En entrevista con Roger Santodomingo del Noticiero Digital. Yon Goicoechea, representante estudiantil de la UCAB “Si he sido amenazado, pero no por el vicepresidente”
Julio 2007
El dirigente estudiantil reconoce que se reunió con el vicepresidente Jorge Rodríguez, pero que nunca se planteó la negociación de la protesta a cambio de la libertad de su padre. Que, por ahora, la lucha continúa.
La noche de este jueves, finalmente, conversé con Yon Goicoechea. Tenía dos semanas sin llegar a su casa (el primoroso apartamento de su abuela en San Antonio). Envuelto en el torbellino que ayudó a formar, su cuerpo andaba por un lado, su mente por otra: con un gripón de reposo estricto, este muchachote, rebelde incluso ante el cansancio, sólo se moría de las ganas de contar y comprender él mismo los vuelcos que había dado su vida en tan pocos días.
Y con tan poco tiempo conociéndonos y al primer trago de ron, ya se hacía necesario aclarar dos puntos de entrada: uno, que sí, es cierto, él tenía mucho miedo por su padre preso y había recibido amenazas directas e indirectas contra él y su familia; y dos, que ninguna de esas amenazas provino del vicepresidente Jorge Rodríguez con quien en efecto se reunió en privado y de quien obtuvo garantías de que su lucha política no afectaría la suerte de su padre.
“El vicepresidente me dijo que el caso de mi papá era cosa aparte. Que a él su padre se lo habían matado y su casa había sido allanada 26 veces y que no cabía en su mente la posibilidad de que una familia sufriera por las causas políticas de uno de sus miembros ya fueran estas justas o no. De hecho, el vicepresidente Rodríguez no me propuso negociar absolutamente nada”, dice, con la misma pasmosa serenidad con la que introdujo la agenda de la libertad y los derechos civiles en el país de la rochela.
Sí, conversó con Rodríguez y fue una plática larga e interesante sobre el país, sobra la política, el bien y el mal. “Le dije todo lo que pensaba de este gobierno autoritario y autocrático y él me escuchó con gran respeto, diciéndome que lo que no comprendía era que esta lucha tan elevada se diera por una causa tan baja como Marcel Granier. Discrepamos, pero conversamos y eso es de por sí una victoria en este país enfermo de sordera. La posibilidad de dialogar con el gobierno, una vez dada, me pareció una oportunidad que no podía ser despreciada. Represento a un movimiento pacífico que cree en el diálogo. Una negociación civilizada no tiene porque significar entreguismo y mucho menos renunciar a principios. Allá los que estén pensando en golpes de Estado y manejen agendas ocultas, yo como estudiante sólo quiero cosas muy concretas que tienen que ver con el destino de las estaciones de radio cuya situación jurídica está en el aire y el de las voces disidentes que se apagaron con la salida del aire de RCTV”.
¿Presiones? “Sí, me llamó mi papá, asustado”. No es para menos, su caso penal había sea expuesto en el programa favorito del Presidente y de la oposición más radical, La Hojilla, con los argumentos que lo presentan como un asesino. “Cuando la verdad es que el caso de mi padre es argumentalmente muy sólido como uno de legítima defensa, en condiciones difíciles ante una banda de hampones, pero ciertamente no es un caso sencillo y su libertad todavía está en juego”.
Yon expuso ante sus compañeros universitarios el dilema que le atormentaba y en muchos encontró apoyo, en otros crítica y desconfianza. “Pero es natural que así sea. Hay temores y también mucha gente trabajando para dividirnos. Tanto en el gobierno como en la oposición nos tienen por títeres sin pensamiento y sin nada propio salvo nuestra efervescencia que supuestamente es manipulable. Tenemos que construir la confianza para seguir adelante. Además, ahora cuento con el respaldo de toda mi familia”.
Uno de los temores que surgió en el seno del movimiento estudiantil es que la situación familiar de Yon fuese su talón de Aquiles y el de la lucha de todos. ¿Yon, la promesa, estaba reculando? ¿Se vendió? Dudaba. Temía.
