Libertad!

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jueves, 17 de abril de 2008

Retorno al pasado.Berlusconi

Amigos:
Me considero de centro ,mas a la izquierda.
Pero la visctoria de Berlusconi en Italia sobre el partido y alianzas de Prodi es un fenómeno a mi juicio interesantísimo.
Italia , con su fortísima institucionalidad, es un ejemplo a seguir, o por lo menos a comprender a fondo.
Muy adecuada para referencia en asuntos municipales.
Joaquin

EDITORIAL
Su triunfo le exige responsabilidad, pero la Liga Norte no pondrá las cosas fáciles

Berlusconi no ha defraudado en su primera comparecencia de prensa. El futuro primer ministro italiano ha recurrido a los mismos tópicos de siempre sobre su eterna juventud, las bromas sobre las mujeres y los prejuicios hacia la izquierda, así como los avisos ominosos para la inmigración ilegal: cierre de fronteras y expulsión de indocumentados. Es como si el reloj se hubiera atrasado dos años, el tiempo que duró el Gobierno de centroizquierda de Prodi y que él estuvo en la oposición. Incluso muchos de los probables componentes del próximo Ejecutivo volverán a ocupar las mismas carteras ministeriales que ya desempeñaron las otras dos veces que el político y magnate de la comunicación estuvo en el poder (Frattini, Tremonti, Maroni, etcétera).
Sin embargo, no todo es igual tras los resultados electorales. Ante todo, el triunfo bastante holgado del Pueblo de la Libertad (PDL) exigirá por primera vez a Berlusconi a realizar, si es que tiene capacidad para ello, un ejercicio de responsabilidad como gobernante poniendo en marcha reformas institucionales, electorales y económicas que Italia necesita con urgencia. Esa responsabilidad debería comportar la voluntad de encontrar vías de consenso con el Partido Democrático (PD) de Walter Veltroni. Porque si algo han revelado los comicios italianos ha sido el nacimiento de un sistema bipartidista y la desaparición de los pequeños grupos, tanto a la derecha pero sobre todo a la izquierda, a los que el electorado ha castigado al decantarse por el voto útil.
El nuevo mapa político refleja también el resurgimiento de la Liga Norte de Bossi tras un periodo de larga crisis debido en parte a la precaria salud de su fundador. La Liga ha fortalecido su presencia en las principales ciudades norteñas y ha aumentado notablemente su representación en la Cámara de Diputados y el Senado. Sus excelentes resultados no son precisamente un elemento tranquilizador ni para la vida del Ejecutivo de Berlusconi ni para la estabilidad del país. El partido de Bossi demostró en el primer Gobierno de Il Cavaliere, en 1994, que fue un grupo poco fiable. Fue Bossi quien reventó entonces la coalición de centro-derecha. Pero es que, además, su ideario populista y demagógico esconde el afán de abrir una brecha económica y social entre el Norte y el Sur propugnando un federalismo fiscal que a la larga agravará más aún el desequilibrio regional italiano.



El Pais,España




Italia
Primer ministro (2º ejercicio)
Duración del mandato: 11 de Junio de 2001 - 17 de Mayo de 2006
Nacimiento: Milán, provincia de Milán, región de Lombardía , 29 de Septiembre de 1936
Partido político: Forza Italia
Profesión: Empresario multisectorial
Crédito fotográfico: © NATO Photo
Resumen
Hijo de un directivo bancario de clase media, estudió en el Liceo Classico de San Ambroglio y en la Universidad de Milán, por la que se licenció en Derecho en 1961 con una tesis sobre la publicidad. Su habilidad para los negocios se remonta a la infancia, cuando vendía apuntes escolares a sus compañeros de aula. A los 18 años ganó su primer capital significativo como animador musical y cantante melódico en cruceros por el Mediterráneo. Con 23 años, mientras estudiaba en la universidad, puso en marcha su primera firma constructora, primer jalón de una brillante carrera empresarial.
