Como ven ,hay quejas hasta de la contracultura comunista cubana intentando penetrar Venezuela
Desviación cultural
Miguel Bahachille
Más allá de los análisis y aserciones sobre el fracaso del actual régimen en lo que a seguridad, salud, construcción de viviendas, inflación, control de corrupción, se refiere, debe considerarse el daño estructural ocasionado en el instinto colectivo del venezolano. Se han destruido los modelos organizativos instituidos a lo largo del siglo pasado que, aunque con imperfecciones, eran susceptibles de perfeccionarse. El empleado público, aunque también vapuleado, lo percibe en menor intensidad ya que por razones obvias no puede interrumpir los servicios que presta. A los otros se les reclama, de manera compulsiva, desde hace 9 años, que descuiden física y espiritualmente sus hogares para incorporarse a "un nuevo arreglo social" esterilizante y marcado por la coerción y la mendicidad. Basta recordar la lista de Tascón. Chávez desestima los hechos desnudos que caracterizan el carácter ancestral de pensamiento liberal del venezolano para crear una modalidad mercenaria como forma de sustento. Aunque el oficialismo simule acomodarse a unas "reconducidas" reglas sociales, el fondo del asunto es otro. Se trata de confrontar la ética tradicional con una realidad precaria cargada de falsedades. Para simular la discrepancia, por el evidente rechazo que tiene, el régimen ha producido una nueva horda formada por "magos y curanderos" cuya misión consiste en esconder, mediante costosos instrumentales mediáticos, lo que quiere destruir; por ejemplo, nuestras costumbres.No cesa el designio de confortar a troche y moche la idea de que nuestro ancestral estilo de vida se ha vuelto viejo. No entiende que los modos de vida no se desgastan como la suela de un zapato sino que se adaptan a los patrones modernizadores como por ejemplo el cosmos informático. El venezolano detesta cualquier forma de colectivismo forzado. El presidente, por contrario, emprende ataques de rigor contra la idea del bienestar patrimonial y lo hace con expresiones encolerizadas que deshonran; además de lesionar la tranquilidad necesaria.La contracultura fracasó; ahora queda rescatar las virtudes perdidas y acabar con la usurpación que intenta instaurarse en la mal llamada quinta república. Ello requiere de inmensos esfuerzos. La irreflexión llega a tal punto que se ha dado por culpar a la sociedad industrial o el capitalismo de producir, por ejemplo, niños vendiendo cualquier cosa en las esquinas de Caracas. Y como contraoferta correctiva se plantea el colectivismo rancio. Cuando Chávez emprende sus ataques de rigor contra ese estado de cosas, lo hace con expresiones idénticas a las esgrimidas por la izquierda fracasada (Cuba). Pareciera que tampoco cree en los dogmas que tanto alaba. Los ensalza tan a menudo quizás para reprimir la duda punzante que no lo deja dormir porque él, como último defensor del sistema comunista, tampoco está diáfano.Se podría decir "por sus palabras lo conoceréis". Esta prédica, contentiva de una ética social suficientemente difundida, no encaja en nuestro caso. Los hechos concurren exactamente en dirección contraria a lo que ocurre. Quien tiene el individualismo demasiado a menudo en la boca como lo hace Chávez, y lo expone con frecuencia a través de una multiplicidad de medios, actúa con hipocresía. Las normas de grupo impuestas a los nuevos burócratas tienen muy poco que ver con la ética que tanto se autoatribuye como matriz. De eso están conscientes todas las clases sociales del país. De allí la estrepitosa caída del gobierno en el apoyo popular.
miguelbm@telcel.net.ve
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