Nace una estrella

Elides J. Rojas L. //
Las palabras más serias del liderazgo revolucionario terminan en carcajada general
Algo le está pasando a la furia roja. Después de poner la cómica con la guerra de Ayacucho 2008 y cerrar la fiesta de Santo Domingo entre abrazos, cohetones y cumbia, apareció la otra cara del proceso, esa que dejan salir cada vez que cogen palo.
Es la misma del 4 de febrero que decoró la más gloriosa de las rendiciones. La misma que besa crucifijos en La Orchila. La misma del por amor que sirvió de anzuelo para las elecciones del 2006. La misma que se paseó por Venezuela para vender la reforma. La misma que usan ahora para intentar mejorar esos numeritos tan feos que los colocan como el más impopular y peligroso movimiento de la región.
Y, ciertamente, algo les está pasando. Dejarse meter ese multitudinario concierto fronterizo por la paz con cobertura mundial y clarísimo mensaje antimilitarista, sin lanzar el contraconcierto socialista, evidencia que los aguerridos camaradas están perdiendo esa capacidad para promover el fastidioso recurso de la neutralización mediática.
Es notoria la debilidad de quienes más bien se caracterizan por el brollo, el pleito, el insulto, la vulgaridad, el belicismo, la intriga y la grosería. Es que hasta se ve ridículo un hombre disfrazado de militar, con casco y todo, hablando de paz y amor. Y eso de decirle a Uribe desde mafioso hasta asesino para pasar, luego del ratón de las encuestas y los papeluchos de la computadora del querido Raúl Reyes, a tratarlo como hermano del alma; es, por decir lo menos, un asunto que parece sacado de un guión de Radio Rochela. Y después les extraña a sus expertos asesores comunicacionales que últimamente todo lo que diga el líder intergaláctico sea motivo de risa y se perciba, no como algo serio, sino como una payasada más. En este momento, a punta de desplantes, embustes y cancioncitas, el duro militar logró posicionarse como un cómico bastante aceptable. No es de los que matan de risa por contrastes inteligentes. Es del tipo que divierte por su torpeza, aunque muchas veces la gracia esté al borde de la tragedia. Como los tortazos, golpes, caídas y empujones de los Tres Chiflados.
Tiene un excelente repertorio de payasadas. Cuando le mete al canto es insuperable. Bailar rap, después de hacer una declaratoria de guerra y con casi 54 años encima, es una rutina más que graciosa. Decirle a la esposa en cadena de televisión "esta noche te doy lo tuyo" no se le había ocurrido ni a Joselo en sus tiempos de oligarca. Es muy cómico cuando se pone a pontificar y a citar los mismos libros y autores con ese tono que ni Uslar Pietri. Eso de que iba a jugar rojo con la oposición fue realmente magistral. No se le acerca en ingenio y creatividad ni el otro cómico de VTV, perfecto compañero para El show de la risa. El minuto de silencio en homenaje a Raúl Reyes es para repetirlo hasta el desmayo.
Un buen cómico, sin duda.
erojas@eluniversal.com