Biografía
1. Propietario de un imperio empresarial2. Salto a la política y conquista del Gobierno nacional en 19943. Paso al liderazgo de la oposición4. Los problemas con la justicia por presunta corrupción5. Gran victoria electoral y retorno al poder en 2001 1. Propietario de un imperio empresarialFundó las empresas de construcción Cantieri Riuniti Milanesi en 1961 y Edilnord di Silvio Berlusconi & Co. en 1963, que al cabo de cinco años edificó un centro residencial en Brugherio, en las cercanías de Milán, con capacidad para 4.000 habitantes, el primero de su clase en ser equipado con todos los servicios sociales. Al frente de un equipo de jóvenes arquitectos animados con la idea una "ciudad sin coches" y él mismo fascinado por el modelo de ciudad perfecta presentado por Tomas Moro en su obra Utopía, emprendió numerosos e innovadores proyectos urbanísticos dentro y fuera del país. En 1969 levantó el barrio residencial Milán-2, con capacidad para 10.000 habitantes, y en 1973 le siguió Milán-3, para 12.000. A mediados de los años setenta desplazó sus intereses al mundo de la comunicación. En 1974 lanzó la cadena de televisión por cable Telemilano para dar servicio a Milán-2, en 1976 compró participaciones en el periódico Il Giornale, que luego adquirió, en 1978 puso en marcha Canale 5, también en Milán, y en 1983 y 1984 incorporó a su patrimonio Italia Uno y Rete 4 respectivamente. Estas cadenas, multiplicando sus emisiones a través de una red de televisiones locales y aunadas en la empresa Mediaset, pusieron fin al monopolio de la RAI y consiguieron superarla en audiencia con una parrilla centrada en concursos y otros programas de distracción. De hecho, la cuota de mercado de los dos grupos fue definido por ley, a instancias del Partido Socialista (PSI), en 1990, consagrándose en Italia un duopolio televisivo de hecho. En 1985 el Gobierno francés le concedió la primera cadena privada de ese país, La Cinq, y adquirió acciones de Chain y Cinema 5. Un año después compró los Estudios Roma y el club de fútbol A.C. Milán, del que se convirtió en presidente, y en 1988 se apropió de la mayor cadena de grandes almacenes de Italia, La Standa. Culminado su emporio mediático, el 26 de enero de 1990 obtuvo la presidencia del grupo Mondadori, editor del periódico La Repubblica y de los semanarios L´Expresso, Epoca y Panorama. Para finales de la década, cuando Berlusconi incorporó a su patrimonio la cadena de tiendas de vídeo Blockbuster, portales de acceso a Internet y una participación en Olivetti, Mondadori controlaba un tercio del sector editorial en Italia. El conglomerado Fininvest, que creó en 1975, cumplió la función de integrar sus múltiples propiedades y participaciones en televisión, prensa, edición, publicidad, seguros y servicios financieros, convirtiéndose en la tercera empresa privada del país. Para 1989 las televisiones de Fininvest concentraban, en horario de prime time, el 45% de la audiencia y el 60% de los ingresos por publicidad. A comienzos de los años noventa su patrimonio personal se estimó en superior a los 6.000 millones de dólares, colocándose como el hombre más rico de Italia. Aparte sus estrechas relaciones con el PSI, sobre Berlusconi se conjeturaron otros contactos con poderosas esferas no gubernamentales. Hasta su entrada en política no fueron publicados datos sobre su posible pertenencia a la logia masónica P2, en la cual habría tenido el carné número 1816. 2. Salto a la política y conquista del Gobierno nacional en 1994Largamente tentado a entrar en la política, el magnate de la comunicación fundó el partido Forza Italia (FI) en diciembre de 1993 y el 26 de enero de 1994 anunció su entrada oficial en la contienda preelectoral con una espectacular puesta en escena, arropada por sus televisiones y concebida por su agencia Publitalia como un producto de la mercadotecnia. El programa de FI, que Berlusconi promocionó con las dotes de un avezado showman, se basaba en la defensa a ultranza de las libertades personales y económicas y de los valores tradicionales, la reducción del paro y el déficit público ("hay que administrar al Estado como se administra una empresa o una familia"), la creación de empleo y la