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domingo, 24 de febrero de 2008

RV: Si los individuos definen las situaciones como reales,son reales en sus consecuencias/Robert K Merton

Enviado por
Geronimo Alberto Yerena Cabrera






"Si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias"


Robert K Merton




El teorema de Thomas postula lo siguiente: "si los individuos definen las situaciones como reales, son reales en sus consecuencias". Esta tesis, popularizada por el sociólogo Robert K. Merton, y que se encuentra explicada al detalle en el capítulo XIII de su libro Teoría y Estructura Sociales, es a juicio de su divulgador más conspicuo "un incesante recordatorio de que los hombres responden no solo a los rasgos objetivos de la situación, sino también y a veces primordialmente, al sentido que la situación tiene para ellos". Dicho de otra forma, las definiciones públicas de una situación, llegan a ser parte integrante de la situación, y en consecuencia afectan a los acontecimientos posteriores.
A mi juicio, el teorema de Thomas se aplica notablemente al discurso que soporta el abstencionismo de los venezolanos, lamentablemente redivivo a escasos días del referéndum programado para procesar la propuesta de reforma constitucional promovida por el presidente Chávez. El argumento es el que sigue: El gobierno tiene todo el control institucional y tecnológico para garantizarse una victoria holgada. El gobierno tiene montada la trampa y ejerce con desparpajo el ventajismo. Por lo tanto, no vale la pena ir a votar. Mejor es abstenerse, porque de paso, una baja tasa de participación pone en entredicho la legitimidad del régimen.
Planteada de esa forma la situación, la gente se abstiene de participar, y con ello lo único que se logra es garantizar una victoria holgada del gobierno, que cuando ocurre, decimos que es el resultado de todo el control institucional y tecnológico que tiene el gobierno para garantizarse una victoria holgada. En suma, los abstencionistas garantizan la victoria del gobierno, y por lo tanto son la causa y la consecuencia de su propia profecía. Al respecto dice Merton "el profeta citará el curso real de los acontecimientos como prueba de que tenía razón desde el principio". Pero lo que realmente ocurre es que partiendo de una definición falsa de la situación, la conducta que se deriva de esa tesis errada, convierte en verdadero el concepto originalmente falso.
Y aquí está el meollo del problema crónico que enfrentan los venezolanos cada vez que tienen que enfrentar una elección: Que a pesar de la profecía, no es cierto que el gobierno pueda garantizarse nada a partir del control institucional y tecnológico que posee. Que muy a pesar del carácter infalible que ellos le atribuyen al presidente, ni siquiera a él le resulta fácil voltear una elección abrumadoramente adversa, aun haciendo trampa. Y por lo tanto, como la profecía no es cierta, entonces sí vale la pena acudir a votar, porque solamente bajo la presión del voto contrario, el gobierno se verá obligado a implementar la red de complicidades para cometer fraude que supuestamente tiene preparado, y solamente en esa circunstancia se podrá comenzar a invalidar la fachada democrática del régimen.
Las victorias del gobierno han sido en parte el resultado de la insistencia en el error de una profecía que produce abstención e indiferencia ciudadana. Esa profecía ha generado una apatía insólita en los nuevos votantes, que marchan pero no se inscriben en el registro electoral, y por lo tanto quedan inhabilitados para las batallas electorales. Y hasta que no reconozcamos que no hemos ganado una, y que en parte somos nosotros los culpables, seguiremos comiendo el polvo de la derrota, la frustración y el desencanto. El corolario es claro y preciso: Hay que salir del error, o por lo menos hay que darle la oportunidad al voto a que exprese la verdadera fuerza de la sociedad democrática. Votar es el primer deber de la resistencia contra el socialismo totalitario del siglo XXI.


Víctor Maldonado


Diario El Mundo 09/11/2007


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2º Artículo(una definición) Relacionado solamente con el anterior.


Argum. Ad Populum : Estos son argumentos dirigidos al pueblo. Se atribuye esa designación a todos los recursos retóricos que buscan ganar el consenso popular a favor o en contra de cierta conclusión, por medio de la exaltación de los sentimientos que predominan en esa multitud y que no se encuentra sustentada en pruebas valederas, sino en el hecho de que un número de personas así lo creen.


Ricardo G. Damborenea, en su obra [*], la describe diciendo "... Se basa en la supuesta autoridad del pueblo, de una mayoría o, simplemente del auditorio, para sostener la verdad de un argumento, como si la razón dependiera del número de los que la apoyan: ...no es posible que tantos sé equivoquen, dicen. El recurso es evidentemente falaz, porque de lo que dicen muchos lo único seguro es que lo dicen muchos, y lo más probable es que se trate de un interés, un prejuicio o una pasión colectiva..", y continua diciendo "...Estamos ante una falacia cuando se intenta probar mediante el peso de la opinión cosas que no son opinables ( el destacado es nuestro). Para averiguar si Sevilla tiene más habitantes que Barcelona, las creencias de la mayoría son irrelevantes (bien pudiera ocurrir que una mayoría pensara que tiene más Sevilla). Apelar a opiniones populares para sostener algo que debe ser comprobado objetivamente es una falacia de opinión, un mal argumento basado en una pésima autoridad . Todo el mundo no es una fuente concreta, no es imparcial y, generalmente, ni siquiera está bien informada..." y concluye "...Se puede combatir esta falacia rechazando la razón del número y su carácter de autoridad parcial y mal informada, pero es preferible aportar ejemplos y comparaciones."



(*) GARCÍA DAMBORENEA Ricardo - "Uso de Razón. Diccionario de Falacias",










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