Libertad!

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domingo, 30 de marzo de 2008

La misología define al proceso…

Rafael Muci-Mendoza
En 2002, nuestro dilecto amigo, académico Doctor Blas Bruni Celli, sugirió a la Academia de la Lengua, incluir oficialmente en la lengua castellana la palabra misología y sus adjetivos respectivos misólogo(a). La palabra de marras tipifica el odio o aversión al diálogo o al razonamiento, y por extensión, el odio a la cultura, a la ciencia o a las artes en general.
Basta con hojear las credenciales de cualquier ministro presente o pasado de la ¨involución¨ que nos afecta, para tener idea cierta de su poca propensión al estudio y a la meditación fructífera, y de allí, lo poco pulimentado de sus cerebros. Una mente marginal nunca es incompatible con un título universitario: Comandantes de tropa –muchos, los últimos de su promoción-, choferes de autobús con apenas un bachillerato a medio terminar, ¨artistas¨ fracasados, medicastros ¨sistémicos¨ y economistas con anteojeras…
En el fondo subyace una envidia supina a la tenacidad porque pudiendo ser, nunca fueron. Y no lo fueron porque para ascender en la escala de valores del intelecto y el conocimiento, no basta la inteligencia, es tanto o más importante la llamada ¨stamina¨ de los anglosajones, definida como nervio, fibra o vigor, pasión por el estudio, por hacerse de una mente libre de prejuicios que propenda a la búsqueda de la verdad.
El comandante habla de todo y por saber de todo, de todo opina. Un coro de adulantes celebra sus impertinencias haciéndole creer que está ¨sobrado¨. El odio a la razón fue el primum movens para que el ministro del poder popular para la salud eliminara en julio pasado el Boletín Epidemiológico Semanal, publicado sin interrupción desde 1938, exquisito sensor de endemias y epidemias y orientador del médico práctico. Eliminado el Boletín, no existe más el dengue, la malaria ni la tuberculosis ¡Así de simple ante su preclaro cerebro! A no dudar, los misólogos del régimen promueven el subdesarrollo popular a través de la deficiencia proteica en la alimentación, la incultura traída por el desdén y la prepotencia, y la pobreza, pecado de lesa humanidad en medio de los mayores recursos poseídos jamás por un gobierno venezolano. La epidemiología no es parcela de decretos ni llamadas a ¡Firme!, es una ciencia que previene con el conocimiento y el alerta…
Rafael Muci Mendoza

rafael@muci.com
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