Robert Alonso
Ustedes saben que siempre, desde que llegó el íncubo al poder, he estado en contra de la vía electoral. No porque no crea en las herramientas constitucionales del país, es que no creo ni en "nuestras" instituciones ni en "nuestros" representantes, aquellos que nos han llevado a las urnas – al menos – desde el Referéndum Revocatorio, ese garabato que yo llamaba "carrusel de la ilusión". Comenzaría a creer en "nuestras" instituciones y en "nuestros" líderes, cuando veamos que el CNE se conforme de acuerdo a lo que pauta la ley, algo que es más que imposible esperar. Creeré en "nuestros" líderes, cuando ellos, antes de llevarnos a las urnas, ejerzan su liderazgo, el peso político (que alegan tener) y la credibilidad en el exterior (que supuestamente poseen) para adecentar y legalizar el CNE. Mi desconfianza se incrementa, cuando no veo – siquiera – un intento serio, por parte de "nuestros" líderes, de depurar el CNE de tantas irregularidades y de tantas lacras que allí ha colocado el régimen. De darse ambos supuestos-negados, tendríamos – además – que independizar al TSJ, algo que estaría por encima a la utopía en un país donde la justicia, SIEMPRE, ha estado "partidizada". Jamás, en la Venezuela de Chávez, se darán las condiciones para que el votar se convierta en un ejercicio digno y beneficioso. Votar por votar trae más males que bienes. Si dijéramos que la llamada "comunidad internacional" se rasgaría su vestidura ante un indiscutible fraude… entonces podría considerarse la farsa para que sirva como instrumento de prueba. Lamentablemente, mientras esa misma "comunidad internacional" no vislumbre – en el futuro inmediato – una alternativa de poder en Venezuela, nada hará ante cualquier desafuero del régimen, por más descarado que éste fuese. Nada ha hecho esa "comunidad internacional" para aliviar la tragedia cubana. Al contrario: se ha cansado de alcahuetear al tirano que ha oprimido a su pueblo por el eterno lapso de medio siglo… y destruido uno de los países más privilegiados del mundo occidental. Pero es infantil poner las esperanzas fuera de Venezuela, cuando aquellos que son los llamados a la denuncia, son parte necesaria de la trampa. Ahora podríamos, perfectamente, suponer que lo que acaba de haber en Venezuela no fue otra cosa que un descarado fraude… una vez más, con la anuencia y la complicidad de la "oposición". Esa "oposición" que recibió los despojos de lo que una vez fueron gobernaciones y alcaldías, a cambio de la conchupancia y de servir como elemento necesario para legitimar y convalidar la contumaz trampa y el generalizado engaño… porque, para colmos, se le ha vendido la victoria al pueblo. Si hoy le vamos a creer a María Corina Machado y a Súmate, en cuanto a que más del 50% de las actas que llegaron al CNE no están firmadas, no cabría duda que estamos ante un evidente y descarado fraude. ¿Qué harán los líderes de esa "oposición" ante tamaño descaro? ¡Absolutamente nada! Nada, que no sea un par de discursos subidos de tono, "para engañar al público". Lo mismo podremos esperar de ese combo inmenso de "comunicadores sociales" (dentro y fuera de Venezuela) que fue muy diligente a la hora de llamar al pueblo a que participara en este otro gran fraude, pero que a la hora de poner rodilla en tierra para denunciarlo, se hará el turco. Mientras tanto, ya Chávez obtuvo (respaldado por actas sin firmar) su "conteo oficial y real" de votos. Con esos mismos votos de más, que la "oposición" ha legitimado con su participación y silencio, ganará el referéndum que lo atornillará – "legal y constitucionalmente" - al poder… ¡y nadie podrá decir que hizo fraude! Ahora ya hemos visto, dos veces, que Chávez cuando "pierde", acepta su derrota. No me creo la historia esa en la cual se asegura que fueron los militares quienes presionaron a Chávez para que aceptara su derrota en el último referéndum de diciembre 2007. Lamentablemente en Venezuela no existen factores internos ni externos para presionar a semejante bestia… que lo controla todo y más. Creo, más bien, que fue una aberrante jugada para oxigenar la vía electoral y crearle al CNE una aureola de credibilidad y transparencia. Eso es lo que yo creo. Tampoco creo que se hayan ganado, solamente, las gobernaciones que el CNE le otorgó a la "oposición". Ahí hubo fraude. No creo, ni borracho, que Chávez haya logrado tan alta votación… justamente la que él necesitará para "ganar" el próximo garabato, el que lo eternizará en el poder hasta que el Creador lo llame para que le rinda cuentas. Al menos María Corina y Súmate no ven las "cosas" claras. Mientras tanto celebraremos la nueva "victoria" y las Navidades, que ya están encima. ¿Entonces? Sigue quedando, únicamente, la opción de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida: millones y millones de venezolanos frente a un puñado de delincuentes desalmados que saldrán corriendo como gallinas cuando vean las calles de todo el país tomadas por el pueblo. Pero esa sublevación no está en el contrato, firmado con sangre venezolana, entre la "oposición" y el régimen.
Miami, 4 de diciembre de 2008
robertalonso.vip@gmail.com
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