lucha contra la Mafia y la corrupción, frente a la que se presentó como el único líder limpio y capaz de regenerar el sistema político, diezmado por los procesos anticorrupción. Aderezó su discurso con apocalípticas advertencias contra un gobierno dominado por los ex comunistas ("si vence la izquierda volverá el estalinismo") y, como resumen de todos sus compromisos, prometió un "nuevo milagro económico italiano". De entrada, estos mensajes resultaban atractivos para el pequeño y medio empresario y los profesionales liberales, afectados por la conflictividad laboral y la presión fiscal, respectivamente. Rápidamente esbozó, tras una fracasada aproximación a las pequeñas formaciones centristas, una -aunque poco cohesionada- alianza con las fuerzas de la derecha: los neofascistas reconvertidos de Alianza Nacional (AN), las dos formaciones menores surgidas de la desintegración de la Democracia Cristiana (DC), Centro Cristiano Demócrata (CCD) y Cristianodemócratas Unidos (CDU), y la ideológicamente más ambigua Liga Norte (LN), cuyo programa separatista para las regiones norteñas tenía un componente de insumisión fiscal susceptible de acomodo con el liberalismo sin cortapisas propugnado por Berlusconi, aunque éste luego, en las tormentosas negociaciones poselectorales para el reparto de carteras, sólo prometió una imprecisa descentralización tributaria y política, advirtiendo de paso que la unidad de Italia estaba fuera de toda duda. El mensaje del conocido como Il Cavaliere, escaso en contenidos y con una elevada carga demagógica y mediática, sedujo al electorado. En los comicios del 27 y 28 de marzo de 1994 el Polo de la Libertad (PL) de Berlusconi obtuvo el 42,9% de los votos y 366 de los 630 escaños de la Cámara de Diputados, frente al 34,4% y los 213 escaños de la Alianza Progresista que encabezaba el ex comunista Partido Democrático de la Izquierda (PDS), convertido a la socialdemocracia. FI fue, a su vez, la fuerza más votada con el 21% de los sufragios y 148 escaños, uno de los cuales, obtenido por el sistema uninominal mayoritario, fue el de Berlusconi por la tercera circunscripción del distrito Lombardía 1. El sensacional éxito del empresario, con sólo unos pocos meses de experiencia política, no tenía parangón en la historia electoral de Occidente, y se remarcó su capacidad para obtener apoyos de los votantes derechistas huérfanos de la DC. El 11 de mayo Berlusconi, tras designar a tres juristas como garantes de la separación entre sus intereses empresariales y su mandato político, formó gobierno con los partidos del PL y personalidades independientes. No obstante, el primer ministro encontró desde el primer día un ambiente sumamente hostil, avivado por poderosos enemigos. El PDS, que siempre entrevió tras el desembarco político de Berlusconi su temor a una reforma de la ley sobre los medios audiovisuales a cargo de un eventual gobierno de izquierda e, incluso, una maniobra para formar parte de una clase política que había resistido sus influencias desde fuera, en una tesitura de acumulación de deudas y dificultades judiciales por sus empresas, le exigió, infructuosamente, que se desprendiera de Fininvest. También levantó una fuerte polémica el decreto-ley gubernamental del 14 de julio, que excarcelaba a todos los acusados por corrupción y negaba la prisión preventiva de los sospechosos. El mordazmente llamado "decreto salva-Craxi" -por entender algunos que Berlusconi lo que buscaba era librar de la persecución judicial al dimitido secretario general del PSI, viejo amigo de la universidad (fue padrino de dos de sus hijos) y protector en su etapa de primer ministro- recibió la desaprobación popular y el Gobierno hubo de corregirlo en un sentido más restrictivo y someterlo al Parlamento como proyecto de ley. Las investigaciones judiciales de altos directivos de Fininvest acusados de corrupción (incluido el hermano menor de Berlusconi, Paolo, accionista mayoritario del grupo, que conoció una breve estancia carcelaria con carácter cautelar semanas antes de las elecciones y luego anduvo prófugo hasta entregarse a la justicia), más la huelga general del 14 de octubre convocada por los sindicatos contra la gestión económica de