La posesión del balón
Por:Diego Bautista Urbaneja
Jueguen pues, y por el amor de Dios, háganlo bien, que el estadio está a reventar
La pelota está en el campo de las fuerzas democráticas. Es a ellas a las que corresponde demostrar si están o no a la altura de las circunstancias que se avecinan.
En el terreno del oficialismo, el deterioro sigue su marcha, hacia horizontes cada vez más nublados. La figura de Chávez luce cada vez más marchita, desvariante y embarazosa y su liderazgo se debilita a ojos vistas. Los problemas del país se acumulan y agravan mientras es inocultable la incapacidad del Gobierno para lidiar con ellos. Se producen golpes que suenan devastadores y angustiantes, como el de la congelación de activos de Pdvsa por cantidades descomunales. Todo ello configura un proceso que hay que considerar irreversible e indetenible.
Mientras éste sigue su marcha como por su cuenta, sin que nadie pueda hacer nada para impedirlo, al campo democrático le corresponde prepararse cuanto pueda para ofrecerse como alternativa válida. Ese proceso debe intensificarse. Todas las encuestas señalan como no hay nadie ni nada que esté capitalizando, como se dice, el descenso de Chávez. Los números del barinés bajan en picada, sin que los de nadie suban de manera correlativa. Ese desencanto se queda realengo, esperando que algo lo atraiga, o que al menos lo convenza de que merece una oportunidad.Alternativa democrática
Hay que tener una aguda conciencia de lo que exige esta preparación de una alternativa democrática al actual desastre en marcha. No vaya a ser que, por ejemplo, ante el ostensible declive de Chávez, más de una fuerza opositora piense que el mandado ya está hecho, y de que lo que toca es hacer la política de siempre, en busca de cuotas de poder a la manera "acostumbrada", para repartirse el botín de las victorias electorales que supuestamente están a la vuelta de la esquina, en las próximas elecciones regionales. Nada estaría más lejos de la verdad que una visión como esa. Este es precisamente el momento en que las corrientes democráticas, tanto las que han estado en la oposición como las que no, pero que contribuyeron decisivamente al triunfo del NO el dos de diciembre, tienen que hacer un alarde de madurez, amplitud, pensamiento nacional.
Está en sus manos. Como decía, la pelota está en su terreno. Chávez se hunde en sus arenas movedizas y avanza hacia una situación insostenible, que no se sabe cuándo madurará como tal, exigiendo entonces sus propios desenlaces. Las fuerzas alternativas tienen que tomar nota de esa posibilidad y acelerar cuanto puedan su preparación para esas circunstancias. Incógnita
Pero este escenario crítico puede tardar su tiempo, e incluso no llegarse a producir. Lo de la situación insostenible es una incógnita en cuanto a si se producirá y al modo y la fecha en que lo hará. Pero hay en cambio una contienda cierta, con modalidades y fechas conocidas: las elecciones regionales de fines de este año. Allí hay una situación concreta que pone a prueba frente al país la calidad real de las fuerzas que, por ahora en conjunto, aspiran a ser una alternativa a Chávez. El país desencantado estará atento a lo que allí ocurra de cara a esas elecciones. Es una precisa prueba de fuego. Si son ellas capaces de ofrecer candidaturas únicas, convincentes, amplias, nuevas en buen número de casos, sin mayores traumas y rupturas en el proceso, una parte mayoritaria del país sentirá alivio y esperanza. Si no, quién sabe en donde parará el desencanto realengo.
Una comparación me viene a la mente. Si traemos a la memoria los días doce y trece de abril del 2002, recordaremos cómo lo que allí ocurrió fue en zarpazo por el cual un grupito inepto y reaccionario confiscó un gigantesco movimiento de calle. Ello pudo ocurrir por la desorganización, la rapidez, la improvisación que reinó en la conformación de tal movimiento. No se había convenido, no se había pensado, no se había preparado nada suficientemente. Así que el que por lo visto había pensado y preparado algo un poco más, por estúpido que fuera... ¡zas!
Ahora la cosa es distinta. Las fuerzas democráticas, con más tiempo por delante, deberían tener claro el desafío que han de enfrentar. Lo que está en juego, dijimos, es su calidad real. Si caen en la miopía y los cálculos habituales, si se comportan de forma que permitan que el "¡no volverán!" recupere su efectividad, habrán demostrado que no están a la altura. El país espera con ansiosa calma la demostración de que sí lo están. Tienen la posesión del balón. Jueguen pues, y por el amor de Dios, háganlo bien, que el estadio está a reventar.
dbu@etheron.net
El universal
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