Simón Bolívar
Simón Bolívar fue categórico contra "la permanencia de un mismo hombre en el poder por largo tiempo". Ya sabemos lo que dijo en el Congreso de Angostura, momento cumbre del Bolívar civil, liberal y demócrata. Pero no fue la única ocasión. Ocho años después de Angostura, en Junio de 1826, el congreso de Colombia (la Gran Colombia) decide extender el mandato presidencial del Libertador para otro período. Francisco de Paula Santander, el héroe neogranadino, quien presidía aquel Congreso, le informa a Bolívar de tal decisión mediante una carta.
El 4 de Junio, Bolívar, desde La Magdalena donde se encontraba en campaña, le responde con otra carta a Santander:
"Me ha sido tan honrosa como satisfactoria la recepción del despacho de vuestra excelencia en que me participa que las elecciones para la Presidencia de la República habían recaído en mí… (…)Inútil sería expresar la emoción...por la bondad de Colombia... y hasta mis deseos,¿pero no me será lícito rechazar con reverente sumisión a la República, un decreto popular que viola de hecho la Ley Fundamental?La Constitución no quiere que un ciudadano rija la nación por más de ocho años; ya la he mandado catorce en medio de la guerra y la revolución; entre las leyes y la dictadura".
Bolívar, en su carta respuesta a Santander, se permite, también, reflexionar sobre el militarismo y el civilismo, incluso para hacerse una profunda autocrítica:
"Mi horrible profesión militar me ha obligado a formarme una conciencia de soldado, un brazo fuerte que no puede manejar el Bastón sino la espada. El hábito de la guerra... me ha puesto fuera del mando civil. Lo digo con rubor, mas debo
confesarlo".
Luego ofrece una lección de su postura ideológica; Bolívar es un liberal republicano (lo contrario del monárquico conservador para la época), es decir, un seguidor de las ideas políticas de la democracia representativa, el equilibrio e independencia de los poderes, la libertad política. Se confiesa, como tantas otras veces, inspirado por las ideas políticas de la Revolución Francesa y de la Revolución norteamericana. Y de hecho, en la carta, alaba el gesto de George Washington de renunciar a una tercera reelección (que por ese tiempo lo permitía la Constitución de los nacientes Estados Unidos cosa que muchos años mas tarde sería corregido) y usa ese argumento para objetar su propia reelección."Además... la honrosa lección que me ha dejadoel héroe ciudadano ( Washington), el padre de la gran República Americana,no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la Suprema Magistratura; generosamente mostró el peligro... de continuar indefinidamente el poder público en manos de un ciudadano... y tan sublime lección me dice lo que debo hacer..."Y finaliza con una clara y rotunda decisión de no aceptar lo que el Congreso de Colombia ya había aprobado."Yo no puedo mandar más, Excelentísimo Señor, la República Colombiana; mi gloria me lo prohíbe y la libertad de Colombia me lo ordena. Sírvase Vuestra Excelencia ser el órgano para trasmitir al Congreso de la Nación mi respetuosa negativa....De todos modos y en todos casos, Colombia debe contarme siempre en sus filas... para defender sus leyes...".
Zamora también grita:"No al continuismo. Viva la legalidad"El "árbol de las tres raíces", fue la justificación original para la irrupción de un grupo de militares en la política nacional. Bolívar, Zamora y Simón Rodríguez. De Bolívar, ya sabemos lo que pensaba sobre la concentración de poder en un solo individuo y sobre el reeleccionismo. Pero resulta que Ezequiel Zamora, el general de la Guerra Federal, muchas veces invocado por Chávez como "el general del Pueblo Soberano" que así lo llamaban sus seguidores en su tiempo, también es rotundamente contrario a las "ideas" políticas del reeleccionismo y el continuismo de un solo hombre en la Presidencia. Zamora también se oponía al afán centralista de los gobernantes de su tiempo.
De hecho, la Guerra Federal se llamó así porque era la defensa del federalismo, es decir, la descentralización contra el centralismo enfermizo.
Zamora y la revolución federal se alzaron contra la obsesión de controlar la vida del país desde el centralismo caraqueño."No al continuismo. Viva la legalidad",era la consigna de las huestes de Zamora para justificar su alzamiento.