su Gobierno, en especial la reforma del sistema de pensiones, se tradujeron en una substancial pérdida del apoyo electoral de FI en las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre. Al día siguiente se confirmó, tras varias semanas de insistentes rumores, que la justicia le había enviado a Berlusconi una citación como presunto cómplice en un delito de corrupción a funcionario público, consistente en el pago de dos sobornos por valor de 300 millones de liras a miembros de la policía fiscal. Este cúmulo de adversidades se producía pese a todos los intentos de Berlusconi de desvincularse formalmente de su imagen empresarial, el último el 29 de julio con el anuncio de la dejación de sus intereses económicos en manos de un gestor de confianza, mientras un "comité de vigilancia y garantía" supervisaría en nombre del presidente de la República y el Parlamento los eventuales conflictos de intereses que pudieran surgir. La agitación política permanente y la atención de intereses extrapolíticos, disminuyó la capacidad de su Gobierno para acometer medidas firmes contra el desequilibrio de las finanzas públicas, lo que generó desconfianza en los mercados financieros internacionales, provocando el desplome de la lira y la bolsa, y la huida de los inversores extranjeros. Además, el desempleo experimentó un repunte y afectó al 12% de la población activa. Las relaciones en el seno del Gobierno con la LN de Umberto Bossi, siempre difíciles (en buena parte debido a la mutua animadversión entre él y el presidente de AN, Gianfranco Fini), estallaron cuando el impredecible dirigente lombardo retiró su apoyo a la coalición, precipitando la dimisión de Berlusconi el 22 de diciembre de 1994. Su caída cuestionó las esperanzas de normalización de la vida política, tras tres años de convulsiones por los escándalos de corrupción y seis meses después de la inauguración oficiosa de la denominada II República. El 13 de enero de 1995 el presidente Oscar Luigi Scalfaro, desoyendo las exigencias de Berlusconi de que le permitiera someter su candidatura al Parlamento y que en caso adverso convocase elecciones, pidió al independiente Lamberto Dini que formara un gobierno de técnicos. En su efímero mandato Berlusconi se reunió con el presidente estadounidense Bill Clinton (2 de junio), el canciller alemán Helmut Kohl (16 de junio) y el presidente francés François Mitterrand (16 de diciembre), y fue el anfitrión de la 20ª Cumbre del G-7 en Nápoles (8 a 10 de julio). No obstante, la presencia de los neofascistas de AN en el Gobierno más la propia condición empresarial de Berlusconi, vistos con prevención (cuando no con patente desagrado) por buena parte de los socios internacionales de Italia, afectaron indudablemente la normalidad de la relaciones exteriores. 3. Paso al liderazgo de la oposiciónEn las legislativas del 21 de abril de 1996 el PL (descontando la LN) cayó a los 246 escaños con el 42,1% de los votos computados en el sistema proporcional. FI obtuvo 123 escaños y el 20,6% de los sufragios, desgaste moderado que fue esgrimido por Berlusconi para denunciar su derribo parlamentario como ajeno a sus verdaderos apoyos en las urnas, aunque en vez de centrar sus críticas en la LN arremetió contra el PDS y sus presuntos colaboradores en la judicatura, la prensa y la intelectualidad. Convencido, por tanto, de que le habían desalojado del Gobierno con malas artes, como líder de la oposición Berlusconi pasó a adoptar un actitud intransigente y erosionadora de los sucesivos gobiernos sostenidos por la mayoría de centro-izquierda, no desaprovechando ocasiones para provocar la caída del ejecutivo y forzar elecciones anticipadas. FI, pese a sus compromisos iniciales, obstruyó sistemáticamente los debates para la reforma constitucional, que debió haber avanzado hacia un modelo de Estado federal e introducido el poder ejecutivo de tipo semipresidencialista. Los trabajos de la comisión bicameral encargada quedaron en punto muerto a mediados de 1999. Ante el referéndum de mayo de 2000 sobre la reforma de la ley electoral para instaurar el sistema mayoritario propugnó la abstención, aunque a su partido le favorecería esta reforma, al atisbar que el fracaso de la