-Héctor Malave Mata.
PEDRO LLORENSE
El economista Héctor Malavé Mata acaba de publicar un nuevo libro: La trama estéril del Petróleo, petróleo y economía en el septenio perdido de Hugo Chávez, en el que reseña que es el oro negro una suerte de fortuna y pecado capital de la Venezuela contemporáneaEl doctor en Economía Héctor Malavé Mata, catedrático de la UCV y miembro numerario de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, revela en su último libro La trama estéril del Petróleo, petróleo y economía en el septenio perdido de Hugo Chávez, las razones que explican la usurpación de los recursos del petróleo sólo en beneficio de la ideología y del gobierno de turno, en un país donde la riqueza del subsuelo se convierte en opulencia del poder a través de las exacciones del Estado rentista.–El título del libro, La trama estéril del petróleo y especialmente el subtítulo, Petróleo y economía en el septenio perdido de Hugo Chávez, eximen al autor de ofrecer mayores explicaciones sobre el contenido, pero ¿es posible declarar pérdida total en el gobierno chavista?–Cuando en el libro hablo de septenio perdido, aludiendo al balance del régimen de Chávez, no utilizo una metáfora arbitraria sino más bien la abreviatura de un diagnóstico, pues en realidad hablo de una gestión cuyo recuento, a juzgar por la poca eficacia social de sus realizaciones, revela menos logros que frustraciones y errores por falta de una inteligencia económica que aplique los enormes tributos del petróleo en fomentar los factores y condiciones del desarrollo, en una economía donde la mano invisible del mercado es restringida por el puño demasiado visible del Estado.–¿La pérdida del septenio se debe exclusivamente a la errática gestión de gobierno?–La formidable plusvalía del auge petrolero ha servido para financiar el derroche, la malversación y la espuria asignación de rentas que agravan el déficit, la deuda y la insustentabilidad de las cuentas fiscales del régimen.–Una buena razón aconseja documentar este diagnóstico. ¿Existen evidencias que prueben el sentido de tales afirmaciones?–Algunas fuentes oficiales dan cuenta del auge de los ingresos petroleros. Las exportaciones venezolanas de hidrocarburos totalizan aproximadamente 255 millardos de dólares en el lapso 1999-2006, de los cuales casi 120 millardos corresponden a la renta petrolera percibida ordinariamente por el gobierno en el mismo período. El petróleo, según el efecto sugerido por la cuantía de estas cifras, se convierte en riqueza versátil del poder, al punto de servir al gobierno para financiar las extravagancias de su nacionalismo periférico, incluyendo desde sus desafíos geopolíticos al imperio hasta la retribución de solidaridades externas que apuestan a los simulacros de regionalismo escenificados por la llamada revolución bolivariana.–¿Estas actuaciones, así explicadas, se relacionan con lo que han llamado la diplomacia del petróleo?–El régimen ha comprendido la importancia estratégica global del petróleo, al extremo de considerarlo eficaz en las confrontaciones geopolíticas con el capitalismo globalizador del imperio. De modo que esta cuantiosa renta le ha servido para subsidiar los protocolos de cooperación subregional a cambio de obtener la simbólica legitimación de su prospecto integracionista (ALBA), ideado como experimento con el que capitaliza economías foráneas (Cuba, Bolivia, Argentina...) a la vez que descapitaliza la economía del país dentro de una relación de intercambio asimétrico.Entre crecimiento y desarrollo–Podría resultar no clara la relación entre el ascenso de la economía y los frutos sociales de su crecimiento. ¿Es que acaso, según la experiencia de estos años, se requiere en el país más que el aumento del PIB?–En estos mismos años, en que la exuberancia del gasto público determina el creciente espesor financiero de la economía, un enfoque de amplio registro observa crecimiento pero no desarrollo, significando así una simple adición cuantitativa de la economía, una expansión económica sin equilibrio ni equidad, que mientras más se acelera se hace más improductiva y menos sostenible, tal como se advierte en el ciclo de la Venezuela actual, con los problemas y carencias que se acumulan continuamente, desafiando los frágiles arbitrios de gobernabilidad.–En cuanto a esta última afirmación, ¿se observan efectos del mal desempeño de la economía en el fuero de las instituciones políticas del Estado?–Puede parecer redundante decir que la mala calidad del crecimiento tiene una incidencia social casi siempre contrastable. Además de efectos políticos no siempre verificables. Imputable al patrón económico del gobierno es la incapacidad de transformar el crecimiento extensivo en crecimiento intensivo, con todas las secuelas que derivan de la ineficacia del propio paradigma, como el aumento de la pobreza extrema, creciente brecha de desigualdad, desempleo masivo, los estragos de la vida cara, el reparto regresivo del ingreso...–¿Cómo afectan esos flagelos al temperamento político de las instituciones estatales?