Carlos Augusto González //
El socialismo de la URSS y de Cuba resultó un fracaso. Setenta años en el primer caso y en el otro van por cincuenta y contando. Sin embargo, el actual régimen que nos desgobierna, personalista, militarista y casi totalitario, insiste en eso, a pesar del rechazo popular del 2D del año pasado. Por otra parte, China es una demostración palpable de la rectificación al respecto, al menos en términos de producción y economía. Basado en esa premisa y haciendo uso del privilegio venezolano de que cualquiera sabe de todo, voy a darle consejos a los políticos de oposición, aunque, como me decía mi abuela, "No le des consejos al que no los está pidiendo".
Para las elecciones del próximo Noviembre, la campaña electoral debería estar basada en dos aspectos fundamentales. El primero es el de las promesas incumplidas, con las cuales se ha engañado a muchos y manipulado la buena fe de una buena porción de compatriotas. El segundo es justamente el evidente sesgo militarista-totalitario-personalista.
Vamos con el primero. Hay que recordarle a la gente lo de "Becas para estudiantes con mi sueldo". Universidades en Miraflores y La Guzmania. Eje Orinoco-Apure. Lucha contra la corrupción. (¿?) La belleza que iba a ser Vargas luego de la reconstrucción. Cultivos organopónicos. Gallineros verticales. Mesa de negociación y acuerdos. Gasoducto del Sur. Etc. Todos los candidatos de oposición deberían homogeneizar su discurso alrededor de esas promesas incumplidas. Podrían usar como lema la copla aquella:Dos camisas tengo yaDos camisas que lavarUna que me han prometidoOtra que me van a dar.
De manera que cuando a la gente le vengan a prometer nuevas mentiras, solamente haya que recordar la primera frase, "Dos camisas tengo ya…" Lo demás, con una buena campaña, estará en la memoria colectiva.
El segundo aspecto es todavía más fácil. La oposición no es homogénea, lo cual es obvio y normal en cualquier sociedad. Por eso en la campaña hay que demostrar que la oposición de "izquierda" tolera y en muchos casos apoyará a la oposición de "derecha" y viceversa. Por su parte, los "revolucionarios" gobierneros tampoco son una sola corriente, como lo demostró el fracaso del partido único, que no cuajó. Pero en su campaña tendrían que defender unánimemente la ejecutoria de su "amado líder" en estos diez años, cosa cada día más difícil, y encima pretender que todos están de acuerdo con esta "revolución" de pacotilla.
En otras palabras, es fácil demostrar en el discurso y en la práctica que los verdaderos demócratas no apoyan esta farsa militarista-totalitaria-personalista. Esa actitud le gusta a casi todos los venezolanos y garantiza éxito en las elecciones. No es cuestión de uniformidad sino de unidad de propósito para rescatar al país de las garras de estos militares saqueadores. Preferible, pero no necesariamente, un solo candidato por alcaldía y gobernaciones. He dicho.
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