Libertad!

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viernes, 18 de abril de 2008

Juanes y Juanas

Gerardo Blyde //
Millones de personas volverán a expresarse en noviembre con mayor contundencia que el 2D
Juan, joven indígena a quien el Presidente calificó de injusto, cuando en un acto se negó a hablar con la ministra de Asuntos Indígenas y le dijo ante las cámaras que ella no salía de Caracas, que nunca la había visto y que la ministra no puede seguir detrás de un escritorio. Justo antes el Presidente había recibido el reclamo de esa comunidad. Él mismo había prometido hace un año colocar unas unidades de aire acondicionado y, en el país de los millones de petrodólares, eso en lo que había empeñado su palabra, no se había cumplido. Si esa hubiera sido la única promesa incumplida en estos diez años, todos nos estaríamos riendo del incidente.
Como es usual en los actos presidenciales en los que se controla el acceso y los derechos de palabra para que no se cuelen los justificados reclamos, la reacción del Presidente fue culpar a sus colaboradores, esos mismos que él nombra y rota de cargo en cargo.

Luego trató de remitir a Juan a la ministra, pero Juan, ni corto ni perezoso, se le plantó y con una sonrisa le dijo que no, que quería hablar con él (no en vano ha sido el propio Presidente quien se ha colocado como la única cabeza que manda). Y allí, frente a todo el mundo, con franela roja rojita de estreno, Juan le hizo sus reclamos y desconoció a la ministra. Entonces Chávez, con tonito de maestro, como si Juan fuera un ignorante necesitado de corrección, le dijo que no fuera injusto. Comenzó la defensa de lo indefendible.
Son casi diez años de gobierno. Imagine, Presidente, la cantidad de Juanes y Juanas que pueblan el país. Éste se les coló, pero los millones de Juanes y Juanas que hay no son agentes de la CIA o del imperialismo mismo; Juan no es militante o simpatizante de la oposición. Juan es revolucionario, cree en usted, creyó en sus promesas de una vida mejor que no le llegó. Juan está entre quienes le conceden por ahora el beneficio de la duda.

Pero millones que apostaron al cambio que usted prometió, a quienes su discurso inicial anticorrupción enamoró en 1998, se desencantaron. Ya no le creen. Fueron ellos quienes votaron por usted y por los diputados que usted les dijo eran diputados del pueblo y que terminaron siendo sólo diputados suyos.

Hace cuatro años votaron por los gobernadores y alcaldes que usted les dijo, aun sin conocerlos; le dieron a usted un cheque en blanco; usted les prometió que con ellos vivirían mejor. Salvo contadísimas excepciones, culminarán sus mandatos con hartas penas y sin gloria alguna.
Juan es esa Venezuela que busca soluciones a sus problemas, mientras usted parlotea de socialismo y de revolución.

Juan está al borde de la desesperanza y se afianza solamente en usted para no caer en ese vacío en que ya han caído millones. El 2D muchos como Juan le sonaron la campanada de alerta, para que usted se enderezara, para que rectificara el rumbo y no nos llevara por la senda de la acumulación absoluta del poder en sus manos, para que respetara la libertad de los ciudadanos en todas sus manifestaciones, para que la propiedad privada no fuera confiscada, para que la pluralidad en la enseñanza se mantuviera, para que sus gobernadores y alcaldes hicieran su trabajo y mejoraran la calidad de vida de los ciudadanos. Le dijeron que su revolución había tomado un rumbo equivocado; que de discurso en discurso, de grito en grito, de insulto en insulto, no es como debe usted gobernar. Sus reacciones han sido de muchacho terco, que trata de colarse por los laterales. No reconoce que el pueblo le dijo directamente que no a su propuesta. En las primeras de cambio, dijo que el pueblo no había entendido su propuesta, pero el pueblo sí la entendió y no le gustó.

Ahora, a pedacitos, hecho el musiú, como si no hubiera entendido en español (no es no, en español e inglés), propone la educación socialista, confisca masivamente fundos, estatiza empresas productivas, da en los hechos carácter de componente militar a las milicias; promulga una ley de policía nacional que faculta a su gobierno a intervenir policías municipales a su antojo para irlas desapareciendo violando la autonomía municipal, y se declara en contra de las autonomías constitucionalmente establecidas buscando la centralización del poder. Siga por ese camino. Verá cómo este pueblo volverá a decirle que no.

El 2D le sucedió y le volverá a suceder. Juan, que sí voto por su propuesta, ya está molesto, se lo reclamó públicamente y lo desobedeció cuando lo quiso remitir a su ministra. Juan seguirá evaluándolo, como lo hacen millones de Juanes y Juanas. Ya no quieren segundones, ni más promesas electoreras. Quieren hechos que no llegan. Son diez años de evadir el bulto. Se le gastó ese discurso que ya no convence ni a los suyos. Millones de Juanes y Juanas volverán a expresarse en noviembre con mayor contundencia que el 2D, para que lo que no entendió antes lo entienda ahora.
gblyde@cantv.net

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