–Son sensibles sus efectos en los estratos sociales carenciados, aunque no lo son más por las mediaciones populistas del régimen, cuando asume una política de asistencialismo con propósitos clientelares. Pero esta política, lejos de crear condiciones para producir riqueza sólo genera factores para reproducir pobreza. Alivia sus síntomas pero no combate su naturaleza. Persisten entonces las causas de la crisis de integración social que afecta el funcionamiento de las instituciones políticas del Estado.–Asunto previo a la estrategia del asistencialismo clientelar del gobierno, como se ha dicho, es el petróleo como fuente de enormes recursos fiscales. ¿Es cierto, a propósito del balance de esta industria, que el régimen ha convertido la gallina de los huevos de oro en la gallina de los huevos de plomo?–Lamento reconocer que esta es una metáfora sugerente. Esa mala metamorfosis remite al enfoque de tal industria como fuente de rentas y conflictos. A raíz de la huelga petrolera de 2002-2003, y la violenta destitución de 20.000 trabajadores, comenzó un ciclo regresivo del rendimiento de su explotación debido a su visible carencia de recursos humanos calificados, los mismos que antes operaran como generadores de plusvalías que capitalizan las inversiones territoriales petroleras. Declinó la capacidad productiva, mientras el mandatario, que confesaba ante el Parlamento haber provocado deliberadamente aquel conflicto, exhibía su arrogante ignorancia sobre la materia proclamando el petróleo como arma política del régimen.–¿Cómo explicar la paradoja de una industria que declina su rendimiento y a la vez proporciona recursos fiscales cuantiosos?–Pdvsa experimenta una caída continua de su rendimiento y es ilógicamente transformada en una empresa más tributarista que productiva. Aludir a la poca sustentabilidad de esa industria, que percibe ingentes recursos externos pese a su productividad decreciente, significa tanto como predecir las contingencias que amenazarían su explotación si la cotización del crudo bajara a menos de 45 dólares por barril. La mencionada paradoja consiste en el poco rendimiento productivo de una industria favorecida por los altos precios del crudo, o una industria de baja productividad contrarrestada por la euforia del valor internacional de la energía.–¿Esa misma paradoja plantea la lectura de la situación de Pdvsa en otra perspectiva?–Otra lectura, planteada de inmediato sobre esa materia, se centraría en la perspectiva de la estatal a partir del diagnóstico de su situación presente, entendiendo que ésta se prolonga desde el conflicto huelgario hasta la declaración que ahora compromete a la empresa como aparato político del régimen. Desde aquel conflicto, la corporación opera sin plan concreto, ni rumbo definido, con altos costos de producción y cuantiosas pérdidas furtivas, contaminada de gravosos vicios administrativos, sin auditoría independiente ni control externo, como necesitando ahora mismo iniciativas de pronta reconstrucción.–¿Esto último puede entenderse como planteamiento de reconversión de la gallina de los huevos de plomo en la gallina de los huevos de oro?–Eso se entiende más cuando se observa que la baja productividad de tal explotación es síntoma de su deterioro estructural. Esa reconversión es lo que se propone de modo procedente con la reconstitución de Pdvsa, conforme a planes que nuevamente la tornen en corporación energética transnacional, con plataforma productiva y moderna inteligencia gerencial a tono con los patrones competitivos del mercado global de la energía.–En el país se desmejora la imagen de la industria a la luz de la administración que pervierte la generación y el empleo de la renta del petróleo. ¿Es posible explicar, en el caso venezolano, la relación funesta entre petróleo y corrupción pública?–Una relación directa, acaso no muy estricta, se observa entre los ciclos de rentabilidad del petróleo y los vaivenes de la corrupción administrativa en el país durante estos últimos años. Más precisamente se percibe que mientras aumenta la renta petrolera mayor es la incidencia de la corrupción en los dominios gubernamentales comprometidos en el financiamiento del proyecto político del jefe de gobierno. Así, en el entorno de afiliación al régimen, configurado para identificar y extender el escenario político de la llamada revolución bolivariana, desviaciones de grandes caudales públicos, retribuyen tanto los intereses clientelares que cobran facturas colectivas como las onerosas primas de lealtad reconocidas a comandantes de la FAN por su adhesión al poder instituido. Estas vertientes de malversación, que compendian una modalidad autoritaria del clientelismo, participan de la acumulación transgresiva de capitales (enriquecimiento ilícito) con ostensibles rótulos pretorianos, como es el caso del estamento militar que hoy usufructúa haberes formidables y privilegios de gracia por solo proclamar su afinidad con la investidura absolutista del Estado.
El Nacional
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