Libertad!

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jueves, 1 de enero de 2009

Sexismo y mando

Ramón Hernández

eltejadoroto@hotmail.com
Hubo un tiempo que en el rubro "gastos de representación" de la hacienda pública se confería una importante suma no sólo a la compra de cosméticos, sino que era tan alta la cifra destinada al renglón "peluquería" que un ministro ­obviamente duró poco en el cargo­ propuso como medida desesperada que se contratara a Carmelo para tratar de reducir esa partida. Habiendo reconocido el régimen militar que dependía de mujeres la sustentación orgánica y real del poder, resultaba ilógico que se pretendiera disminuirlas en su esencia femenina aduciendo unos gastos que muy bien podrían ser recortados en otros menesteres, incluidas las misiones y los préstamos a Bolivia y Nicaragua.
Nunca, los de Cuba porque de ahí viene la sabiduría.
Distinto de lo que ocurrió bajo en mandato de Marcos Pérez Jiménez, cuando el estamento militar controlaba el poder real mientras que los civiles se ocupaban de la administración pública y el funcionamiento eficiente del Estado, en la trapisonda armada por el socialismo del siglo XXI, y ante la demostrada ineficiencia del masculino castrense para ocuparse de asuntos en que la falta de talento y conocimiento hay que disimularlos con prendas distintas a la arbitrariedad y el me da la gana, profesionales de sexo femenino demuestran una destreza cimera en servir al Coba. Obviemos calificar ese "servicio".
Aclaremos que desde 1946, cuando la mujer venezolana fue reconocida como ciudadana al hacerse realidad su derecho al voto directo, universal y secreto, esta mitad de la población ha desempeñado funciones de tal género y envergadura que le han permitido al país avanzar en todos los órdenes con una velocidad y eficiencia que otros pueblos envidian.
En tiempos pasados, fuese en la Guerra de Independencia o en las montoneras federales, no pocas mujeres mostraron la maña y valentía, como ahora muchas más los hacen en defensa de la democracia. Lo que ha cambiado es que también son del sexo femenino las fichas que el militarismo utiliza para demoler las instituciones que deben garantizar la justicia, la redacción de leyes justas, el ministerio público, la defensa del pueblo y el derecho al voto.
Son cinco jinetes del Apocalipsis. Podrían ser seis, si el Coba descubre otra mujer con cualidades semejantes para ocupar el ministerio de defensa, que sería como cerrar el círculo del control total del poder. El sueño de un peluquero del malecón.
Se corta y se cose

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