Libertad!

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viernes, 26 de diciembre de 2008

Argelia Ríos // Engañifas y envoltorios del mando vitalicio

Sus pretensiones de quedarse por siempre en Miraflores, no son insignificantes para el ciudadano
Mienten con alevosía y sin recato. La engañifa no tiene límites. Ahora a la reelección indefinida la rebautizaron como el "derecho a la postulación continua". El significado es el mismo: pero decidieron -así no más, insidiosamente- esconder el puñal afilado para encubrir la insaciable voracidad del jefe. El asunto expone una debilidad y revela la ironía: hace apenas diez años la revolución decía representar al soberano. Se ufanaba de interpretar sus inquietudes y necesidades.

Hoy, convertida en pasado, sus timoneles se burlan de él, hilvanando palabras que subestiman su inteligencia. Empinados en la arrogancia, la comparsa bolivariana supone que el lenguaje lo puede todo y que cualquier glosario sirve a los fines de potabilizar la barbarie... Pero sólo un profundo desprecio por el pueblo puede dar cabida a la descarada manipulación que el país está presenciando... Poco a poco, Chávez se ha equiparado con los peores mandamases. Como ellos, trafica con la candidez de los humildes, contra quienes conspira manipulando temores y recelos íntimos. Los verbos remendados para adornar la reelección son la mejor prueba de que "el proceso" va en declive y de que sus operarios están conscientes del rechazo popular a la vocación perpetuista del presidente.

El conocimiento de esa objeción popular, y la certeza de que la reelección indefinida genera aprensiones bien fundadas entre la mayor parte de los electores, ensancha el delito de la traición al soberano. El hecho de que a la reelección indefinida se le pretenda cubrir con un envoltorio artificial niega lo que muchos dan como cierto. Las pretensiones de Chávez, de quedarse por siempre en Miraflores, no son insignificantes para el ciudadano de a pie.

A juzgar por las previsiones de la revolución -que lleva todo un año descifrando el 2D, con el propósito del contrabando en mente-, la reforma constitucional fue rechazada tanto por sus efectos en la propiedad privada y en la patria potestad, como por la desconfianza que produce la ambición desenfrenada del presidente de la República. Cuando Chávez habla sobre "su" derecho a la postulación continua lo hace sabiendo que se trata de una falacia y de que, habiendo sido aceptable en otros tiempos, la reelección es hoy objeto de grandes dudas.

Pero la trampa cazabobos trasciende de la redenominación de la iniciativa. La verdad es que el presidente vuelve a mentir al asegurar -también alevosamente- que la decisión en torno a su reelección quedaría siempre sujeta a la aprobación o desaprobación del soberano. Los ingenuos pensarán que es irrelevante otorgarle a Chávez "su" derecho a postularse.

Pero ni ellos pueden negar que las dudas son válidas. Siendo público y notorio que Chávez nos está ofreciendo otra vez la misma reforma que antes ya fue negada en votación, ¿quién tiene la certeza de que el presidente aceptará la victoria de cualquier otro candidato distinto a él? Ese es el problema.
Argelia.rios@gmail.com

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