Simón Bolívar fue categórico contra "la permanencia de un mismo hombre en el poder por largo tiempo". Ya sabemos lo que dijo en el Congreso de Angostura, momento cumbre del Bolívar civil, liberal y demócrata. Pero no fue la única ocasión. Ocho años después de Angostura, en Junio de 1826, el congreso de Colombia (la Gran Colombia) decide extender el mandato presidencial del Libertador para otro período. Francisco de Paula Santander, el héroe neogranadino, quien presidía aquel Congreso, le informa a Bolívar de tal decisión mediante una carta.
El 4 de Junio, Bolívar, desde La Magdalena donde se encontraba en campaña, le responde con otra carta a Santander:
"Me ha sido tan honrosa como satisfactoria la recepción del despacho de vuestra excelencia en que me participa que las elecciones para la Presidencia de la República habían recaído en mí… (…)Inútil sería expresar la emoción...por la bondad de Colombia... y hasta mis deseos,¿pero no me será lícito rechazar con reverente sumisión a la República, un decreto popular que viola de hecho la Ley Fundamental?La Constitución no quiere que un ciudadano rija la nación por más de ocho años; ya la he mandado catorce en medio de la guerra y la revolución; entre las leyes y la dictadura".
Bolívar, en su carta respuesta a Santander, se permite, también, reflexionar sobre el militarismo y el civilismo, incluso para hacerse una profunda autocrítica:
"Mi horrible profesión militar me ha obligado a formarme una conciencia de soldado, un brazo fuerte que no puede manejar el Bastón sino la espada. El hábito de la guerra... me ha puesto fuera del mando civil. Lo digo con rubor, mas debo
confesarlo".
Luego ofrece una lección de su postura ideológica; Bolívar es un liberal republicano (lo contrario del monárquico conservador para la época), es decir, un seguidor de las ideas políticas de la democracia representativa, el equilibrio e independencia de los poderes, la libertad política. Se confiesa, como tantas otras veces, inspirado por las ideas políticas de la Revolución Francesa y de la Revolución norteamericana. Y de hecho, en la carta, alaba el gesto de George Washington de renunciar a una tercera reelección (que por ese tiempo lo permitía la Constitución de los nacientes Estados Unidos cosa que muchos años mas tarde sería corregido) y usa ese argumento para objetar su propia reelección."Además... la honrosa lección que me ha dejadoel héroe ciudadano ( Washington), el padre de la gran República Americana,no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la Suprema Magistratura; generosamente mostró el peligro... de continuar indefinidamente el poder público en manos de un ciudadano... y tan sublime lección me dice lo que debo hacer..."Y finaliza con una clara y rotunda decisión de no aceptar lo que el Congreso de Colombia ya había aprobado."Yo no puedo mandar más, Excelentísimo Señor, la República Colombiana; mi gloria me lo prohíbe y la libertad de Colombia me lo ordena. Sírvase Vuestra Excelencia ser el órgano para trasmitir al Congreso de la Nación mi respetuosa negativa....De todos modos y en todos casos, Colombia debe contarme siempre en sus filas... para defender sus leyes...".
Zamora también grita:"No al continuismo. Viva la legalidad"El "árbol de las tres raíces", fue la justificación original para la irrupción de un grupo de militares en la política nacional. Bolívar, Zamora y Simón Rodríguez. De Bolívar, ya sabemos lo que pensaba sobre la concentración de poder en un solo individuo y sobre el reeleccionismo. Pero resulta que Ezequiel Zamora, el general de la Guerra Federal, muchas veces invocado por Chávez como "el general del Pueblo Soberano" que así lo llamaban sus seguidores en su tiempo, también es rotundamente contrario a las "ideas" políticas del reeleccionismo y el continuismo de un solo hombre en la Presidencia. Zamora también se oponía al afán centralista de los gobernantes de su tiempo.
De hecho, la Guerra Federal se llamó así porque era la defensa del federalismo, es decir, la descentralización contra el centralismo enfermizo.
Zamora y la revolución federal se alzaron contra la obsesión de controlar la vida del país desde el centralismo caraqueño."No al continuismo. Viva la legalidad",era la consigna de las huestes de Zamora para justificar su alzamiento.
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