Es medular que los venezolanos que apuestan por un cambio en el 2012 confíen en la dirección política que opera como avanzada para ese cambio
Por: Carlos Fernández Cuesta
Fijada la fecha de las primarias de la oposición para febrero del 2012 debe registrarse tal escogencia en cuanto a ese año, día y hora como un hecho cumplido, por lo que toda retórica sobre su inconveniencia o lo benéfico de colocarla a esa altura del año electoral resulta en principio, ociosa e inútil y a juzgar por las reacciones de los factores políticos involucrados que no compartían la decisión, no ha desatado polémicas rabiosas, innecesarias y perniciosas, lo que ha de anotarse como un hecho de naturaleza absolutamente positiva en dirección a una unidad que luce ineludible como exclusiva fórmula para derrotar la autocracia militar narcisista.
No obstante, no podemos dar como inevitable que las cosas no se hagan bien, de esa forma terminaría en hábito virtuoso lo obsceno. Como tampoco es recomendable escondernos en el silencio si queremos aprender y hubo en la decisión, un espectáculo de política del cuarto oscuro, del gato encerrado y del cálculo político que percibieron los venezolanos en el funcionamiento de la MUD y en el comportamiento de buena parte de sus miembros para elegir la celebración del evento; ello lo decimos con total independencia de que el calendario escogido para las primarias, cualquiera que hubiera sido, este año o el entrante, fuera el más adecuado.
El asunto es más complejo y también más triste en tanto que toca valores trascendentes en lo político y en lo ético que lo meramente coyuntural sobre las precandidaturas y la fecha del evento, pues se transmitió la lamentable sensación de que el juego de los miembros de la mesa es distinto al del resto del país, quienes para muchos portan alforjas y agendas ocultas, que se encuentra en sus integrantes la ausencia de sacrificios y la entrega desinteresada a la emergencia en la que nos encontramos.
El tema vinculado a que la mayoría quería las elecciones primarias este año y no se les hizo caso y el liderazgo debía seguir el rumbo de la calle y someterse a lo que pide la masa no es la nuez de la controversia, todo descansa en que el país democrático palpó su exclusión de ese debate, que sintió un portazo en sus narices como un fisgón entrometido e indeseable y si lo recordamos es justamente, no para dinamitar los esfuerzos y lo meritoriamente logrado hasta ahora por la dirección política de la oposición a través de la MUD, sino para que usen la política y las herramientas que tiene ésta con el fin de conducir y no dejarse conducir por el ruido, pero igualmente, para debatir a descampado, convencer y persuadir.
Es medular que los venezolanos que apuestan por un cambio en el 2012 confíen en la dirección política que opera como avanzada para ese cambio, mucho más cuando la MUD debe tratar de convocar a otros sectores distintos a ella misma.
Es una modalidad de la antipolítica el hacerla a puertas cerradas aunque sólo se cause esa visión por pura apariencia, pero esto es un problema y un reclamo actual que exige una revisión de la mesa que revierta estos efectos; los más perjudicados son los partidos que jamás podrán fortalecerse, como en los hechos no ha sucedido, debiendo urdirse en su propio comportamiento ante un fenómeno en el que ya no le pueden seguir echando la culpa a los notables o a Chávez.
Hacia el futuro, si la mesa huele a encerrada y sigue siendo concebida como desconectada en sus decisiones, además de la cómica nos quedamos sin país. Todos a votar el 12/ F/12.
ferprietcuesta@gmail.com
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