Libertad!

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miércoles, 20 de febrero de 2008

El legado de Romulo

María Teresa Romero // Rómulo Betancourt

Sin su tenaz espíritu democrático, no hubiera salido airoso del gran reto histórico
Este 22 de febrero Rómulo Betancourt cumpliría 100 años de vida. ¿Cuáles de los muchos atributos positivos de su personalidad y transcurrir vital no podríamos destacar para celebrar su centenario de nacimiento? Porque no por casualidad es recordado como el gran constructor democrático de la Venezuela del siglo XX; porque no por mero azar descolló como líder latinoamericano, hombre de Estado, dirigente partidista, así como intelectual, escritor y periodista. Sus múltiples dones han sido reconocidos por partidarios y detractores.
Mas hoy, con una Venezuela agónica como telón de fondo, al borde del abismo institucional, destruida socioeconómica y moralmente por los "nuevos" revolucionarios del siglo XXI, bien vale la pena subrayar entre sus virtudes su inagotable voluntad de lucha, organización y fe democráticas puestas de manifiesto en numerosos momentos de crisis políticas. Virtudes éstas sin las cuales no hubiese podido sobrevivir con éxito a sus largos años de exilio (19 en total), a tres agotadores años de clandestinidad, y a dos gestiones presidenciales especialmente complejas, plagadas de amenazas internas y externas (incluso hacia su integridad física). Sin su tenaz espíritu democrático, RB tampoco hubiera podido salir airoso del gran reto histórico que le tocó enfrentar: liderar y organizar un partido político y un proyecto de nación que, con todos sus defectos y fallas, logró encauzar durante 40 años los destinos de la República por la senda civil y pluralista, así como echar las bases de una cultura política que aún persiste en la mayoría de los venezolanos y sin la cual no hubiésemos podido resistir la avalancha antidemocrática que nos destruye desde hace nueve años.
A partir del 2-D, se le abrió a todas las fuerzas opositoras del país (no sólo las partidistas) una gran ventana de oportunidad para recomponer y relanzar el proyecto democrático del siglo XXI. Pero esta podría perderse si no impera un genuino ímpetu democrático, una firme voluntad de organización y unidad estratégica opositora. Ojalá seamos dignos del legado betancourista.
Mteresa100@hotmail.com El Universal

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