“Ciertamente llegué a dudar de lo que hacíamos y también propuse que las manifestaciones de calle debían detenerse en cierto punto. Pero no porque me reuní con el vicepresidente o porque él me indujera a ello, sino porque creo que no debemos agotar este instrumento de lucha y cansar a la gente. Debemos pasar al diálogo y exigir compromisos reales. Tenemos que capitalizar conquistas concretas y para nosotros conquistas son, fundamentalmente, espacios de expresión. No podemos reeditar un paro, nuestra agenda no puede ser ´Chávez vete ya´”.
-¿El Por ahora de Douglas Barrios quiere decir entonces que ya no saldrán a la calle?-Eso no es algo que decida yo ni Douglas Barrios, ni Stalin. Hay que evaluar cuándo y cómo manifestarnos. Ahora nos sale recogernos y pensar que hemos hecho hasta ahora y cuáles serán nuestros próximos pasos. Esencial es sentarnos a dialogar y medir si es verdad que hay voluntad del gobierno de escucharnos.
-¿El discurso se los hizo ARS publicidad?-Es una casualidad que el papel en que estaba escrito tuviese ese nombre. El discurso fue el producto de largas discusiones entre nosotros, estudiantes de varias universidades que estuvimos en vela toda la noche y terminamos de hacerlo como a las 7 de la mañana del jueves.
-El presidente reprochó su abandono del hemiciclo de la Asamblea. En cadena propuso crear una especie de Consejos de Estudiantes, un movimiento unificado nacional de los estudiantes, con bancos manejados por estudiantes y hasta una ley redactada por ellos.-La decisión de dejar la Asamblea no fue compartida por todos, pero fue votada por la mayoría. Creo que perdimos la oportunidad de denunciar muchas cosas, pero hay motivos de sobra para pensar que no era el escenario adecuado para un debate, que todo parecía una trampa pues los parlamentarios que nos saludaban con sonrisas ayer nos llamaban lacayos, golpistas, manipulados. En cuanto a lo de Chávez, habrá que ver la propuesta, lo importante es que entiendan que aspiramos a la diversidad, a la libertad de elegir cómo y con quién debatir y que no estamos esperando que nadie nos compre con dádivas ni nos impongan la agenda con chantajes.
Yon pensó estudiar para cocinero, pero una semana antes de que cerraran las inscripciones, a instancias de su novia, se registró para ser admitido en derecho en la Católica y, hasta hace poco, no podía sino imaginarse como penalista o haciendo un posgrado en derecho administrativo.
Sin embargo, todo lo que hizo antes de entrar a la UCAB y antes de hacerse representante ante el Consejo Universitario de su casa de estudios, le está sirviendo ahora para este rol inesperado: su deporte es la natación, lo que lo hace un fajador que lucha contra la resistencia del agua y, sobre todo, contra sí mismo; hizo teatro, lo cual le enseñó a dominar sin miedo la escena; también toca la flauta transversa, lo cual quizás explique ese espíritu de Jamelín que se respira por estos días en la calle.
Yon también fue uno de los participantes en el modelo de Naciones Unidas –viajo a México para eso- y cursó la cátedra de Honor de la UCAB, hecha precisamente para formar líderes. Pero, si en algún sitio Yon forjó su espíritu para la política fue en las filas de la visita semanal del Internado Judicial de los Teques.
“Hacer cola para ir a visitar a tu padre en la cárcel es una de las peores cosas que puede ocurrirte. Antes de que mi padre cayera preso yo hacía trabajo social en esa prisión. Ahora hago la cola de la visita. Rodeado de gente que sufre lo mismo que yo, me identifico con su impotencia, con sus rostros que huelen mucho más a sol que el mío y al mismo tiempo me siento tan distante, tan diferente que no puedo entender porqué eso me está pasando a mi. Yo me rebelo contra eso. Esa cola cada semana me enfrenta a lo peor y lo mejor de mí mismo. Pero ahora no puedo dejar de ir”.
Y algunos todavía dudan que una nueva generación de líderes políticos surgió en Venezuela.
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