consulta le aparejaría un fuerte desgaste al Gobierno, como así fue. Aún y todo, durante el Gobierno de Massimo D'Alema (PDS) aceptó algunos pactos, como en la elección de Carlo Azeglio Ciampi para la Presidencia de la República. A Berlusconi le resultó electoralmente muy rentable este tipo de oposición: FI volvió a ser el partido más votado en las elecciones al Parlamento Europeo del 13 de junio de 1999 con el 25,2% de los votos, tendencia alcista precedida y confirmada en los diversos comicios municipales celebrados desde 1998. Del 16 al 18 de abril de 1998 se celebró en Milán el I Congreso de FI, orientado por Berlusconi para reforzar su alianza con el partido de Fini. No obstante, en los meses siguientes se especuló con que el magnate estaría planeando un giro pragmático para convertir oficialmente a FI en el sucesor de la DC por la titularidad del centro político, lo que por otro lado plantearía dificultades con la muy derechista AN. Miembro del Parlamento Europeo desde 1994 y de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa desde 1998, en mayo de ese año Berlusconi recibió el apoyo del canciller alemán, Kohl, y del presidente del Gobierno español, José María Aznar, para el ingreso de FI en el Partido Popular Europeo (PPE), cuyo presidente, el ex primer ministro belga Wilfried Martens, no planteó objeciones. El 9 de junio el PPE aprobó el ingreso de los 20 europarlamentarios de FI "a título individual" y en octubre de 1999 FI entró oficialmente en el PPE, sellando el éxito europeo de Berlusconi, que encontró oportuno la pertenencia a un grupo de fuerte componente democristiano. Pero paralelamente a su actividad política, el ex primer ministro ha venido protagonizando estos años múltiples procesos judiciales. 4. Los problemas con la justicia por presunta corrupciónLos problemas de Berlusconi con la justicia de su país no son nuevos y se remontan a 1979, cuando recibió su primera condena, nunca cumplida y finalmente condonada en aplicación de una ley de amnistía dictada en 1990 por el Gobierno de Giulio Andreotti. En este caso, dado la lentitud de la maquinaria judicial italiana, el delito prescribió antes de que llegase la sentencia definitiva del Tribunal de Apelaciones. Similares circunstancias siguieron a otra condena por fraude en diciembre de 1987. En 1984 el primer ministro Bettino Craxi revocó una orden de un tribunal que prohibía emitir a las televisiones de Berlusconi por considerar que violaban la ley. Una actuación del dirigente socialista a la que algunos hicieron remontar la gratitud del empresario expresada cuando salió en defensa del político caído. El 20 de mayo de 1995 la Fiscalía de Milán acusó formalmente a Berlusconi de cohecho, por el presunto pago de comisiones ilegales a la Guardia de Finanzas para evitar controles fiscales a sus empresas, y el juicio correspondiente comenzó en Milán el 17 de enero de 1996. El 3 de diciembre de 1997 la Fiscalía milanesa condenó a Berlusconi en primera instancia a 16 meses de prisión más una multa de 50 millones de liras por el delito de contabilidad fraudulenta en la compra por Reteitalia, perteneciente a Fininvest, de la productora y distribuidora cinematográfica Medusa. El 9 de mayo de 1998 esta oficina dictó sendos autos de procesamiento contra Berlusconi por dos casos de corrupción relacionados con la editorial Mondadori y la empresa de alimentación SME, y el 7 de julio siguiente el proceso abierto en 1995 concluyó con otra condena a dos años y nueve meses de reclusión. Una tercera sentencia, el 13 de julio, a los dos años exactos de iniciarse el caso, le condenó a dos años y cuatro meses más una multa de 10.000 millones de liras por la financiación ilegal del PSI en 1991 a través de la sociedad All Iberian, ligada a Fininvest. Berlusconi no pisó la cárcel en ninguno de los casos al presentar sendos recursos y quedar las sentencias en suspenso, dado que las penas de prisión eran inferiores a tres años. El 9 de febrero de 2000 el Tribunal de Apelación de Milán le absolvió del delito de fraude sentenciado en 1997 y el 9 de mayo hizo lo propio con la condena de 1998 por el caso del soborno a la Guardia de Finanzas. En su quinta victoria judicial, el 19 de