Libertad!

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miércoles, 9 de abril de 2008

¿Referendos para qué?

Luis Enrique Oberto G. //
La ciudadanía tendrá la necesidad de exigir que se respete la opinión emitida
La Constitución atribuye al pueblo el derecho a promover referendos mediante los cuales -cumplidos los requisitos del caso- puede revocar el mandato a funcionarios de elección popular; rechazar los tratados, convenios o acuerdos internacionales señalados en ella; y, abrogar las leyes y los decretos con fuerza de ley dictados por el Presidente de la República, que sean procedentes. Así como aprobar o rechazar en referendo -cualquiera sea el promotor de la iniciativa- las propuestas de enmiendas y reformas a la Constitución. No es discutible
En los aspectos citados la decisión de la población no es discutible, ni está sometida a interpretación posterior alguna, y corta de raíz -por el tiempo señalado en la Constitución- cualquiera iniciativa relacionada con la materia resuelta que tienda a su desconocimiento. De no ser así, no tendría sentido alguno la realización de ninguno de estos referendos, si una vez celebrado alguien puede seguir considerando que está habilitado para continuar desarrollando, parcial o totalmente, al ritmo de antes o a uno diferente, las iniciativas rechazadas por el pueblo.
Ahora bien, como estos referendos son para que el pueblo decida, no sobre cualquier materia sino sobre las expresamente señaladas, como fue el caso del referéndum efectuado el pasado 2D sobre las propuestas planteadas de modificación del texto constitucional, resulta inaceptable ese proceder, abiertamente contrario al querer mayoritario de la comunidad nacional y a la Ley. Admitirlo conduciría inexorablemente a considerarlos inútiles y a preguntarse ¿referendos para qué?Desconocer
Por eso, si en su accionar el régimen sigue mostrando el propósito de desconocer en la práctica el resultado de dicho referendo -ignorando el mandato constitucional-, la ciudadanía que aspira a vivir en democracia, a que en el país la libertad y la justicia sean reales, y a desenvolverse en paz -en términos razonablemente previsibles- y realizarse como personas humanas, según su querer y empeño, y a que se proteja su dignidad como tales, tendrá que plantearse la necesidad de exigir en todas las circunstancias que se respete la opinión emitida: el rechazo expresado a las propuestas de cambio de la organización de nuestra comunidad por una de inspiración totalitaria comunista, y hacerlo valer así. Sin excusas
Toca ahora a quienes aspiran obtener en las próximas elecciones el voto de la ciudadanía democrática ser expresión sostenida y sonora de su querer, sin excusas de ninguna clase que llamen a dudas sobre su identificación real con las angustias de la gente.
luisoberto@yahoo.com

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