El ocaso del "mesías"
Por: Carolina Jaimes Branger
"El mesiánico cree que haga lo que haga, todo le va a salir bien"
Es interesante cómo las personalidades mesiánicas se pierden por su mismo mesianismo. Cómo actúan de manera tan predecible y cómo es de predecible su caída. Lo que los hizo subir, los hace bajar: todos se estrellan contra sí mismos.
El primer error es creerse infalibles. Piensan que pueden hacer cualquier cosa, que como los "dioses" están de su lado, todo les va a salir bien. Y esto es así con los "dioses" de cualquier panteón, da igual que sea Olimpo o Yoruba.
El segundo error es creerse imprescindibles. El tercer error es no escuchar. El cuarto es no rectificar. El quinto es no medir consecuencias. Y la lista sigue y sigue. Cuando se conoce al mesianismo de uno, se conoce al mesianismo de todos.
El presidente Chávez es un mesiánico, por eso actúa como actúa. Abre fuego contra quien le place, enfila su artillería pesada contra quienes considera sus enemigos, no importa si son reales o imaginarios, incurre en errores y busca problemas, porque cree que haga lo que haga, todo le va a salir bien. Por eso tomó una medida tan impopular como cerrar RCTV. Por eso pide beligerancia para las FARC, un grupo terrorista repudiado en todo el mundo civilizado. Por eso se siente con facultad de opinar, interrumpir, intervenir y hasta insultar a quien sea, de jefes de estado para abajo. Y todo esto aderezado con profecías de lo que sucedería si él, el "imprescindible", faltara. Profecías que harían palidecer de envidia a Nostradamus por lo truculentas y a Juan de Patmos por lo apocalípticas.
Otro mesiánico, Hitler, 18 días antes de suicidarse, entró en euforia total cuando el presidente Roosevelt murió. "Murió Satán", dijo. Para él, era la señal más clara de que ganaría la guerra. Hasta bailó de la felicidad. Cuando la noticia de su euforia llegó a los servicios de inteligencia aliada, muchos pensaron que se debía a que tenía la bomba atómica. No podían creer que fuera tan estúpido de pensar que podía ganar la guerra sólo porque el "diablo" se había muerto, cuando los rusos estaban a menos de 10 kilómetros de Berlín... ¡Qué casualidad que para Chávez el presidente de Estados Unidos sea también el "diablo"! ¿Será que el "olor a azufre" los obnubila?...
Lo que estamos viviendo va más allá del principio del fin¿ Los mesiánicos siempre precipitan su ocaso...
cjaimesbranger@gmail.com
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