junio siguiente quedó exonerado también de la acusación de soborno a un magistrado con el objeto de obtener un arbitraje favorable a los intereses del grupo Mondadori en 1991. Esto redujo a dos, tras haber tenido hasta ocho, los procesos judiciales abiertos en Italia, que tampoco eran ya los más amenazantes. Todos los anteriores se cerraron, bien por prescripción del delito, bien por valoración más benigna en segunda instancia de las pruebas acusatorias. El afectado siempre ha trasladado sus tribulaciones sumariales al terreno de la persecución y el complot políticos, a cargo de unos jueces que obrarían por inquina personal o por connivencia con las fuerzas de la izquierda. Por otro lado, el 21 de junio de 2000 el juez español Baltasar Garzón, el mismo que solicitó a Gran Bretaña la extradición del ex dictador chileno Augusto Pinochet, solicitó al Parlamento Europeo el levantamiento de la inmunidad de Berlusconi para procesarle por unos delitos de falsedad documental y fraude fiscal, presuntamente cometidos entre 1990 y 1993 para ocultar la participación de Fininviest en el accionariado de la empresa española Gestevisión-Telecinco, de la que Berlusconi era entonces vicepresidente, por encima del límite legal del 25%. 5. Gran victoria electoral y retorno al poder en 2001Berlusconi no consiguió el adelanto de las elecciones legislativas, pero los gobiernos de El Olivo se resintieron de sus contradicciones internas y de los endebles resultados obtenidos en las diversas consultas regionales y municipales. Una de estas ediciones fue la desencadenante de la dimisión en abril de 2000 de D'Alema, que durante un tiempo había conseguido apaciguar al inquieto empresario-político con un pacto de convivencia. La conciencia por El Olivo y los Demócratas de Izquierda (DS, nombre del PDS desde febrero de 1998) de las excelentes perspectivas de la renovada coalición de Berlusconi, la Casa de las Libertades, resucitó un proyecto de ley sobre el conflicto de intereses que en su versión de 1998, menos severa, había quedado empantanada en el Parlamento. El 27 de febrero de 2001 el Senado aprobó un texto que prohibía de forma taxativa a cualquier miembro del Gobierno el ejercicio de actividades empresariales de relevancia y al primer ministro la posesión de un patrimonio superior a los 15.000 millones de liras. La ley estaba dirigida, obviamente, contra Berlusconi, quien, pese a que el texto no iba a tener tiempo para entrar en vigor antes de las elecciones, se apresuró a anunciar la venta de sus propiedades y participaciones empresariales antes de ganar un mandato ejecutivo. La cuestión se avivó cuando prestigiosas cabeceras de la prensa económica occidental , como The Economist, The Herald Tribune y Financial Times, opinaron sobre la "anomalía" italiana que permitía a la principal fortuna privada del país llegar al Gobierno, y valoraron como doblemente "inadecuada" la candidatura del magnate por su conflicto de intereses y sus problemas con la justicia. Berlusconi habló de ceder sus acciones en Mediaset, en una sociedad que se crearía a tal efecto, a sus hijos (cinco, dos de su primer matrimonio y tres del segundo) y a un grupo de empresarios aliados encabezados por el magnate de la prensa Rupert Murdoch, pero sólo después de ganar las elecciones, a menos que se detectara una caída en las encuestas ligada a este punto. El equipo del candidato reconocía la dificultad que representaba compatibilizar sin menoscabos los perfiles de empresario y de político para el hombre que la revista Forbes situaba como el decimoquinto más adinerado del mundo. Buena parte la campaña electoral pivotó sobre este controvertido tema, la misma legitimidad de Berlusconi para aspirar al Gobierno, pero el caso es que la casi unánime hostilidad internacional, con insinuaciones de los socios comunitarios de mantener bajo observación democrática a un eventual ejecutivo de la Casa de las Libertades (aunque sin llegar a la adopción de medidas, como con Austria, pues Italia era uno de los países grandes y fundadores de la Comunidad), y las advertencias del candidato de El Olivo, Francesco Rutelli, contra "una concentración de poder sin igual en una democracia europea", Berlusconi