La población se acostumbrará a vivir con desabastecimiento, delincuencia e inflación
Se percibe en el escenario político las dos líneas de acción enfrentadas. Chávez, promueva el socialismo, mientras, la oposición hinca los dientes en los problemas sociales. Entonces, Chávez culpa al capitalismo de los males y carencias del pueblo. Los opositores, abomban los conflictos con otros gobernantes, la supuesta alianza con FARC, los ataques de EEUU, la alianza con Cuba y eclipsan la "narco" y "para" política que rodea al uribismo.
Relegan al modelo alterno que pudiera derrotarlo. Dilapidan recursos para resaltar los atributos maquillados de individualidades desprestigiadas. ¡Chávez une sobre lo programático, la oposición sobre individualidades! Proscriben que el problema es de sistema e ideológico. La oposición no tiene aliento para encumbrar valores del sistema capitalista. ¡Representan al anticambio!
Dirigentes y medios carean en el imaginario colectivo problemas y deficiencias con valores culturales ancestrales. Prejuicios y convencionalismos que cotejan con los puntos débiles y errores. En fin, nadan en la superficialidad. Explotan las impertinencias y atrevimientos del Presidente con saña y alevosía. Línea que aglutina y excita a su cautivo segmento, pero también al chavista, habituado a sus extravagancias.
Mientras no despegue una oposición diferente, divorciada del pasado, con un claro proyecto alterno ideológico y programático y un equipo de dirigentes nuevos y guerreros, que conquiste a los no comprometidos (45%) no habrá competidor a Chávez.
La población se acostumbrará a vivir en los próximos años con el desabastecimiento ocasional, la dramática delincuencia y la terrible inflación; donde no demuestra competencia el Gobierno. La popularidad no la da el concepto socialista, la otorga la gestión que bajó la pobreza al 28% y venía del 65% y la extrema la redujo al 8%... y estaba en el 32%.
efe_ce_pe@hotmail.com
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