarimba. Hasta seguidores oficialistas rechazan que Maduro y el CNE, contra el ejemplo de Chávez, se nieguen a aceptar el referendo, pieza central de la proclamada y abandonada, democracia representativa.
La cúpula del gobierno quiere disfrazar su perversión y su rebeldía contra la Constitución Bolivariana. Acude a la barajita de un golpe de Estado mientras en la realidad patalea desesperadamente, para anular a uno de los dos poderes que procede directamente de la votación popular. El Sr. Ministro de la Defensa se acusa de ineficaz o de algo más grave, cuando denuncia un golpe que sólo puede darse desde la fuerza que comanda.
En su incontenible propósito de hacernos padecer lo que viven los cubanos, Maduro pretende reinstalar una falsa polarización entre la Asamblea Nacional y el gobierno. Esa disputa nos desvía del verdadero foco.
Un solo éxito no hace el cambio. Para lograrlo hay que evitar juntos los errores que afectan a todos. Hay que generar más confianza en la capacidad de una dirección colectiva para compartir el desafío de fundar de nuevo a este país. No hay lugar para pretensiones monopólicas o caudillistas.
@garciasim
Las vanguardias, aún si necesitan competir con legitimidad por su particular fortalecimiento, deben asumir esa victoria como una señal para desarrollar sus aportes al fortalecimiento de la unidad. Leopoldo López, Henry Ramos y Enrique Márquez reconocieron con hidalguía el papel de PJ en la campaña previa e inmediatamente pasaron, junto con sus partidos, a convertir el firmazo en un objetivo compartido. Ahora el revocatorio debe ser el norte.
Puede decirse, sin repetir la frasecita de autoestima organizacional, que ganaron todos: la MUD restablece su posición unitaria y se vincula a la diversidad de motivos que anima a la gente para superar la crisis y la ingobernabilidad. El éxito depende de mantener esa unión y de su capacidad para orientar la movilización popular. En torno a sus temas, a su relación con los fines de cambio y desde los lugares donde ella actúa.
El carácter masivo y pacífico del firmazo, que en contra de su misión el CNE obstaculizó, desbarató el plan de la cúpula gubernamental para presentar la actividad como una guarimba. Hasta seguidores oficialistas rechazan que Maduro y el CNE, contra el ejemplo de Chávez, se nieguen a aceptar el referendo, pieza central de la proclamada y abandonada, democracia representativa.
La cúpula del gobierno quiere disfrazar su perversión y su rebeldía contra la Constitución Bolivariana. Acude a la barajita de un golpe de Estado mientras en la realidad patalea desesperadamente, para anular a uno de los dos poderes que procede directamente de la votación popular. El Sr. Ministro de la Defensa se acusa de ineficaz o de algo más grave, cuando denuncia un golpe que sólo puede darse desde la fuerza que comanda.
En su incontenible propósito de hacernos padecer lo que viven los cubanos, Maduro pretende reinstalar una falsa polarización entre la Asamblea Nacional y el gobierno. Esa disputa nos desvía del verdadero foco.
Un solo éxito no hace el cambio. Para lograrlo hay que evitar juntos los errores que afectan a todos. Hay que generar más confianza en la capacidad de una dirección colectiva para compartir el desafío de fundar de nuevo a este país. No hay lugar para pretensiones monopólicas o caudillistas.
@garciasim
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