proyectó siempre una sensación de ganador. Como en las anteriores convocatorias electorales, el jefe de FI organizó un discurso rudo, tendente a dramatizar la lid en las urnas como si el país se la jugara entre la libertad (que él representaba) y la dictadura. Así, aseguró haber recibido amenazas de muerte y comentó un supuesto plan de atentado "organizado en el extranjero", conspiraciones todas que ligó a "la ola de odio desencadenada por la izquierda". Un hipotético Gobierno de Berlusconi suscitaba aprensiones dentro y fuera de Italia por la personalidad empresarial de su titular, pero también por la naturaleza ideológica de algunos de sus aliados. Como el Polo de 1994, la Casa de las Libertades incluía a la AN de Fini, la LN de Bossi, el CCD de Pier Ferdinando Casini, los CDU de Rocco Buttiglione y, como novedad, un grupúsculo socialista de reciente fundación llamado nuevo PSI. El socio más perturbador era Bossi, que se había descolgado con manifestaciones de solidaridad con el populista de derechas y xenófobo austríaco Jörg Haider, y aventado opiniones embarazosas sobre la inmigración, para la que pidió una "tolerancia cero", o los homosexuales, a los que equiparó con los pederastas. Aunque fue el causante de su derribo del poder en 1994, Berlusconi hizo borrón y cuenta nueva con el propagandista de la Padania, la ficticia entidad territorial del norte de Italia, y volvió a integrarlo bajo el mismo proyecto junto con el partido de Fini, cuyo concepto de un Estado fuerte y unitario era antitético a las pretensiones separatistas de la LN. Pero al igual que la AN resultaba fundamental para conquistar el voto en el sur, la LN brindaba extensos apoyos en el norte. Aún arrancando reprobaciones dentro de la Casa de las Libertades, Berlusconi no tuvo reparos en pactar acuerdos concretos en Sicilia con la pequeña formación fascista Llama Tricolor. Antes de los comicios uno de los que abandonaron la nave fue el ex presidente de la República Francesco Cossiga, personalidad intrigante que pese a su nula proyección partidista se las había arreglado para sostener el segundo gobierno de D'Alema con componendas parlamentarias. El programa de Il Cavaliere, empero, presentó una traza más consistente que en 1994 e hizo hincapié en las recetas del liberalismo económico y la reforma autonómica profunda para ganar el voto del rico y poblado norte, sociológicamente, algunos bastiones de la izquierda aparte, escorado al centroderecha. Sobre fiscalidad defendió reducciones de hasta un 33% en los distintos tramos del impuesto sobre la renta, exenciones totales para las rentas más bajas y la desaparición de algunas categorías impositivas. Tan masiva era la reducción de tributos que Berlusconi sugirió la necesidad de aumentar el déficit público, lo que chocaba con los criterios de rigor de la UE para los países de la zona euro. En cuanto a la reorganización del Estado se apostaba por una drástica disminución de la burocracia administrativa e institucional, una mayor presencia de las nuevas tecnologías en la gestión pública, la elegibilidad del jefe del Estado por sufragio directo y la transferencia a las regiones de competencias sobre educación, salud y orden público. Sobre las pensiones (caballo de batalla de las movilizaciones sindicales de 1994 contra su Gobierno) Berlusconi apuntó sin más precisiones a una elevación del mínimo a percibir. Temas como la inmigración, la protección medioambiental o la UE quedaron relegados en la presentación de propuestas. El capítulo laboral sí mereció mayor extensión, con una apuesta exclusiva por la empresa privada como generadora de empleo. El Estado incentivaría la contratación de trabajadores combinando descargas fiscales a las empresas familiares, ayudas directas a los patronos y mayor flexibilidad legal con nuevos tipos de contratos. Como escenificación de estos compromisos, Berlusconi presentó y firmó en televisión un "contrato con los italianos" que de alguna manera ligaba su suerte política al cumplimiento del grueso de los puntos arriba citados. Seguro de su victoria, prometió sacar adelante una "revolución" en la estructura del Estado y hacer de su gobierno "una máquina eficiente" durante los