Antonio Cova Maduro //
Hay que evitar como la peste que cada estudiante venezolano se vea tentado de ser un "chavecito"
Un poco a destiempo -pero extrañamente sincronizado con la estrategia que despliega el Despacho del arquitecto Farruco Sesto- el régimen se está metiendo, al mismo tiempo, con los diversos niveles de la educación venezolana, sin darse cuenta que en el estado de debilidad en que se encuentra, lo peor que puede hacer es intentar librar una guerra en diversos frentes, porque eso es de lo que se trata.
Ya sabemos que si hay algo que caracterice a la izquierda radical es su absoluto desprecio -y por ello mismo su absoluta ignorancia- de lo que es el juego político, o si prefieren una palabra más gentil, el esfuerzo por labrar consensos. La izquierda radical, además, tiene sus propios tiempos, sus propias oportunidades, que, por lo general, siempre están a espaldas de lo que la realidad grita a quien quiera oír.
Así, en el mismo momento que el propio Chávez ha dicho que se encaminan a una debacle electoral a fines de año, quienes hasta ahora bien poco han hecho en el difícil mundo de la educación, no se les ha ocurrido otra cosa que imponer un nuevo currículo en los primeros niveles de la educación, al mismo tiempo que tratar de forzar un paquete intragable a las universidades. ¿Es que quieren lío?
Más grave que lo simultáneo de las propuestas, es lo contradictorio de las mismas. Veamos por qué. En todas las carreras universitarias hay una queja unánime: cada día es peor el equipaje intelectual con el que llegan los bachilleres a la educación superior. Y no estamos hablando sólo de las ya proverbiales carencias en las ciencias duras, sino de la incapacidad asombrosa de estructurar un argumento, de la importante obligación de escribir en castellano, para decirlo en dos platos.Paja ideológica
¿Y qué se le ha ocurrido a los genios educacionales del proyecto chavista? Pues, ni más ni menos que inundar el currículo del bachillerato de paja ideológica, paja seca de paso, porque eso ya forma parte de los "archivos muertos" en las sociedades que nos precedieron en el experimento que aquí nos quieren imponer. Horas interminables -e inútiles, les aseguro- serán malgastadas en una indigesta y apresurada habladera "revolucionaria", dada por maestros y profesores que en lo absoluto creen en eso, mientras se deja de lado una formación sólida, que es lo que a gritos pide este país.Asombro
Y lo más asombroso de todo es que si algo mostraron la difunta Unión Soviética y China comunista una vez que se sacudió de la locura maoísta es que, si quieres echar pa'lante y montar un país al que no se pueda sojuzgar, no tienes más remedio que construir una sólida base profesional, y eso sólo se hace con una educación férrea y de alta competencia. No con paja ideológica. ¿A quién imita entonces la revolución chavista?
Los jóvenes tienen que ser diestros en el manejo de las matemáticas y tienen que saber hablar y escribir. Deben ser duchos a la hora de argumentar y de exponer sus ideas. Por eso, cualquier cosa que retarde esos logros es, en el mejor sentido de la palabra, contrarrevolucionaria. Cualquier distracción en tonterías que ya mostraron su inutilidad es la mejor manera de retardar nuestro desarrollo.
¿Significa eso que deba matarse la discusión y la preocupación entre los estudiantes por lo que pasa en el mundo, por los valores y conductas que este momento reclama de ellos? En lo absoluto. Pero no es el laboratorio, ni la biblioteca ni el aula de clases el espacio para dedicarse a eso. Cada vez que ello se ha hecho sale perdiendo la educación formal y más de cuarenta años dedicado a enseñar me dicen que, a mediano plazo, lo que más pierde es precisamente lo que se dice querer propiciar.
Estudiante que en vez de leer, estudiar, investigar, vive dedicado a hablar, hablar y seguir hablando de "los problemas del mundo y del país", rápido se agota y cae en el discurso devenido sonsonete de Hugo Chávez, que ya cansa y nada nuevo ofrece. Si algo hay que evitar como la peste es que cada estudiante venezolano se vea tentado de ser un "chavecito": lengua y lengua, sin salsa ni sustancia. ¡Dios nos libre!
El tal Ministerio de la Educación Superior quiere imponer una política de "puerta franca" en las universidades, sin entender que eso contradice la esencia misma de la universidad y ella responderá para evitar ese cepo. Tiene que hacerlo y lo hará si quiere seguir siendo una universidad y no un Mercal de títulos a troche y moche. Pero, además, el país espera que ella, una vez más, le ponga un parao a la barbarie disfrazada de pedagogía excelsa.
antave38@yahoo.com
El Universal
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