Pragmatismo vs Lucha Sobre la Base de Principios
En un presente cada vez más intenso en lo que a lucha por libertad se refiere vemos como otro país vive una protesta, un enfrentamiento entre una posición basada en principios y su reverso, es decir otra que es la negación del respeto a los derechos humanos. En este caso hablamos de la lucha entre Tibet, representado por el Dalai Lama y monjes budistas por un lado, y por el otro, China, país comunista, nueva potencia económica a la que el mundo le rinde pleitesía. El dinero habla en voz más alta y hay más oídos prestos a escuchar a aquellos que detentan el poder económico, que aquellos que detentan el poder moral.
Sin embargo todavía hay algunas voces cuyo mensaje es el de la dignidad. China que será el país anfitrión de las próximas Olimpíadas había contratado al director de cine Steven Spielberg, para el diseño de la función de inauguración del magno evento. El director de cine prefirió retirarse y perder un contrato millonario como forma de protesta al apoyo dado por el nuevo gigante de la economía a los gobernantes en el caso de Darfur en Sudán, cuyos habitantes sufren la ignominia de la violación de sus derechos humanos.
¿Dónde radica la diferencia humana entre quienes encaran el presente con tan diferente posición? Hay quienes toman el pragmatismo como camino, es decir resolver la necesidad de hoy de la forma más fácil aunque signifique echar a un lado aspectos fundamentales de la ética.
Por otra parte hay quienes sobre la base de principios, escogen el camino de la lucha contra los más férreos obstáculos, a pesar de todas las dificultades para construir un mundo mejor, cualquiera que sea el campo de batalla elegido.
La diferencia en el camino a tomar está en como se entiende el presente. Para aquellos que entienden el presente como el simple paso del tiempo para llegar de cualquier forma al mañana, y, después ver como se enderezan las cargas, la solución de los problemas es el pragmatismo ciego.
Aquellos que entienden el presente como el camino de la fe que hace posible al accionar humano transformar la esperanza en realidad, están construyendo un mundo mejor para el futuro. No es un camino fácil, está lleno de escollos y piedras, pero sin duda alguna deja tallado en el alma de los ciudadanos un aprendizaje más valioso que cualquier divisa.
La gran mayoría ciudadana no entiende el verdadero valor de la moral, ni asimila que cualquier lucha sin ética carece de fuerza. La verdad tiene que ser dicha ya que, el silencio como respuesta por muy elocuente que sea es cobardía.
Si bien es cierto que una lucha de larga duración conduce a un desgaste progresivo, a un cansancio que invade a individuos y pueblos, también es cierto que tranzar con el mal destruye las cimientes de una sociedad sana, aunque en apariencia sea más cómodo y ponga a la disposición de los ciudadanos una cosecha pírrica.
Aceptar como dádiva en el presente lo que nos corresponde por derecho, es sembrar la miseria que será cosechada por las nuevas generaciones en el futuro. Al proceder de esta forma estamos formando hombres y mujeres sin conciencia de país y responsabilidad social, solo estamos produciendo una masa de mendigos capaces de vender su patria por un plato de lentejas.
Aceptar en el presente con un silencio cómplice la corrupción, el saqueo de las arcas de la nación por parte de sus gobernantes, la incapacidad administrativa como forma de trabajo, estamos dando validez a la deshonestidad como forma del accionar público.
Aceptar la falta de respeto, al permitir que la desmoralización ciudadana sea el producto del discurso de los gobernantes es darle curso a la canallada como forma de relación. Nada bueno puede resultar de tal proceso de comunicación.
Mercedes Montero
Enviado por Mercedes Montero
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