cinco años de una legislatura que, estaba convencido, iba a agotar sin crisis ni convulsiones, por lo demás, algo inédito en la historia reciente de Italia. Si bien El Olivo había dejado un panorama económico positivo y con Rutelli había escorado su discurso al centrismo y a la moderación en todos los aspectos, la imagen de un centro-izquierda poco estructurado y rehén de los pequeños partidos que tenían la llave de la mayoría parlamentaria, más las habilidades mediáticas de Berlusconi, jugaron en favor de un vuelco político espectacular el 13 de mayo de 2001. La Casa de las Libertades ganó la mayoría absoluta en las dos cámaras del Parlamento, que en el caso de la Baja se tradujo en estos resultados: la coalición de seis partidos obtuvo 368 diputados frente a los 242 de las cuatro listas agrupadas en El Olivo (las del DS, La Margarita, el Girasol y los Comunistas Italianos), y en cuanto a porcentaje de voto por el sistema proporcional sumó el 49,6%. En realidad, el único beneficiado de este empuje fue FI, que con el 29,5% de los sufragios cosechó los mejores resultados de su historia y emuló el nivel de primacía de una DC devaluada y en vísperas de su disolución. AN, LN y CCD-CDU se resintieron con respecto a 1996, siendo el más perjudicado el partido de Bossi. El centro-izquierda se tomó como una revancha la segunda vuelta de las municipales, el 27 de mayo, cuando ganó las alcaldías de Roma, Turín y Nápoles. Este éxito, que sólo reflejaba la flexibilidad del voto de los italianos en función del tipo de consulta, fue esgrimido por Rutelli y Walter Veltroni, secretario nacional de los DS y ahora alcalde electo de Roma, como la prueba de que la Casa de las Libertades no gozaba de la hegemonía política. Berlusconi ultimó su equipo de coalición el 10 de junio y al día siguiente prestó juramento al frente del 57º Gobierno desde la proclamación de la República en 1946. De las 23 carteras FI se quedó con 9, AN con 4 (además de la vicepresidencia del Consejo, que fue para Fini), la LN con 3 (entre ellas la de Reformas y Devolución, para Bossi), el CCD con una y los CDU con otra. Personalidades técnicas e independientes se hicieron cargo de 5, incluida la de Exteriores, para Renato Ruggiero. Dos hombres de confianza de Berlusconi en FI, Gianni Letta y Claudio Scajola, recibieron la Subsecretaría de Estado adjunta a la Presidencia y el Ministerio del Interior, respectivamente. El nuevo Gobierno recibió la confianza del Senado el 20 de junio por 175 votos contra 133 y de la Cámara de Diputados al día siguiente por 351 votos contra 261. (Cobertura informativa hasta 1/7/2001)




Enviado por Sophy

1 comentario:

jlucas1388 dijo...

Por conocer bien la situacion de Italia hay k vivir aca.
El gobierno berlusconi fue el unico gobierno de la historia de la Republica Italiano a completar su mandato. Los de la izquierda italiana vienen de los partidos democrazia italina y partido comunista k fueron los k se dividieron la torta despues de la segunda guerra mundial. Esos politicos siguieron comiendo como buitres hasta dejarnos con un deficit digno de un pais africano!
Dicho esto creo k Berlusconi no sea un santo y tenga sus cadaveres en el armario como todos los "buenos" politicos, pero con el, porfin Italia se mueve y sale de su inmovilidad desde la caida de la primera republica.
La gente esta canzada de los caruseles de gobierno y eleciones pide algo seguro hasta con los emigrantes. Personalmente conozco extranjero viviendo en Italia indocumentados, a los cuales les ocuparon kilos de cocaina k a los 5 meses ya estaban sueltos circulando en el pais en espera del proceso. Al final los condanaron a 5 anos menos los 4 meses pasado menos el descuento por primera vez ......despues 4 meses mas de carcel le dieron un permiso para trabajar y alojar en su casa.
Estamos llenos y artos de estos personajes k nos complicana la vida.
Si un italiano comete un crimen en latino america despues de la prision le dan una patada para su pais y jamas podra volver. Porque nosotros no podemos hacer igual?
Los k no viven en Italia no pueden imaginar lo k es estar bajo el poder de los delincuentes de otro paises es como ser esclavos en propia casa!
Con cordialidad
Lucas