Gerónimo Alberto Yerena Cabrera
Juan Röhl (1892-1974), insigne caraqueño de una amplia cultura, con conocimientos profundos de historia, arte, y destacado crítico en pintura y escultura. Contribuyó a los conocimientos de historia y de crónica a su país y al mundo latino con sus libros: Historias viejas y cuentos nuevos, Editorial Elite; Letras y Colores, Editorial Mundial, México; La Pequeña Historia, Editorial Arte; Polémicas Agridulces, Editorial Vaher, Madrid; 501 pequeñas historias. Editorial Monte Avila Editores C. A., y biografías sobre Arturo Michelena y Ricardo Zuloaga.
En su destacado currículum vitae* podemos mencionar lo siguiente:
Académico correspondiente de la Real Academia de San Fernando en Madrid (1960); fundador de la Sociedad Amigos del Arte Colonial; fue el segundo Presidente del Museo de Arte Colonial en el año 1943; 18 años como jurado del Premio Nacional de Pintura y Escultura del Museo de Bellas Artes (1935-1953); Embajador en Suiza, Austria y Yugoslavia (1955-1958), y lo que fue más importante para él, laboró en la Electricidad de Caracas por 34 años (1920-1954).
Su propio relato en el inicio de las publicaciones de sus pequeñas historias, lo describe muy bien en su comentario al lector de su libro “La pequeña historia”
“La pequeña historia” tiene su pequeña historia. Removiendo viejos papeles, me topé hace cosas de dos años, con unos cuantos escritos relativos a episodios, hechos y sucesos curiosos, relacionados de cerca o de lejos con Venezuela, que había reunido anteriormente por juzgarlo de interés especial o simplemente por ser temas no muy conocidos y algunos ignorados de un todo.
Cierto día se me ocurrió llevar gacetillas de marras a “El Nacional”, no sin cierto recelo, por si los señores directores y redactores tenían a bien considerarlas dignas de publicación. Los censores se mostraron benévolos y los articulejos comenzaron a salir, casi a diario, suscritos con las iniciales J. R. Pero he aquí que a los pocos días, se me pidieron nuevos originales con carácter apremiante por estar a punto de agotarse los ya entregados. Aunque no había sido mi intención seguir ocupándome de ese asunto, puse sin tardanza manos a la obra, y sin darme cuenta, a tropezones, alcancé a lucubrar en los meses siguientes más de quinientas gacetillas, publicadas hoy en su totalidad en esta edición de Monte Avila Editores.
Nada mejor para una biografía sobre un gran historiador como Juan Röhl, es el prólogo que en este caso hace un notable hombre como Mauro Páez-Pumar, de una de sus obras: “Quinientas y una pequeñas historias”, el cual se cita a continuación.
“Aparece hoy una nueva recopilación, aumentada a la vez que cernida, de “La Pequeña Historia”, por Juan Rol. Este escritor, cuyo apellido germano escuda a la par que la metodicidad de la raza paterna, el chispeante tajar de una pluma peregrina, criollísima y erudita.
A lo largo de casi cuarenta años vengo oyendo cosas acerca de las ocurrencias de Juan Rol. Primero en aquel cenáculo de coleccionistas y anticuarios de que formaba parte mi padre y el personaje a quién va dirigida estas líneas. Aquí se relataba la caricatura en dos cuadros que el lápiz travieso de Rol había plasmado para zaherir graciosamente a un colega que gustaba de “lujosear” los sencillos muebles del siglo XVII venezolano. Allá la historia de las polémicas surgidas con su teoría del origen criollo de las butaca venezolana, suficientemente probada en nuestros días; o sea, que en los campos del gracejo anecdotario o en el camino de las Palmas Académicas, siempre conocí un Juan Rol experto, polémico y multifacético. Todavía conservo en la memoria aquella charla que a la luz de las velas dictara cierta noche acerca de la vida y costumbres de las gentes de la Colonia, en el gran salón del Museo de Llaguno, donde los asistentes nos sentimos tan embriagados con el ambiente, que aquel recinto se fue llenando de repiques de campanas, efluvios de ricos chocolates y cadenciosas alegres notas de violines, que repetían ante nuestros oídos asombrados, las melodías de la Escuela de Chacao.
Más tarde, nuestro personaje gustó de asomarse a las grandes ejecuciones. Por sólo citar dos, básteme mencionar la Biografía de Ricardo Zuloaga y la de Arturo Michelena, temas ambos criollos pero a la vez disímiles.
Poco tuvieron en común el pionero industrial y el artista valenciano, tan sólo su voluntad y espíritu de lucha en caminos diferentes. Y es en estas dos biografías donde vuelve Juan Röhl a plasmarnos con su pluma maestra su espíritu aventurero que salta desde las usinas eléctricas hasta la melancólica figura del General Miranda en espera de un destino fatal en la Carraca. Ciencia y Arte medido magistralmente con la misma vara. Pruebas ineludibles del carácter acucioso y polémico de don Juan que cuando no rivaliza con los demás, se complace a paladear el néctar que muy pocos saben gustar de antagonizar consigo mismo, dentro de sí, sin perder nunca el temple que lo ha llevado, durante casi medio siglo, a escribir con devota unción libros, poesías, artículos, o a echar manos de pinceles para dejar a la posteridad hermosos lienzos. Las “pequeñas historias” que siguen donde su autor ha introducido entre nosotros un nuevo género literario, traen, cual sorbo de café, un evidente mensaje para muchos venezolanos; serán bocado apetitoso para aquellos que nos deleitamos con viejas historias, mundo nuevo para periodistas y estudiantes, quienes en cada uno de sus temas, prolija y a la vez concisamente, extractados de amarillentos manuscritos o de grueso y arcaicos tomos, encontraban la fragancia de esta tierra y de otras, que su autor ha dejado en ellas para que cada una sea a la vez historia, episodio, escena o notícula.
Puerta abierta hacia muchos horizontes, caminos de llano o de mar, donde el picar de una espuela o el golpear de un canalete permite variar la ruta y otear nuevos y desconocidos panoramas”.
Mauro Páez-Pumar
Caracas abril de 1972.
Mi aspiración al hacer este artículo, además de recordar a Juan Röhl, es tener la oportunidad de publicar varias de sus pequeñas historias, para que sean conocidas y recordadas por todos, bien sea, dependiendo del tema, en las secciones de Caracas de Antaño o de Historietas.
“En memoria de Juan Röhl Arriens”
* La información sobre su currículum me fue suministrada por su hijo el Arquitecto Juan Röhl Uztáriz
Elaborado por Gerónimo Alberto Yerena Cabrera para el Blog Venezuela Libre en sus secciones Caracas de Antaño e Historietas.
yerena.geronimo@gmail.com
1 comentario:
Hola, Mauro Páez-Pumar era mi tío abuelo y me gustó mucho tu artículo. Saludos!
Mercedes
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